Los representantes del movimiento civil, que tiene en jaque a la rica minería de la zona, se declararon en huelga de hambre y exigieron la presencia del presidente Evo Morales.
La Paz. El gobierno de Bolivia fracasó en la noche de este jueves en su intento por abrir una negociación con los líderes de una huelga cívica en el sureño departamento de Potosí, que duraba ya más de dos semanas y paralizaba la actividad de varias grandes minas de empresas extranjeras.
Los representantes potosinos acudieron a un encuentro concertado con tres ministros en la ciudad de Sucre, pero en vez de abrir un diálogo dijeron primero que se declaraban en huelga de hambre exigiendo la presencia del presidente Evo Morales y terminaron abandonando abruptamente la reunión.
El tenso encuentro de casi tres horas, transmitido en vivo por la televisión estatal, se produjo mientras se completaba el decimoquinto día de la protesta, que incluía bloqueos de carreteras, cierres de comercios y la amenaza de cortar el suministro eléctrico a parte de la industria minera.
"Vamos a esperar la presencia del hermano presidente Evo Morales declarándonos aquí en huelga de hambre (...) en él confiamos, y queremos decirle que ustedes señores ministros le han fallado", dijo el presidente del Comité Cívico Potosinista, Celestino Condori.
Los enviados gubernamentales encabezados por el ministro de la Presidencia, Oscar Coca, dijeron que el mandatario no acudiría a la negociación y esperaba en cambio firmar un eventual acuerdo con Potosí, pero los líderes de la protesta no cedieron y optaron por partir de retorno a su bloqueada ciudad casi a la medianoche.
Minería afectada. La huelga forzó la suspensión casi total de las operaciones de las filiales en Bolivia de la estadounidense Coeur D'Alene, la suiza Glencore y la japonesa Sumitomo, dedicadas a la explotación de plata, zinc y plomo.
"Los trabajadores de San Bartolomé se han involucrado en un paro cívico de actividades en Potosí como muestra de apoyo a la comunidad, que ha causado que nuestras operaciones sean paralizadas temporalmente", confirmó el jueves Humberto Rada, presidente de Coeur D'Alene para Sudamérica.
Pese a la adhesión de los mineros a la movilización, que se originó por un problema de límites con el departamento de Oruro y luego sumó demandas como la construcción de una industria metalúrgica y una fábrica de cemento, Rada aseguró que la firma no alteraría su plan de producción de plata refinada.
Un día antes, un gerente local dijo que San Bartolomé estaba detenida desde hacía 12 días.
Un panorama similar enfrentaba la mina de plomo, zinc y plata Porco, de Glencore, mientras que la empresa San Cristóbal, de Sumitomo, expresó este jueves en un comunicado "su profunda preocupación por la continuidad de sus operaciones".
El Gobierno informó este miércoles que la huelga paralizó a San Cristóbal, una de las explotaciones a cielo abierto de plata, zinc y plomo más grandes del mundo, pero la empresa aclaró que sólo estaba inactiva la planta de concentración de minerales.
San Cristóbal "está tomando las medidas necesarias para precautelar, por sobre todo, la seguridad de los empleados", informó la empresa, en referencia a la advertencia campesina de cortar el suministro eléctrico y hasta de tomar la mina, del cual la empresa dijo que tenía conocimiento por la prensa.
La cuarta gran mina de plata operada por extranjeros en Potosí, San Vicente, de la canadiense Pan American Silver, seguía operando normalmente el jueves, según medios locales.
El portavoz gubernamental, Iván Canelas, dijo que al gobierno le preocupaban tanto el problema social como el daño a la industria minera, que exporta más de US$2.000 millones anuales, y a la cada vez más activa industria turística.
En el frustrado encuentro en Sucre, el gobierno reveló que al menos 25.000 turistas extranjeros han cancelado sus planes de visita a Potosí.