Sólo cinco días después de la muerte de su esposo Néstor Kirchner, la presidenta de Argentina volvió a trabajar como primera mandataria. Ahora no serán pocos los retos y las disputas políticas a los cuales deberá hacer frente en poco más de un año de mandato hasta las elecciones.
“Néstor no se va”, "Fuerza Cristina”, “Gracias Néstor”, fueron algunas de las frases que emitieron con dolor miles de seguidores que pasaron por la Casa Rosada a despedir los restos del ex presidente de Argentina, Néstor Kirchner, que gobernó desde 2003 a 2007. Un doble infarto fulminante terminó con la vida de este político de 60 años, que murió en brazos de su esposa, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, mientras descansaban en su casa de la ciudad de El Calafate, al sur del país.
A partir de las 9.15 del miércoles 27 de octubre cambió la historia política de la Argentina para siempre. No sólo por la desaparición física del ex presidente, sino por la ausencia del principal sostén político de la presidenta. Y es que desde que, en 2007, Néstor Kirchner le pasara el mando a su propia esposa, con amplia experiencia como legisladora, el “Matrimonio K” pasó a dominar la escena política. Pero ¿cómo seguirá el tablero del poder? ¿Podrá Cristina afrontar sola los desafíos de su gestión?
Lo cierto es que hay casi unanimidad entre analistas y expertos de que Kirchner concentraba prácticamente todo el poder y tomaba las decisiones entre bambalinas. Por eso, en opinión del argentino Carlos Malamud, investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano de España, "su muerte abre la puerta a una incertidumbre muy grande, sobre todo en función de cómo va a encarar Cristina Fernández de Kirchner el gobierno sin el auxilio de su marido que le servía de parachoques en muchas cuestiones, sobre todo en temas económicos. Se podría decir que el verdadero ministro de economía era él". Malamud cree que la posición de la presidenta va a quedar muy debilitada y los próximos meses van a resultar decisivos para mostrar su verdadera capacidad como gestora sin el respaldo de su marido.
Su desaparición abre, además, otro gran interrogante en términos políticos, ya que "(Kirchner) era uno de los posibles candidatos a presidente de cara a las próximas elecciones en 2011", señala el investigador Juan Santarcángelo de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS). "En este marco su pérdida es importante y abre la posibilidad de que algunos actores se reacomoden. El tiempo dirá”, señala.
Luces y sombras de una presidencia. ¿Pero qué país deja Néstor Kirchner a su esposa? Cuando asumió la presidencia el 25 de mayo de 2003, Kirchner tomó medidas para afianzar la figura presidencial después de la crisis de 2001 y 2002, cuando el país entró en default y vio pasar a 5 mandatarios por la Casa Rosada en pocas semanas. Impulsó, por ejemplo, el cambio de los jueces de la Corte Suprema de Justicia por juristas prestigiosos e independientes, pagó las deudas con el temido Fondo Monetario Internacional (FMI) y fortaleció las finanzas con la suba sistemática de las reservas del Banco Central.
Además, el Kirchnerismo instauró una nueva etapa en derechos humanos, anulando las leyes del perdón contra los represores de la dictadura (1976-1983), abriendo las puertas del sangriento centro de detención en la época –la ESMA- y recibiendo, por primera vez, a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, los familiares de los más de 30.000 desaparecidos durante el gobierno militar.
Su popularidad aumentó al mismo ritmo que mejoraban los índices económicos, como la recuperación de millones de puestos de trabajo, el descenso de los índices de pobreza y la ampliación de las jubilaciones, permitiendo que ingresara en el sistema gente que no cumplía con los requisitos. El PBI creció, durante su mandato, a un ritmo que rondó el ocho por ciento anual. "Esta recuperación vino acompañada de mayores niveles de inclusión social con una mejora sensible en los indicadores sociales, al menos hasta 2008", comenta el profesor Ignacio Labaqui, profesor del Instituto de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica Argentina (UCA). Por otro lado, el académico destaca "la renegociación de la deuda externa [que llegaba en 2001 a 178.000 millones de dólares], lo que removió lo que hasta entonces había sido una espada de Damocles sobre todos los gobiernos democráticos desde 1983”.
Sin embargo, hay otras cuestiones que ensombrecen su gestión. Desde España, Rafael Pampillón, profesor de Entorno Económico del IE Business School de Madrid, piensa que la quita que Néstor Kirchner hizo en 2005 de 70% de los bonos en cesación de pagos “redujo la deuda del país a un 30%, lo que es un ejemplo claro de inseguridad jurídica, de expropiación del dinero ajeno porque se hizo de forma unilateral, sin llegar a un acuerdo. Por eso, los bonos han subido mucho (desde su muerte) porque se espera que haya un cambio de la política económica en el país".
