El ministro de Autonomías afirmó que “está muy cerca” el fin del conflicto en Potosí, el cual ha dejado millonarias pérdidas en la industria minera.
La Paz. El gobierno de Bolivia y representantes del departamento sureño de Potosí dijeron este domingo que se aproximaban a un acuerdo para levantar una huelga cívica que paralizaba a grandes minas extranjeras y mantenía bloqueada a una ciudad entera por más de dos semanas.
En la tarde del segundo día de una tensa negociación, instalada en la ciudad de Sucre luego de media decena de intentos, quedaba pendiente de solución sólo una de las seis demandas que desataron el conflicto, uno de los más graves enfrentados por el presidente izquierdista Evo Morales.
La huelga, iniciada por un conflicto de límites entre dos departamentos andinos y agravada con exigencias de inversión, forzó la suspensión de operaciones de filiales en Bolivia de la estadounidense Coeur D'Alene, la suiza Glencore y la japonesa Sumitomo, que explotan plata, zinc y plomo.
"Estamos a punto de concluir este proceso de diálogo y seguramente en las siguientes horas vamos a retornar a Potosí para informar sobre estos acuerdos que ya están consolidados", dijo el líder de la protesta, Celestino Condori, en una conferencia de prensa transmitida por cadenas radiales.
El ministro de Autonomías, Carlos Romero, dijo a la televisión estatal que "el fin del conflicto está muy cerca" y que el gobierno esperaba que los líderes potosinos instruyan el fin de la protesta -que incluía un duro bloqueo de 18 días a la ciudad de Potosí- en cuanto concluyan las negociaciones.
Condori advirtió, sin embargo, que un levantamiento formal de la huelga podría ser demorado hasta que los acuerdos sean presentados a un "consejo consultivo" de instituciones de Potosí, donde en la mañana del domingo brotaron choques entre huelguistas y viajeros afectados por el bloqueo.
Entre los acuerdos firmados figuraban los relacionados con el diferendo limítrofe entre los departamentos de Potosí y Oruro, que será tratado en un proceso legal, la construcción de un aeropuerto y una fábrica de cemento, la reactivación de una planta metalúrgica y la preservación de la figura cónica del Cerro Rico, un famoso yacimiento de plata.
Todavía se negociaba sobre la demanda potosina de conclusión de varios proyectos carreteros, según el Gobierno y los líderes de la huelga.
Sin precisar cifras, fuentes gubernamentales dijeron este sábado que la protesta dejaba "decenas de millones de dólares" de pérdidas en la industria minera, la principal actividad económica de Potosí.
Las minas San Bartolomé, de Coeur, y Porco, de Glencore, completaron dos semanas de paralización porque sus trabajadores participaban en la protesta, en tanto que San Cristóbal, de Sumitomo, suspendió parcialmente sus labores en la última semana, tras sufrir la amenaza de un corte de electricidad.
Una cuarta mina potosina controlada por capitales extranjeros, San Vicente, de la canadiense Pan American Silver, operaba con normalidad pese al conflicto, según medios locales.
La minería es la segunda fuente de divisas extranjeras de Bolivia, después del gas natural, y registró exportaciones en el primer semestre por US$1.147,83 millones, un salto de 53% sobre igual período del año anterior.