Una sorpresiva visita a Bolivia del ministro de Defensa de Irán, Ahmad Vahidi, desató este martes un roce diplomático entre Buenos Aires y La Paz y disputas dentro del gobierno de Evo Morales, que terminó expulsando al funcionario acusado de estar vinculado con el atentado a la AMIA en Argentina en 1994.
La Paz/Buenos Aires. Una sorpresiva visita a Bolivia del ministro de Defensa de Irán, Ahmad Vahidi, desató este martes un roce diplomático entre Buenos Aires y La Paz y disputas dentro del gobierno de Evo Morales, que terminó expulsando al funcionario acusado de vinculación con un atentado en Argentina.
El abrupto fin de la visita de Vahidi a la ciudad oriental boliviana de Santa Cruz, donde asistió a un acto militar encabezado por Morales, fue comunicado en una carta por el canciller boliviano, David Choquehuanca, a su par argentino Héctor Timerman cuando medios bolivianos apenas acababan de confirmar la presencia del iraní.
"Debo hacerle conocer que el Gobierno de Bolivia ha tomado los previsiones correspondientes, a fin de que el señor Ahmad Vahidi abandone de inmediato el territorio boliviano y de esta manera mostrar con claridad que Bolivia no desea interferir respecto a procedimientos que pudieran existir en torno a la situación jurídica de dicha persona", dijo la misiva.
Acusado por atentado a AMIA. El general Vahidi, sobre quien pesa una orden internacional de captura, partió de Bolivia a primera hora de la noche, cuando la carta de la cancillería era divulgada en Buenos Aires, dijo a Reuters una fuente gubernamental boliviana.
El ministro iraní está imputado como coautor ideológico del atentado ocurrido en 1994 contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) que dejó 85 muertos.
Choquehuanca expresó a Argentina "sentidas disculpas" por el "lamentable incidente", y evidenció discrepancias en el gobierno boliviano al explicar que el ministro iraní llegó invitado por el ministerio de Defensa, "instancia que lamentablemente desconocía los antecedentes" de Vahidi.
Una portavoz de la cancillería boliviana dio por cerrado el incidente entre los vecinos sudamericanos. "Es una comunicación interna entre los cancilleres, por la que quedó superado el tema", afirmó a Reuters.
Impactos por verse. Pero no quedó claro de inmediato el impacto que tendrá el lío diplomático entre Bolivia e Irán, cuyos presidentes Morales y Mahmoud Ahmadinejad han intercambiado visitas oficiales y reforzado lazos políticos y económicos en los tres últimos años.
También quedaba por dilucidarse el desenlace político interno en Bolivia, donde una fuente gubernamental de alto rango señaló que la ministra de Defensa, Cecilia Chacón, renunciaría "en cuestión de horas".
El general Vahidi habría pasado así, en cuestión de horas, de los honores de una visita oficial a una partida deshonrosa.
El ministro iraní fue visto en la mañana muy cerca de Morales en un acto en el Colegio Militar de Aviación, pero no apareció en la tarde en el que se suponía era el motivo principal de su visita: la inauguración de la Escuela de Defensa y Seguridad del ALBA, bloque que agrupa a países de gobiernos de izquierda en América Latina.
La visita de Vahidi a Bolivia provocó indignación en círculos judíos argentinos, desde donde surgieron pedidos de un "llamado de atención" a La Paz, que ha mantenido fuertes lazos políticos y económicos con Buenos Aires.
El presidente de la organización judía argentina AMIA, Guillermo Borges, dijo que la presencia del ministro iraní en Bolivia era "una provocación", pese a que el imputado gozaría de inmunidad diplomática, según un reporte de la Agencia Judía de Noticias de Argentina.
Vahidi conversó brevemente con reporteros en Santa Cruz, sin referirse a la demanda que enfrenta en Argentina, según un informe de la cadena privada de televisión Gigavisión, con sede en esa ciudad boliviana.
En la noche, la cadena de televisión Telesur con sede en Venezuela transmitió una entrevista con Vahidi en Santa Cruz, en la que el iraní defendió nuevamente los planes de uso de energía nuclear de su país, que describió como pacíficos.