Sean Spicer, portavoz de Trump, comentó que el presidente electo ha dicho que las medidas se realizarían mediante órdenes ejecutivas.
Washington. Donald Trump no esperará a que el Congreso confirme a su gabinete para avanzar en sus promesas de retirar a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica y renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, dijo el jueves un portavoz del presidente electo.
Trump, quien asumirá el poder el viernes, declaró en noviembre que notificaría la intención de Estados Unidos de retirarse del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por su sigla en inglés) en el "primer día" de su presidencia, afirmando que es "un potencial desastre para nuestro país".
Sean Spicer comentó a periodistas que Trump ha dicho que las medidas se realizarían mediante órdenes ejecutivas. "Así que creo que verán que esas cosas ocurrirán dentro de poco (...) No creo que vaya a esperar. Dejó claro que algunas cosas son enormes prioridades para él", sostuvo Spicer.
El designado de Trump para el cargo de Secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo el jueves que Washington puede renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que fue firmado por Estados Unidos, Canadá y México en 1994, de manera que beneficie a Estados Unidos y a México.
"Creo que la mayoría de la gente reconoce que el TLCAN se negoció hace mucho tiempo y deberíamos reabrir este acuerdo", dijo Mnuchin en su audiencia de confirmación en el Senado. "Soy optimista acerca de que podamos renegociar ese acuerdo (de manera) que sea ventajoso para nosotros y para México. Es un éxito asegurado para ambos países", agregó.
Un asesor del equipo de transición de Trump dijo a Reuters la semana pasada que el presidente electo no reviviría el TPP, que aún debe ser ratificado por Estados Unidos, sino que buscaría acuerdos bilaterales de comercio.
El TPP ha sido el principal pilar económico del giro del Gobierno de Barack Obama hacia la región de Asia-Pacífico de cara al rápido crecimiento de China.
Quienes han impulsado el acuerdo han expresado sus preocupaciones de que abandonar el proyecto, que requirió de años de negociación, podría fortalecer la posición económica de China en la región a costa de Estados Unidos.