La proporción de brasileños que consideran que el Gobierno de Rousseff es "malo" o "muy malo" aumentó a un 65 por ciento esta semana, desde un 60 por ciento en abril, según un sondeo de Datafolha realizado entre miércoles y jueves.
Brasilia. La popularidad de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, sufrió un nuevo golpe en junio, debido a que apenas un 10 por ciento de los votantes aprueba su Gobierno, mostró el sábado un sondeo, en momentos en que aumenta el desempleo y sus aliados se ven perseguidos por acusaciones de corrupción.
La proporción de brasileños que consideran que el Gobierno de Rousseff es "malo" o "muy malo" aumentó a un 65 por ciento esta semana, desde un 60 por ciento en abril, según un sondeo de Datafolha realizado entre miércoles y jueves y que fue publicado por el diario Folha de S. Paulo.
La aprobación de Rousseff fue la más baja de un presidente brasileño desde que Fernando Collor de Mello enfrentó un proceso de destitución en 1992.
La imagen de Rousseff empeoró en todos los grupos etarios y regiones, incluidos los sectores socioeconómicos más pobres que se beneficiaron más de las políticas de Rousseff y su mentor Luis Inácio Lula da Silva.
En el noreste, un tradicional bastión del Partido de los Trabajadores de Rousseff, sólo un 14 por ciento de los votantes consideran que su Gobierno ha sido "bueno" o "muy bueno", comparado con el 58 por ciento que cree que ha sido "malo" o "muy malo".
El sondeo fue realizado antes de que la policía federal arrestara el viernes a ejecutivos de las dos firmas de construcción más grandes de Brasil debido a que presuntamente participaron en una trama de corrupción que ha sido relacionada al partido de Rousseff y al propio Lula.
La salud, la corrupción y el desempleo son las mayores preocupaciones de los votantes brasileños, mostró el sondeo.
La porción de los votantes que citaron al desempleo como su mayor preocupación aumentó a un 11 por ciento, desde el 6 por ciento de abril, reflejando el reciente aumento de la cesantía, ya que las compañías han despedido a más de 200.000 empleados en apenas dos meses.
La economía de Brasil probablemente está atravesando por su ritmo de contracción más rápido en 25 años, dijeron economistas. A pesar de la desaceleración, el gabinete de Rousseff subió los impuestos y elevó las tasas de interés en un esfuerzo por recuperar la credibilidad de los inversores.
Datafolha entrevistó a 2.840 personas en 174 ciudades.