En esa elección municipal la abstención alcanzó un 60% en el estreno del voto voluntario en Chile, la participación más baja desde el retorno a la democracia en 1990.
Santiago. Los chilenos se alistaban el domingo para sufragar en unas elecciones municipales para las que se pronostica una alta abstención, debido a un amplio rechazo hacia la clase política tras una serie de escándalos de corrupción y frustración con una economía que se desacelera.
El resultado de los comicios será un examen para el oficialismo y la oposición, cuyos posibles candidatos presidenciales para la elección del próximo año han participado activamente en la campaña municipal, entre ellos, los ex mandatarios Ricardo Lagos y Sebastián Piñera.
En el gobierno de la socialista Michelle Bachelet, cuyo apoyo roza un mínimo histórico, admiten que hay varias razones para que los 14,1 millones de electores habilitados puedan no sentirse convocados a votar en unos comicios en los que el sufragio es voluntario.
"Este domingo voy a escuchar con mucha atención la voz de los ciudadanos. Y creo que va a ser un llamado de atención", admitió la mandataria a un medio local.
Estos comicios se dan en medio del creciente descontento de los chilenos por las malas prácticas y el financiamiento irregular de empresas a políticos de varios partidos, a lo que se suma un caso de supuesto tráfico de influencias y delitos tributarios que involucró a la nuera de Bachelet.
"Desde los municipios podemos recuperar la confianza de los ciudadanos", dijo la ex candidata conservadora de la última elección presidencial Evelyn Matthei en el cierre de su campaña para la alcaldía de la comuna de Providencia en la capital.
La desconfianza y el escaso respaldo que muestran los sondeos hacia la coalición oficialista de centroizquierda (Nueva Mayoría) y a la de centroderecha (Chile Vamos) podría reflejarse en una histórica abstención el domingo, lo que añadiría un mayor suspenso a los comicios presidenciales del 2017.
La elección municipal es vista por el mundo político y analistas como un sufragio clave, ya que anticipa el mínimo de votación de los bloques o candidatos presidenciales para los próximos comicios.
Un fenómeno repetido en las últimas elecciones municipales es que el bloque que gana luego ha triunfado en los comicios presidenciales del año siguiente.
En la última elección municipal del 2012, la coalición conservadora del entonces presidente Sebastián Piñera fue derrotada y abrió el camino a la elección de Bachelet.
En esa elección municipal la abstención alcanzó un 60 por ciento en el estreno del voto voluntario en Chile, la participación más baja desde el retorno a la democracia en 1990.
La abstención podría subir además esta vez porque se cambió el domicilio de votación de 500.000 ciudadanos inscritos sin su consentimiento. La falla le costó la salida a la ministra de Justicia.
La crisis generada por el error en el padrón electoral y el fracaso en la tramitación de un proyecto en el Congreso para enmendar la situación, obligaron a Bachelet a realizar su tercer ajuste ministerial en lo que va de su mandato.
La decisión de Bachelet de cambiar a algunos ministros era esperada para después de los comicios municipales, en un intento por dar un nuevo impulso a su gobierno cuando la economía del mayor productor mundial de cobre sigue sin repuntar.