La jornada de "acullico", convocada por sindicatos de cocaleros y otras organizaciones sociales afines al gobierno del izquierdista Evo Morales, paralizó por más de dos horas el centro de La Paz pero no produjo incidentes.
La Paz. Miles de bolivianos marcharon y masticaron hoja de coca el miércoles en plazas, calles y con una mayor concentración frente a la sede de la embajada de Estados Unidos, en respaldo a la demanda gubernamental de despenalización de los usos tradicionales de ese arbusto.
La jornada de "acullico" (masticación de coca con fines energizantes y curativos), convocada por sindicatos de cocaleros y otras organizaciones sociales afines al Gobierno del izquierdista Evo Morales, paralizó por más de dos horas el centro de La Paz pero no produjo incidentes.
La manifestación, replicada en varias ciudades, se produjo cinco días antes de que concluya una consulta mundial de Naciones Unidas sobre una propuesta boliviana de retirar de la Convención sobre Estupefacientes de Viena de 1961 el veto a los usos tradicionales de la coca, como masticación e infusiones.
"El acullico no es dañino, nos ayuda más bien, y es por eso que no hemos desaparecido las culturas originarias, las 36 nacionalidades de Bolivia", dijo Adolfo Chávez, líder de la Central Indígena del Oriente Boliviano, en un discurso frente a la fuertemente custodiada sede de la embajada norteamericana.
También criticó duramente una supuesta intención del Gobierno estadounidense de Barack Obama, revelada por medios locales, de objetar formalmente la propuesta boliviana, lo que obligaría a Naciones Unidas a realizar una conferencia mundial para debatir el asunto.
Si ningún país presentara una objeción hasta el 31 de enero, la propuesta del tercer productor mundial de coca, después de Colombia y Perú, quedaría automáticamente aprobada.
"Si las grandes potencias piensan hacer desaparecer a las culturas originarias, se equivocan, tendrían que hacer erradicación de coca y de pueblos indígenas", añadió Chávez.
La manifestación ante la representación diplomática -donde no hay embajador desde hace más de dos años a causa de una crisis en las relaciones bilaterales- vio tanto gritos de protesta como bailes folklóricos, destacando grupos de afro-bolivianos de la cocalera de Yungas al norte de La Paz.
"Hay que meter a la cárcel a esas personas que hacen cocaína, pero no nos pueden prohibir a nosotros que cultivamos para el bien esta hoja, que dejemos de pijchear (masticar)", dijo Martha Mamani, cocalera de La Asunta, próxima a Yungas.
Mientras que Dionisio Choque, campesino cocalero que llegó a la protesta desde el departamento central de Cochabamba, insistió en explicar que "la coca no es cocaína, no queremos que sea mal vista en el exterior y masticamos hoy para que se respete".