España anunció una ayuda económica para Haití de 100.000 euros pero, en este caso, el problema de la isla ya no es tanto financiero, sino de salubridad y planificación urbana de las regiones.
Puerto Príncipe. Es época de otoño en Haití, tiempo de lluvia a torrentes y de truenos increíbles. Las primeras gotas son puntuales, comienzan a caer a las 7:00 pm. Los ratones comienzan a recorrer las calles (y hoteles), mientras los haitianos ven con alegría la llovizna porque saben que al otro día tendrán con qué darse un baño.
El agua de la lluvia en Puerto Príncipe es un bien de Dios. Los haitianos la recogen a través de caudales de las calles o de los campamentos y puede ser usada para bañarse, limpiar los alimentos, lavarse la cara en la mañana y también para cocinar la pasta.
No hay red de aguas servidas en todo Haití, tampoco tuberías de agua limpia, la tratada va hacia hoteles y otras zonas privilegiadas.
Después de casi 11 meses del terremoto que devastó a la isla, no ha sido planificada la red de sistemas de aguas, razón por la cual lavarse las manos en Puerto Príncipe solo depende de si llueve en la noche.
Es normal ver a los haitianos tomar agua de los desagües para lavarse los pies y las manos. Un agua que además trae los restos de las necesidades fisiológicas, pues dentro de los campamentos los baños son insuficientes.
El cólera en Haití es consecuencia de las condiciones de insalubridad que viven los nativos sobre todo después del terremoto del pasado 12 de enero.
Los sistemas que habían construido se destruyeron, y las viviendas que antes podían obtener agua limpia quedaron destruidas.
A los 1.500 campamentos que se han instalado en Puerto Príncipe no llega el agua tratada, sino un par de veces al día, gracias a los sistemas de distribución de agua públicos que han instalado las agencias de las Naciones Unidas.
Sin embargo, el agua tratada no es suficiente para abastecer a los habitantes de las más de 100 carpas que conforman cada uno de los campamentos, ni para la cantidad de habitantes de cada una de estas viviendas improvisadas.
En promedio, en cada carpa pueden vivir cuatro personas, la mayoría de ellos niños.
En medio de la epidemia de cólera, España anunció una ayuda económica para Haití de 100.000 euros pero, en este caso, el problema de la isla ya no es tanto financiero, sino de salubridad y planificación urbana de las regiones.
Los casos de cólera fueron causados por la contaminación del río Artibonite que cruza todo el norte de la isla, confirmó el presidente de la isla, René Préval.
De este río se obtiene el agua para el sistema de riego de algunos productos agrícolas de exportación y consumo interno del país.
La epidemia podría llegar con facilidad a otros sectores de Haití, si no se detecta de inmediato qué tan afectado está el Artibonite, qué productos agrícolas, y en qué medida fueron alcanzados por la contaminación.
La mala noticia que dan los organismos internacionales es que es muy posible que cierta porción de estos productos ya haya sido trasladada a la ciudad de Puerto Príncipe.
Amanece en Haití y la cantidad de fallecidos sigue multiplicándose. Dios los bendijo con mucha agua, pero hoy la lluvia solo reproducirá sus males: los haitianos seguirán bebiendo de los desagües.