"Hay elementos de guerra civil, pero es más una insurrección armada, ya que los grupos separatistas son minoritarios y no cuentan con un amplio apoyo entre la población", aseguró a Efe el experto militar ruso Pável Felguengauer.
Moscú. Ucrania, escenario desde hace días de violentos combates en dos ciudades de la región minera de Donetsk (este), se debate entre una insurrección armada que intentan aplastar las fuerzas gubernamentales y la amenaza de una guerra civil.
"Hay elementos de guerra civil, pero es más una insurrección armada, ya que los grupos separatistas son minoritarios y no cuentan con un amplio apoyo entre la población", aseguró a Efe el experto militar ruso Pável Felguengauer.
Las milicias insurgentes prorrusas han convertido a las regiones de Donetsk y Lugansk en sus plazas fuertes, y han proclamado sendas "repúblicas populares" separatistas en ambos territorios limítrofes con Rusia.
No obstante, aunque han proclamado su intención de convocar este domingo un referéndum separatista y de crear un Estado independiente que se llamaría "Novorossia" (Nueva Rusia), no han logrado propagar la sublevación armada a otras regiones del sureste.
Aunque no puede presumir de grandes victorias, Kiev ha logrado arrinconar a los milicianos en dos pequeñas ciudades de Donetsk -Slaviansk y Kramatorsk-, escenario de combates en los que los rebeldes han demostrado estar bien pertrechados y adiestrados.
"Aún no es una guerra civil, ya que el país no está dividido en dos bandos. Además, el Ejército ucraniano no quiere víctimas entre la población civil, ya que eso daría argumentos a Rusia para la invasión", comentó a Efe Gueorgui Chizhov, jefe del Centro de Tecnologías Políticas de Ucrania.
En su opinión, las fuerzas gubernamentales no planificaron bien la operación antiterrorista, como la llama el presidente interino, Alexandr Turchínov, quien ha llegado a poner en duda la lealtad de algunas unidades militares.
"El 3 de mayo el Ejército tuvo que suspender la ofensiva cuando se dieron cuenta de que los milicianos disparaban desde edificios de viviendas. Es evidente que en Slaviansk se necesitan fuerzas especiales, no tropas regulares", comentó Chizhov.
Según el ministerio del Interior, los rebeldes contarían con menos de un millar de efectivos en Slaviansk, entre los que figurarían veteranos de los Ejércitos soviético, ruso y ucraniano, y mercenarios de Chechenia, Crimea y otros lugares de Rusia.
Felguengauer cree que el problema no radica en los irredentos milicianos, sino en la desmoralización de las Fuerzas Armadas y de los órganos de seguridad.
"Entre los milicianos hay miembros de los servicios secretos rusos, además de instructores, pero el problema es que las estructuras de seguridad ucranianas están llenas de agentes rusos", dijo.
Con respecto a los sublevados, el experto considera que no están capacitados para más que desestabilizar la situación en varias ciudades aisladas del este ucraniano.
En cambio, el general soviético Leonid Ivashov, actual jefe de la Academia de Ciencias Geopolíticas de Rusia, considera que Ucrania "ya se encuentra en medio de una guerra civil que se propagará por todo el país si Kiev no suspende la ofensiva militar en el este".
"La paz no es posible. Los ucranianos del este nunca reconocerán como legítimo al Gobierno de Kiev. Además, el Ejercito se niega a combatir contra su propio pueblo y los soldados han sido sustituidos por ultranacionalistas que se visten de militares", aseguró a Efe.
En su opinión, Estados Unidos ha provocado el actual conflicto con el fin de obligar a Rusia a invadir territorio ucraniano y tener la excusa perfecta para desplegar tropas de la OTAN junto a las fronteras rusas.
"EEUU puede frenar la guerra con una sola orden. Lo que pasa es que quiere desestabilizar la situación en Ucrania para provocar a Rusia a enviar tropas al vecino país. Ese es su plan", opina.
Ivashov considera que la comunidad internacional debería enviar tropas de pacificación bajo la égida de la OSCE, ya que si no, lo hará Rusia.
"Rusia nunca invadirá Ucrania, pero si podría enviar, primero observadores militares y después tropas de paz para mediar entre ambos bandos. No serían sólo tropas rusas, sino de los países que integran la alianza militar de la CEI (la comunidad postsoviética) o de la Organización de Cooperación de Shanghái", señaló.
La sublevación prorrusa amenaza con abortar las elecciones presidenciales convocadas para el 25 de mayo, respaldadas por EEUU y la Unión Europea y criticadas por Rusia.
"Es un problema, pero no creo que los separatistas tengan fuerza para boicotear las elecciones en todo Donetsk y Lugansk. Eso sí, es posible que en varias ciudades no se abran los colegios electorales", apuntó Chizhov.
Para Kiev las elecciones son cruciales, ya que de ellas depende la legitimidad de la autoridades que derrocaron en febrero al presidente Víktor Yanukóvich y, lo que es más importante, la concesión de ayuda financiera.
"Si no hay elecciones, los actuales dirigentes serán tachados de usurpadores. Además, si no hay un presidente electo y un Gobierno estable, ningún país, ni EEUU ni la Unión Europea, y tampoco el Fondo Monetario Internacional asistirán a Ucrania", destacó.
Felguengauer cree que la votación se celebrará, ya que la sublevación armada "va para largo", aunque Rusia no reconocerá en ningún caso los resultados electorales.
"La comunidad internacional sí reconocerá los resultados, aunque Kiev no haya aplastado la sublevación armada. Pero es que Rusia ni siquiera reconoce a la nación ucraniana. El presidente ruso, Vladímir Putin, insiste en que el ruso y el ucraniano son un mismo pueblo", resaltó.