Tras la anulación de una medida cautelar este viernes que bloqueaba el nombramiento de Lula da Silva como ministro, César Ross, analista del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago, sostiene que “la hipótesis de que Lula está muerto políticamente no es tan simple”.
- ¿Lula tiene opciones de volver como ministro tras su breve nombramiento?
- Tengo la impresión de que por la necesidad política mutua que se tienen entre Dilma y Lula, hay una posibilidad grande que Lula sí asuma como jefe de Gabinete de Dilma Rousseff. Y si bien es cierto que hay una gran movilización en las calles contra la decisión de nombrarlo, también es cierto que Lula conserva un enorme capital político, que son los segmentos más populares y que no ha tenido un gran protagonismo, hasta este momento. No hay que olvidar que en el período presidencia de Lula salieron 20 millones de personas de la pobreza y ahí está la gran capacidad de maniobra política que Lula ha demostrado en el pasado, que es de una larga trayectoria y que lo ha demostrado en diversas instancias de su carrera.
- Pero su situación es compleja, partiendo por las manifestaciones masivas que hay reclamando por su nombramiento como jefe de gabinete.
- Cuando uno ve las manifestaciones, te das cuenta que no corresponden a manifestaciones del pueblo. Es como las manifestaciones que se armaron en Chile en 1998 frente a las embajadas de Inglaterra y España cuando Pinochet estuvo detenido en Londres. Eran grandes, pero no veías al pueblo. En un país de 200 millones de habitantes, que salga un millón a la calle no te dice lo suficiente desde un punto de vista político. Lula tiene aún una gran carta guardada, similar a lo que sucedía en Argentina o Venezuela en su momento: sacar a sus simpatizantes a las calles.
Hablando con un par de colegas brasileños este viernes esta situación de protestas en los últimos días más bien tiene que ver con una situación del siguiente escenario presidencial, por eso están tratando de contener a Lula, se busca descreditarlo. Ahora, esto, sin perjuicio del mérito que las protestas tengan.
- ¿Cómo así?
- Yo he estudiado durante mucho tiempo la relación entre la corrupción y el desempeño de la economía. Con Gilmar Maciero, que es profesor de la Universidad de Sao Paulo, discutía a propósito del punto que en el caso de China, Japón y Corea del Sur, hay casos de corrupción bastante grandes y evidentes, sin embargo no tienen una relación tan directa, los gobiernos en Corea y Japón caen y todo sigue funcionando, en el caso de Latinoamérica y de Brasil es distinto. Yo le decía, ahora que ha aparecido la corrupción y la delicada situación económica en Brasil y él me dijo, ‘no, no, espera…en el caso de Brasil el tema de la corrupción es endémica´ y lo que pasó en la caída de Collor de Melo en 1992 es porque la riqueza no se repartió entre todos los que esperaban que sí se hiciera: Collor de Melo lo que hizo fue concentrar los dividendos de la corrupción y los que quedaron fuera de la fiesta, lo defenestraron. La corrupción en Brasil no es algo nuevo –como uno pensaba en el caso de los socialistas en España- y parece que la dinámica de los conflictos por corrupción ha tenido que ver con si se concentra o distribuyen los dividendos de la corrupción. En el caso de gobierno de Dilma y los anteriores de Lula, el tema corrupción está asociado a la empresa emblema de país, Petrobras, lo que ha hecho que la gente, estando más informada, se escandalice, pero en la contraparte está en el discurso del PT, que de manera muy centrada y delicada responde diciendo ‘hey, tenemos este problema de corrupción, pero somos los que sacamos a millones de la pobreza y la corrupción siempre estuvo aquí´.
Entonces hay un tema que afecta a Lula con el tema Petrobras, está tratando de desempolvarse, pero hasta que no lo lleven a juicio, él puede defenderse con que eso es solo una hipótesis. En el caso de Dilma, hay una incompetencia de gestión que es bastante notoria y el negocio de ella es ese: traer de regreso a Lula para aportar liderazgo y estabilidad a su administración, pero Lula le pide ayuda para no ir a la justicia ordinaria y ver esto solo en el ámbito de la Corte Suprema para así ganar tiempo y poder hacer una buena defensa. Con lo que pasó esta mañana - un tribunal brasileño anuló una medida cautelar que bloqueaba el nombramiento de Lula da Silva como ministro, aunque hay otra que se mantiene- es probable que la hipótesis de que Lula está muerto políticamente no sea tan simple y cuente con el espacio para entrar al gobierno.
- Perdón, pero eso solo en el escenario que Lula no llegue a tribunales, si llega, el escenario cambia radicalmente.
- Así es, pero esto es como las conspiraciones denunciadas por Michael Moore en sus películas: Washington sabía de antemano del ataque terrorista a EE.UU y no hizo nada. En el caso de Lula, hay mucha gente interesada en perjudicarlo y que ha trabajado intensamente en busca de información que le ayude en ello, a llegar a un juicio. Por eso mi hipótesis es que hay corrupción, pero hay que demostrar que hay enriquecimiento ilícito, que hay lavado de activos y hay que tener más elementos que la simple posesión de un par de propiedades cuestionadas en su origen.
- ¿Ve poco probable la concreción de un juicio?
- Con la información disponible hasta este momento, es difícil, ahora, si lo veo posible si las manifestaciones se intensifican y los partidarios de Lula no salen a las calles, ese silencio sería decidor en su suerte. Por otro lado, tampoco hay que olvidar que es difícil la concreción de un juicio con el poder que tuvo Lula y la justicia brasileña no da garantías de que pueda llevar eso hasta el final, la desestimación de esta mañana es una señal de eso. Tampoco hay que olvidar que el PT y el gobierno de Dilma lo buscan blindar, pero a un costo razonable: si la situación se vuelve ingobernable, no lo continuarán sosteniendo.
- ¿Cómo afecta a Lula un posible juicio político a Dilma?
- Un juicio político no es tan improbable y eso complicaría la opción de Lula, tanto de ministro como futura carta presidencial. Esto, a no ser que haya un consenso de que escalar aún más la crisis puede provocar un daño concreto cuyo costo sea mucho mayor que darse el gusto de bajar a una presidenta. Es parecido a lo que pasó con la administración de Bill Clinton, cuando los republicanos se dieron cuenta –tal como lo dijo el Washington Post- de que el daño de bajar al presidente era mucho mayor que el beneficio que se obtenía haciéndolo renunciar y juzgándolo públicamente, es un cálculo difícil de dimensionar en este momento…yo creo que si hay argumentos para hacer una acusación contra la presidenta ya lo hubieran hecho…podría ser que ahora tengan los votos y además la situación de Lula haga el panorama más agraviante y propicio. Pero también no es menos cierto que eso no es sinónimo de éxito: puede ser que hayan parlamentarios que sí están con Lula, pero no con Dilma, y no están dispuesto a avanzar en un impeachment en su contra porque está Lula y Lula volvería a gobernar, aunque no esté de presidente.
Como sea, hay que tener claro que estamos frente a un juego de tres tiempos: el primero es el reclamo de la ciudadanía contra el gobierno de Rousseff por su mal desempeño y la figura de Lula por el tema de corrupción, el segundo tiempo es la relación política de Dilma y Lula, donde Lula aparece como el gran salvador y la oposición capta que es el gran momento para faenarlos a ambos y el tercer tiempo es que esto es una antesala a la próxima elección y lo que suele suceder en estos casos es que cada bando intenta destruir al candidato contrario antes que se transforme en candidato, y lula cuenta con grandes posibilidades para una elección futura...hasta ahora.