AI concluyó que las malas condiciones socioeconómicas en Honduras, Guatemala y El Salvador, con un entorno cada vez más violento, están "obligando a una cifra récord de personas a huir" mientras las autoridades siguen "sin reconocer la magnitud" del problema.
Tegucigalpa. La violencia creciente y generalizada en Honduras, Guatemala y El Salvador está alimentando una crisis de refugiados sin precedentes en la región que los gobiernos de estos países centroamericanos no parecen dispuestos a reconocer, dijo este viernes la organización no gubernamental Amnistía Internacional.
Tras una investigación en los tres países, conocidos como el Triángulo Norte de Centroamérica, AI concluyó que las malas condiciones socioeconómicas con un entorno cada vez más violento están "obligando a una cifra récord de personas a huir" mientras las autoridades siguen "sin reconocer la magnitud" del problema.
"El Salvador, Guatemala y Honduras se han convertido prácticamente en zonas de guerra en las que las vidas parecen prescindibles y en las que millones de personas viven con el terror constante de las maras o las fuerzas de seguridad", dijo el secretario general de AI, Salil Shetty, en la presentación del informe "¿Hogar dulce hogar?" en la capital hondureña.
Shetty dijo que más de 17.500 personas fueron asesinadas en 2015 en los tres países, considerados de los más peligrosos del mundo fuera de las zona de guerra, según cifras oficiales, un ocho por ciento más que en 2010.
Las peticiones de asilo de estas tres naciones -en su mayoría a Estados Unidos- se dispararon casi un 600 por ciento en los últimos cinco años a 56.097 nuevas solicitudes en 2015, y en ese mismo lapso las deportaciones desde México aumentaron casi un 180 por ciento, según el informe de AI que cita cifras del ACNUR y de las autoridades mexicanas.
La presión llega hasta la frontera sur de Estados Unidos, donde más de 68.000 familias de la zona fueron detenidas en el ejercicio fiscal 2016 que cerró en septiembre, un 100 por ciento más que el año anterior, mientras la aprehensión de menores de edad no acompañados aumentó un 52 por ciento a 54.052, según datos migratorios estadounidenses recopilados por AI.
Según AI, se está "generando una de las crisis de refugiados menos visibles del mundo", con familias enteras que se ven forzadas a abandonar sus hogares por las amenazas de las pandillas que les exigen el pago de extorsiones o el reclutamiento de sus hijos. Para muchos, la deportación tras huir de estas situaciones puede suponer una sentencia de muerte.
"Pedimos a los gobiernos de Centroamérica que protejan a estas personas que huyen de la violencia y a los que regresan deportados a la violencia", dijo Shetty.
Además, la población también es víctima en ocasiones de las propias fuerzas de seguridad, cada vez más militarizadas en la región, bien por corrupción o porque en su "guerra" contra el crimen hostigan y hasta matan a los jóvenes señalándolos de ser parte de las estructuras pandilleras.