La incursión a la sede diplomática fue el tercer hecho delictivo que sufre la delegación mexicana este año. En enero, el embajador Carlos Pujalte Piñeiro y su esposa, Paloma Ojeda, fueron secuestrados y en Semana Santa la residencia del diplomático fue robada.
Caracas. La embajada de México en Caracas fue asaltada este miércoles a pocos meses de que su embajador fuera secuestrado, informó la prensa local, en un nuevo golpe a los enviados extranjeros que pone en evidencia la inseguridad en la nación petrolera.
La incursión a la sede diplomática fue el tercer hecho delictivo que sufre la delegación mexicana este año. En enero, el embajador Carlos Pujalte Piñeiro y su esposa, Paloma Ojeda, fueron secuestrados y en Semana Santa la residencia del diplomático fue robada.
Según medios locales, tres delincuentes habrían ingresado a la representación diplomática en la madrugada y a su salida fueron interceptados por la policía, que capturó a dos.
El incidente se suma a más de una docena de hechos de violencia que han sufrido varios diplomáticos acreditados en Caracas, que van desde el asesinato de la hija de un cónsul honorario chileno hasta el secuestro de algunos enviados extranjeros.
Los venezolanos consideran a la violencia como uno de los principales azotes de la nación caribeña y es una de las tareas a resolver por parte del presidente Hugo Chávez, que busca la reelección en los comicios de octubre.
Fuentes diplomáticas han dicho que son "tiempos difíciles" para las delegaciones, que han adoptado medidas de seguridad como el uso de vehículos blindados o la restricción de los movimientos de su personal.
En noviembre, Wilson Ramos, jugador de las Grandes Ligas de Estados Unidos, fue rescatado en una operación aérea en la que efectivos de seguridad irrumpieron armados en una zona rural donde el beisbolista permaneció dos días, luego de haber sido raptado en la puerta de la casa de sus padres.
Según datos oficiales, Venezuela tiene una tasa de asesinatos de 48 muertes por cada 100.000 personas, pero organizaciones no gubernamentales consideran que la cifra es mucho mayor.
El Observatorio Venezolano de Violencia sostuvo en un informe a fines de diciembre que las muertes violentas se duplicaron en la década pasada y en el 2011 llegaron a un récord de 19.000, o 60 por cada 100.000 habitantes.