Anteriormente, la mayoría de los menores eran arrestados por posesión de drogas, ahora lo son por violar la ley de armas.
Ciudad de México. En los últimos cuatro años, el número de menores que fueron detenidos por delitos del fuero federal bajó de cinco a dos cada día, ya que en 2012 la cifra llegó a mil 951 jóvenes asegurados, mientras que en 2014 fueron 760.
Para este año, la cifra no da indicios de disminuir en gran escala, ya que en el primer semestre de 2015 registraron a 303 adolescentes que infringieron en delitos contra la salud; armas de fuego y explosivos; migración; el ambiente y la gestión ambiental; integridad corporal; electorales; propiedad industrial; leyes de instituciones de crédito, inversión, fianzas y seguros, entre otros.
Sin embargo, de acuerdo con cifras de la Procuraduría General de la República (PGR), obtenidas por Excélsior mediante una solicitud de información, anteriormente los menores eran detenidos, en su mayoría, por posesión de drogas, ahora lo son por violar la Ley de Armas de Fuego y Explosivos.
La estadística apunta que en 2012 fueron detenidos, por este último delito, 506 menores: la mayor parte en el Distrito Federal (67), Tamaulipas (65) y Jalisco (36), y 622 por posesión, en la capital del país 131; Baja California 127 y 92 en Nuevo León.
En tanto, para 2014 no se registra ningún menor asegurado por posesión de drogas, pero en el área de armas de fuego y explosivos se reportan 335; en Tamaulipas contabilizaron 70; Distrito Federal con 35, y Jalisco 34 detenidos.
Hasta julio de 2015 fueron consignados 19 menores; en 2014, en ese mismo periodo fueron 55; en 2013 hubo 68, y en 2012, 189.
El cambio en el delito por el cual ahora los jóvenes son detenidos evidencia que los grupos del crimen organizado los coopta para niveles más directos a nivel violencia territorial.
“Los ponen como arma de cañón. Antes era usual que los ocuparan de soplones o actividades que no requerían que fueran violentos con otros, y por eso los podían detener por posesión (de drogas), porque básicamente hasta les pagan por eso. Cuando los detienen por armas es que los ocupan en actividades directas de violencia”, apuntó Nashieli Ramírez, directora de la organización Ririki Intervención Social.
Detalló que, de acuerdo con las cifras obtenidas por Excélsior, esto no muestra un panorama donde se muestre la cantidad de menores que cuentan con un arma de fuego o bien, que tengan acceso a ellas.
Asimismo, apunta a la falta de discusión en una estrategia sobre desarme, ya que es continuo el flujo de armas que pasa sin control y llegan a manos de los adolescentes.
“La política pública de prevención (de la violencia) habla del desarme, pero no hay una política sobre ello. Cambiar, por ejemplo, el rifle por una licuadora es una tontería cuando hablas de los niveles del flujo de armas que hay”, señaló.
En una estrategia para evitar la violencia en el país, explicó, es necesario conjuntar todos los mecanismos, es decir, el desarme y la participación social, en especial con los jóvenes, pues si no se unen, la gente cambia armas de colección u obsoletas para que le den algún otro artículo.
“Si haces trabajo de prevención con los jóvenes como atacando los efectos y no las causas. Por ejemplo, los efectos es si tienes que hablar y dar herramientas de solución al conflicto lo haces y se hace en muchos lugares, pero en el fondo estás teniendo adolescentes, tanto mujeres como hombres, en donde hay mucha deserción escolar, no tienes la capacidad de retenerlos en la escuela y cuando tienen edad para trabajar tampoco cuidas su protección”, dijo.
Para esta política de desarme también es necesario que se establezca una agenda en conjunto con el gobierno de Estados Unidos, “porque si a alguien le pega la posición política en torno a las armas de los estadunidenses es a México”.