La "batalla de los árboles" se desató días atrás cuando asociaciones vecinales y ecologistas pusieron el grito en el cielo por el retiro de varios árboles de la avenida 9 de Julio, distinguida por su Obelisco.
La polémica por el retiro de árboles en el principal paseo de Buenos Aires ha escalado a una guerra de palabras entre la presidenta argentina, Cristina Fernández, y uno de sus principales rivales políticos, el alcalde porteño, Mauricio Macri.
La "batalla de los árboles" se desató días atrás cuando asociaciones vecinales y ecologistas pusieron el grito en el cielo por el retiro de varios árboles de la avenida 9 de Julio, distinguida por su Obelisco.
Las especies fueron sacadas por el Gobierno de Buenos Aires, que encabeza el conservador Macri, para la ejecución de una obra que permitirá unir el sur con el centro de la ciudad mediante el metrobús, un medio de transporte público que utilizará carriles exclusivos en la 9 de Julio.
La obra fue paralizada el miércoles último por la Justicia por una medida cautelar solicitada por el Partido Social (izquierda), pero el Ejecutivo porteño confía en revertir la medida y continuar adelante con el proyecto para inaugurar el nuevo servicio en julio próximo.
Pero lo que parecía una polémica acotada a la capital argentina derivó en un nuevo enfrentamiento discursivo en lo más alto de la escena política nacional luego de que este viernes la presidenta saliera en defensa de los árboles al hablar en un acto en la sureña ciudad de El Calafate, donde la mandataria tiene una casa de descanso.
"Los árboles son sagrados, los árboles no se tocan, por lo menos acá, en Calafate, sobre mi cadáver únicamente", dijo Fernández.
Desde el Gobierno porteño, la respuesta no se hizo esperar: de inmediato, el jefe de Gabinete de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, salió a aclarar que muchos de los árboles sacados de la avenida 9 de Julio fueron en realidad trasplantados a otros sitios y que se pondrán en la céntrica avenida 500 nuevas plantas.
Este sábado fue el propio Macri el que salió a contestarle a Fernández: "Que se quede tranquila. (...) Lo único que sacamos fueron 23 ejemplares que estaban enfermos", dijo el alcalde en declaraciones a radio Mitre, de Buenos Aires.
Y el jefe de Gobierno porteño redobló la apuesta al señalar que el Gobierno argentino, para montar en 2011 la gigantesca muestra Tecnópolis, en un predio a las afueras de Buenos Aires, tuvo que talar ocho hectáreas.
"Pobre, debe estar mal informada; en la 9 de Julio se sacaron sólo árboles enfermos, el resto se movieron dentro de la zona. Tenemos un enorme cuidado de los árboles, cuando termine la obra la 9 de Julio va a estar más verde que nunca", afirmó Macri.
Según el Gobierno porteño, el proyecto del metrobús prevé implantar 550 nuevos árboles, retirar 28 y trasplantar 277, de los cuales 169 serán movidos a otros sectores de la avenida 9 de Julio y el resto llevados a otros parques y paseos públicos, pero vecinos y ecologistas alegan que no es la temporada propicia para trasplantes y que los nuevos árboles tardarán varios años en crecer.
Macri no es, sin embargo, el único blanco de los ecologistas: asociaciones ambientalistas vienen reclamando en las últimas semanas a la presidenta argentina que se cumpla efectivamente con la ley de protección de bosques nativos.
Según un informe de la Secretaría de Ambiente de Argentina, publicado en su sitio web, entre 2006 y la aprobación de la Ley de Bosques, en noviembre de 2007, se desforestaron 573.296 hectáreas, mientras se perdieron otras 932.109 hectáreas desde entonces y hasta finales de 2011.
En total, son 1,5 millones de hectáreas, que se elevan a 1,7 millones si se suman también las tierras desforestadas con cobertura de especies de árboles nativos de hasta 20% de la superficie.