Gerardo López Alonso, profesor de Análisis Internacional de la Universidad Austral, también hace referencia a la falta de reglas de juego claras y cómo esto ha llevado a una escasez de inversión externa en el país. "No se llega al nivel bolivariano del venezolano Hugo Chávez, y sin embargo no se está demasiado lejos". A esto añade cuestiones como "la inflación, estimada en el 25% anual para 2010, o los niveles intolerables de inseguridad".
Al final, Malamud señala que el legado de Kirchner será la recuperación económica experimentada tras la crisis en la que estuvo sumido el país desde 2001, junto con su política de derechos humanos. Aunque matiza que lo primero "deberá ser puesto en su justo marco y ver en qué medida el ex presidente ha aprovechado las oportunidades brindadas [por los vientos favorables de la economía mundial y los altos precios de los granos y cereales que exporta el país] o, si por el contrario, ha sido una nueva oportunidad perdida para Argentina". En su opinión, tanto Kirchner como su mujer, en sus dos gobiernos, han desaprovechado una oportunidad de oro para reforzar las instituciones del país. En cambio, se les ha acusado de intervenir organismos como el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), que controla, entre otras cosas, el índice de precios al consumidor.
Por otro lado, un sector de la opinión pública cree que el estilo de Néstor Kirchner era demasiado duro y agresivo. No por nada en los fueros íntimos del ex presidente se hablaba de un carácter muy fuerte en este hombre que había sido un gran fumador y desatendía los cuidados médicos. De hecho, durante su presidencia tuvo dos crisis gástricas, y este año padeció dos episodios coronarios previos al infarto final. Para Labaqui su estilo era a veces exageradamente confrontativo. Aunque pudo ser funcional a la construcción de poder político entre 2003 y 2005, periodo en el que afianzó la figura presidencial, dice, "la ausencia de una vocación genuina de diálogo fomentó una creciente división y tengo serias dudas de que favorezca mayores y mejores niveles de democracia".
El conflicto con el campo -pelea que nació cuando el gobierno quiso aumentar las retenciones a las exportaciones con impuesto de más del 20%-, el sector más pujante de la economía desde que se devaluó el peso argentino en 2002, ha sido el ejemplo más claro de la enemistad y la negativa al diálogo con un adversario. “Chocó con el campo -en un país que vive del campo-, con la Corte Suprema de Justicia que él mismo había elegido [los jueces se manifestaron, por ejemplo, a favor de la extradición de un ex guerrillero chileno, algo a lo que el matrimonio K no quería acceder], con los medios y muy especialmente con el poderoso grupo Clarín", que concentra canales y diarios con una claro tono opositor.
¿Una nueva "Isabelita"? Esto no evitó que miles de personas viajaran desde distintos puntos del país para despedir los restos del ex presidente del partido populista fundado por el ex presidente Juan Domingo Perón (1946-1955 y 1973-1974), llamado peronismo o justicialismo. Muchos analistas sostienen que esta situación se tradujo en un apoyo incondicional hacia Cristina, lo que la ayudará a afrontar el futuro en el corto plazo. Esto es lo opina Juan Santarcángelo, de la UNGS: “Dada la cantidad de gente que ha asistido a despedir los restos de Néstor Kirchner y a brindar apoyo a Cristina, creo que hasta puede salir más apoyada y fortalecida. Pero esto, aún está por verse”, dice.
Malamud, del Instituto Elcano, trae a la memoria la muerte de Perón, quien falleció cuando estaba al frente de su tercer gobierno, y al que sucedió su esposa la vicepresidenta de carácter débil e inexperta, Isabel Martínez de Perón, para hacer un paralelismo con la situación que vive Cristina Fernández en estos momentos. "Puede que nos encontremos como una auténtica dama de hierro en el sentido de Margaret Tatcher. Es decir, que emerja de las cenizas de su marido como una mujer con verdadera capacidad de liderazgo. O por el contrario, que nos encontremos con otra Isabel Perón”, dice.
“Isabelita” fue dominada por el entonces ministro de Bienestar Social, José López Rega, quien permitió la llegada de los militares y el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
Labaqui, sin embargo, cree que la experiencia avala a la presidenta. "Es una militante desde sus épocas de estudiante universitaria. Tuvo durante el gobierno de su esposo peso propio y lo tenía desde antes en sus épocas como diputada o senadora en los años 90”. Y agrega: “de acuerdo con las encuestas, la presidenta tiene mayores niveles de popularidad que su marido. Dicho esto, en buena medida mantener el liderazgo dependerá de cómo procese la muerte de su compañero y de cómo administre el problema de liderazgo en el peronismo kirchnerista” por la ausencia del propio Kirchner.
