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Análisis: ¿Romney y Ryan dicen adiós al voto latino en elecciones de EE.UU.?
Lunes, Agosto 13, 2012 - 18:10

La selección de Mitt Romney como candidato a vicepresidente del legislador ultraconservador Paul Ryan caerá bien en la rígida base ideológica de los republicanos.

Washington. La elección de Mitt Romney de un compañero de fórmula aparentemente sin atractivo entre los estadounidenses de origen latino ha llevado a muchos a preguntarse si el candidato presidencial republicano se ha dado por vencido en su búsqueda por conseguir el voto hispano.

La selección de Romney como candidato a vicepresidente del legislador ultraconservador Paul Ryan caerá bien en la rígida base ideológica de los republicanos, pero no servirá para ganarse al segmento de más rápido crecimiento del electorado estadounidense.

En promedio, cada día cerca de 1.600 latinos cumplen 18 años, la edad en que uno puede comenzar a votar, y para el 6 de noviembre unos 22 millones estarán en condiciones de emitir su voto.

Romney es consciente de la importancia electoral de este sector: en abril, dos periodistas lo escucharon hablar sobre el tema en un encuentro a puertas cerradas con donantes en Palm Beach.

En esa ocasión, según los periodistas que lo escucharon, su mensaje fue sin pelos en la lengua: el fracaso en conquistar más latinos "sienta un mal presagio para nosotros". Desde entonces, la campaña de Romney intensificó sus esfuerzos para cortejar a este grupo con avisos por televisión y un sitio en español.

Esa estrategia no logró estrechar la amplia brecha en el apoyo de los latinos respecto de su rival, el presidente Barack Obama. En julio, un sondeo mostró que un 23% votaría por Romney y un 67% por Obama. Si bien el apoyo por el republicano ha venido cayendo, el del actual mandatario se mantuvo estable. El presidente obtuvo un 67% del voto latino en el 2008.

La popularidad de Romney entre los votantes latinos es la peor para un candidato presidencial republicano desde 1996 y varios expertos de ambos lados del espectro político han estimado que necesitaría más de un 30% del voto latino para ganar.

Todo esto hace que la elección de Ryan sea desconcertante. De todos los compañeros de fórmula que Romney podría haber elegido, Ryan es el menos propenso a atraer el voto latino.

"Haber elegido a Ryan significa que está dando la espalda a los latinos", dijo Fabián Núñez, un analista político demócrata de la cadena latina Univisión.

Andrés Oppenheimer, periodista especializado en asuntos latinoamericanos, dijo que Romney había perdido una gran oportunidad para elegir un vicepresidente que atrajera a los latinos. "Pareciera que la campaña de Romney se ha rendido completamente en el tema del voto hispano", afirmó.

Ryan se elevó al firmamento del Tea Party en la Cámara de Representantes como autor de planes fiscales que desintegrarían el sistema de seguridad social sobre el cual los latinos y los afroamericanos tienden a depender más que los blancos o los americanos de raíces asiáticas.

Las visiones de Ryan sobre el rol del Gobierno han sido inspiradas por la obra de Ayn Rand, la santa patrona del capitalismo salvaje.

¿Parásitos? En su libro más conocido, "Atlas Shrugged", la polémica filósofa traza una visión de un mundo donde "el dinero es la raíz de todo lo bueno" y sostiene que aquellos que esperan que el Gobierno resuelva sus promesas son parásitos.

En un discurso pronunciado en el 2005, Ryan describió a Rand como la pensadora que lo llevó a involucrarse en el servicio público.

Desde entonces, ha tomado distancia de esa declaración, en una revisión de su historia personal que se parece a los hábitos de Romney, quien ha buscado alejarse de la reforma al sistema de salud que impulsó cuando era gobernador de Massachusetts.

Esta reforma es prácticamente idéntica a la que impulsó Obama y a la cual los republicanos fustigan como un paso hacia el socialismo.

Será interesante ver cómo Romney y Ryan planean vender su visión del país a los estadounidenses de menores ingresos, dado que sus propuestas consisten mayormente en reducir el tamaño del Gobierno, en bajar impuestos a los ricos y en disminuir los servicios sociales.

La elección de Ryan da por seguro que el tramo final hacia las elecciones del 6 de noviembre será una batalla ideológica en torno al rol del Gobierno.

"Este es un debate que los republicanos en el pasado casi nunca han ganado cuando lo han puesto de frente a los votantes", escribieron John Harris y Mike Allen en un análisis para el influyente sitio web de noticias Politico.

Eso es verdad para el electorado general, pero más incluso para los latinos, que desde 1972 han votado mayoritariamente al candidato presidencial demócrata.

El porcentaje más alto para un republicano en esos 40 años lo alcanzó con un 44% George W. Bush, un enérgico defensor de una reforma migratoria que abriría el camino a la legalidad para millones de inmigrantes sin papeles.

En inmigración, el segundo tema que más preocupa a los latinos después del empleo, Romney se mostró como un tipo contrario a la inmigración durante los debates para las primarias republicanas, que por momentos parecían un concurso para ver quién sonaba más duro en este tema.

Oposición clave. Tanto Romney como Ryan se oponen al Dream Act, una legislación actualmente estancada en el Congreso que daría residencia permanente de manera condicional a inmigrantes ilegales que hayan llegado al país de la mano de sus padres.

Obama tampoco se ha casado con los latinos en materia de inmigración. Primero, rompió su promesa de campaña de impulsar una reforma migratoria integral durante su primer año en el poder.

Luego, permitió deportaciones masivas de inmigrantes ilegales en una escala sin precedentes. Estos procesos, que promediaron los 400.000 por año, resultaron en la separación de miles de niños nacidos en Estados Unidos (y por lo tanto ciudadanos estadounidenses) de sus padres indocumentados.

En junio, el presidente, claramente con un ojo puesto en su reelección, anunció en junio que su gobierno dejaría de deportar inmigrantes ilegales que hayan ingresado al país cuando eran niños. Según un decreto, las personas que entraron a Estados Unidos con menos de 16 años están en condiciones de recibir un permiso de trabajo por dos años si cumplen ciertos requisitos.

Cómo eso se traduce en votos adicionales se conocerá el 6 de noviembre. Aquellos afectados -cerca de 800.000- no pueden votar, pero sus amigos y familiares que son ciudadanos sí pueden hacerlo y es poco probable que lo hagan por la fórmula Romney/Ryan.

Autores

Reuters