El presidente de Estados Unidos ha dicho que Bruselas es un “infierno”, debido a la cantidad de musulmanes que viven en Europa. A pesar de su desprecio por la Unión Europea, Trump igual hizo una corta visita.
Una gigantesca y blindada limusina se detiene en el patio del Consejo de Bruselas, mientras el anfitrión, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, visiblemente nervioso espera a que los guardias de seguridad abran la puerta del auto. Donald Trump sale y se dirige a darle la mano a Tusk. Un fuerte apretón delante de las banderas como es la costumbre. Tusk y Trump pasan al edificio, donde los espera el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Se toman una foto grupal, en la que los rostros muestran tensión.
Desde el principio esta visita estuvo cargada de expectativas negativas. Donald Trump piensa que el "brexit" es "fantástico" e incluso se ha autonominado "Mr. Brexit". Por otro lado, la antipatía de los políticos europeos hacia Trump no ha tenido disimulo. Y cerca de diez mil manifestantes demostraron en Bruselas el miércoles pasado que "Trump no es bienvenido". La UE y Donald Trump, mayor contraste imposible, es algo que también se aplica al almuerzo entre el presidente estadounidense y el mandatario francés, Emmanuel Macron. Macron, el que prevaleció en la elección presidencial con un programa decididamente proeuropeo, contrario a la política de derecha representada por Marine Le Pen y seguida por Trump. Hay que recordar que la victoria de Macron fue para los representantes europeos una esperanza de que el giro hacia la derecha que se estaba dando en Europa después del triunfo de Trump ya ha pasado su punto más alto.
Dos mundos que chocan. Bajo estas circunstancias es casi un milagro que Trump haya hecho una visita a la UE, aunque fue muy corta y sin rueda de prensa posterior. Trump, Tusk y Jean-Claude Juncker tuvieron una hora para tratar los problemas más importantes de la política mundial, un encuentro que tiene poco más que simbólico.
Quizás en el problema más acuciante, la lucha contra el terrorismo islámico, hay cierta cuota de unidad. Luego del atentado de Manchester, dijo: "cuando ves algo así te das cuenta de lo importante que es ganar esta pelea y vamos a ganar”. Pero la lucha en el sentido militar es el tema del próximo encuentro de la OTAN en Bruselas.
Los Trump en Bruselas. Los representantes de la UE y el presidente estadounidense no tienen muchas cosas en común. Una cuestión importante es la protección del clima. Los europeos temen que Trump anule el acuerdo de París; Trump a menudo ha hecho comentarios en esa línea. Sin embargo, la UE todavía espera que cambie de parecer. Lo mismo ocurre con la política comercial, pero no importa cuál sea el tema. Trump parece, en contraste con su primera semana en la Casa Blanca, más aliviado. Durante su primer viaje presidencial al extranjero los tuits violentos han cesado y a cambio ha escrito más mensajes con ánimo de estadista. Después de su reunión con Trump, el ministro belga, Charles Micher, dijo: "hay que mantener un fuerte lazo entre Estados Unidos y Europa”.
Tusk: "primero los valores”. El interés común, con eso buscan apelar los representantes de la UE a Trump. Tusk tuiteó que quería convencer a Trump del "mundo libre” debe trabajar en conjunto para evitar que el actual orden mundial colapse. Luego de su encuentro con el presidente de Estados Unidos, Tusk hizo un balance: sobre el conflicto en Ucrania y la lucha contra el terrorismo hay acuerdo. No así en comercio y cambio climático. Tusk finalizó diciendo "valores y principios primero", en referencia al lema presidencial de Trump "Estados Unidos primero".
Como capital de la Unión Europea, el "infierno” de Bruselas es utilizado probablemente más que cualquier otra ciudad europea para recibir como huéspedes a altos funcionarios de Estado extranjeros. Sin embargo, el contingente de seguridad desplegado debido a la visita del impopular y controvertido Trump, unos días después del ataque en Manchester, no tiene precedentes. La ciudad llena de policías fuertemente armados, carreteras y estaciones de metro cerradas. Si no fuera un día feriado, este jueves la situación del tráfico sería aún peor. Bruselas sería, al menos viendo las conexiones del transporte, como un infierno.