Los entresijos políticos. Apenas cinco días después de la muerte de su esposo, Cristina Fernández de Kirchner, quien se apoyó en el consuelo de sus dos hijos y se mostró entera aunque triste, volvió a trabajar como primera mandataria.
No serán pocos los desafíos que le quedarán en poco más de un año de mandato hasta las elecciones. Los especialistas hablan, sobre todo, de disputas políticas. Para Malamud, "el problema está en ver ahora cómo ella recompone o no su gobierno, quiénes serán sus puntos de apoyo, si va a mantener su círculo intimo de referencia o lo va a cambiar, y cuál va a ser su relación con la oposición: ¿aumentarán los enfrentamientos o tratará de llegar a acuerdos?" En líneas generales, dice, "yo creo que intentará mantener el rumbo. Esto de alguna manera acelera los tiempos tanto en el gobierno, como dentro de su propio partido donde había líneas enfrentadas: por un lado, los peronistas no kirchneristas, como el ex presidente Eduardo Duhalde, Francisco de Narváez o Alberto Fernández; por otro, los kirchnesistas; y, por último, la oposición. El horizonte electoral se ha acercado bastante y esto va a exigir, en pocos meses, definiciones importantes".
Cristina evitó saludar o recibir a referentes de la oposición durante el velatorio. Duhalde, de Narváez y Julio Cobos -vicepresidente de la Nación-, son los principales “enemigos” de la presidenta. “La figura de Cobos, aglutinando a todos los partidos no peronistas, es la de un buen candidato para intentar hacer las reformas económicas pendientes", dice Pampillón, quien añade que "él se opuso al gobierno de los Kirchner cuando apoyó al campo en su negativa al aumento de las retenciones –impuestos a la exportación-, y a que el Banco Central de Argentina pusiera fondos para pagar la deuda soberana", a principios de este año.
Para López Alonso, de la Austral, también hay que mencionar a Mauricio Macri, el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, “que tampoco despierta pasiones multitudinarias, aunque sí podría llegar a formar alguna alianza con sectores del peronismo poskirchnerista. En rigor, el extenso campo de las alianzas es un terreno fértil para hipótesis que, hoy, resultan inescrutables”.
No hay que olvidar al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, quien hasta ahora se ha mantenido al lado del matrimonio K en forma leal. Y tampoco a la propia Cristina, que tiene posibilidades de ir a un segundo mandato: Según Labaqui, en estos momentos la gran duda es si Cristina Kirchner tomará la posta dejada por su marido y buscará un nuevo mandato o si optará por no buscar la reelección. "En caso que decida no postularse, por razones de estrategia política deberá demorar el mayor tiempo posible esta decisión, dado que de lo contrario se convertiría automáticamente en lo que en Estados Unidos se denomina lame duck", dice. Es decir, en una política irrelevante.
En los próximos meses se verá si la confrontación dentro del peronismo deja algún candidato visible para las elecciones de 2011 o si la propia Cristina será la ganadora dentro de la puja de poder. La oposición se encuentra muy fragmentada y hasta ahora no muestra signos de sumar espacio.
Mientras tanto, los especialistas creen que hay que resolver muchos temas pendientes. Para Pampillón, “lo que están esperando los mercados es que haya alguien que ponga algo más de seguridad jurídica, que los datos macro sean los reales por el descreimiento en el instituto de estadística INDEC; que los impuestos sobre la agricultura que están frenando el crecimiento del país se reduzcan (las retenciones); que las malas políticas económicas como los controles de precios y el incumplimiento de los contratos con las empresas extranjeras cambien, sobre todo en una política monetaria especialmente laxa. Se espera que un nuevo gobierno resuelva estos problemas económicos”.
López Alonso, de la Universidad Austral, se pregunta: “¿Que cuánto va a durar esta ilusión de boom positivo que arrastra Cristina? Esa la pregunta clave para el armado de cualquier estrategia política, mirando a 2011. Hoy nadie se anima, responsablemente, a responderla, aunque sí se animan a opinar que ven muy difíciles las chances de Cristina en términos de asegurarse un segundo mandato presidencial. Hoy todavía creemos que Kirchner vive, después de todo en cualquier pared en Buenos Aires puede leerse que “Perón vive” y “Evita vive”.