La declaración de Lázaro Báez se da tras un informe periodístico que lo apunta directamente -en su condición de cercano al fallecido ex presidente Néstor Kirchner y a su esposa y sucesora, Cristina Fernández- como el encargado de enviar dinero, supuestamente ligado a los Kirchner, al exterior.

El empresario argentino Lázaro Báez, uno de los denunciados en el informe que presentó el domingo 14 de abril el periodista argentino Jorge Lanata, dijo haber recibido dinero desde Uruguay para capitalizar la constructora Badial SA, de la que es presidente, informó La Nación.

La declaración de Báez fue ante técnicos de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) de Argentina, los que tenían la duda de dónde habían salido los millones para capitalizar esa empresa.

El empresario vinculado a los Kirchner explicó que el dinero llegó en valijas, desde Uruguay. Algunas en avión y otras en barco, más precisamente en "Buquebus", según indicó. Luego, se trasladaban a Río Gallegos, donde se depositaban en un par de bancos, informó La Nación.

Los testimonios de Báez constan en un expediente administrativo de la AFIP y en los del Tribunal Fiscal, a cuyas copias accedió el matutino argentino.

Siempre en base a La Nación, se indica que la investigación comenzó en 2005 y llegó a hasta estos días, y que a la a línea técnica la removieron y, el año pasado, revocaron todo lo actuado, para beneficio del empresario cercano a los Kirchner.

Pero la investigación permitió conocer algunos detalles de la operativa. El propio Báez declaró que sobre esas valijas, que él calificó como aportes de capital por más de $ 1,8 millones (argentinos) recibidos de la firma uruguaya controlante de Badial, Reloway Company SA, no tenía justificativos formales de ningún tipo.

El transportista sin Aduana. Además, el empresario indicó quien era uno de los transportistas del dinero en efectivo: Carlos Adrián Calvo, quien fue buscado durante meses pero no fue hallado por los investigadores. Pero luego aparecieron contactos entre éste con la firma Invernes y el financista Ernesto Clarens, otro muy cercano a los K.

"Parte de los aportes en efectivo realizados por la firma Reloway era a través del señor Carlos Adrián Calvo, quien viajaba a la ciudad de Río Gallegos y realizaba los depósitos en efectivo en la cuenta corriente en pesos", declaró Báez ante la AFIP. “Calvo no entregó comprobante de depósito [...] y que él [por Báez] firmaba un recibo provisorio, no quedándose con copia del mismo”.

Por ese motivo no quedaron constancias de aquellas valijas que pasaron por los controles de la Aduana sin problema alguno.

Eso levantó las sospechas en la AFIP. “¿Pudo ser que el dinero para capitalizar a Badial provino del circuito negro local? ¿Y qué Báez lanzara la versión uruguaya para taparlo?”, preguntó el periodista Hugo Alconada Mon en su nota de La Nación

La AFIP prosiguió con su investigación y concluyó que el aumento patrimonial de Badial SA era injustificado. Además, se consideró que debía pagar los impuestos de todos esos aportes, más allá de que pudieran encubrir otros eventuales delitos, como lavado de activos

Eso fue en junio de 2007, pero Báez comenzó una puja que culminó en 2012 en la que hubo “presiones sobre la línea técnica, la remoción de algunos jefes dentro de la AFIP y el traslado de otros, la reapertura del proceso administrativo, tal como pidió el propio Báez (una situación que carece de antecedentes) y la admisión de nueva prueba”, según informa La Nación.

Además, durante ese tiempo se buscó a Calvo pero éste siguió sin ser ubicado. Lo que sí se pudo establecer fue su vínculo con la sociedad Invernes, conocida en la Patagonia como el acrónimo de "Inversiones Néstor", por el ex presidente Néstor Kirchner, aunque su nombre se debe al financista Ernesto Clarens.

Pese a eso, un nuevo fallo de la AFIP determinó que Báez debía pagar 1,8 millones de pesos argentinos. Pero el empresario volvió a apelar al Tribunal Fiscal que revocó la decisión de la AFIP, en junio pasado.

Un miembro del tribunal, que votó a favor de la revocación, expresó que Báez logró demostrar que recibió “los aportes en cuestión de parte de su accionista extranjera, su ingreso al país, su aplicación y posterior capitalización". Tal como había declarado el empresario K, que el dinero había ingresado a Argentina por avión y “por Buquebus”, indicó La Nación.