Las relaciones entre Brasil e Indonesia se tensaron tras la negativa del gobierno de Indonesia pedido de clemencia de la presidenta Dilma Rousseff para el brasileño Marco Archer, fusilado el 17 de enero en aquel país.
Brasilia. El gobierno de Brasil afirmó en una nota enviada al gobierno de Indonesia que la esperada ejecución del brasileño Rodrigo Muxfeldt Gularte, condenado a muerte por tráfico de drogas, es "inaceptable", y que la noticia de su condena a muerte fue recibida con "profunda consternación".
La nota de Itamaraty, fechada el domingo 26 y divulgada este lunes, fue entregada al encargado de Negocios de la embajada de Indonesia en Brasilia, en respuesta a la notificación formal sobre la inminente ejecución de Gularte enviada por el gobierno indonesio.
El mensaje apunta que las autoridades de Indonesia se rehúsan a reconocer que Gularte, condenado por tráfico de drogas, "es portador de una grave enfermedad mental".
"Como es de amplio conocimiento del gobierno indonesio, el señor Gularte es portador de grave enfermedad mental (esquizofrenia paranoide), comprobada por laudos realizados por médicos vinculados a instituciones estatales en ese país, pero lamentablemente el gobierno indonesio se niega a proporcionar o divulgar", afirma la nota.
"Huye, así, al más elemental buen sentido y a normas básicas de protección de los derechos humanos que el gobierno indonesio quiera seguir adelante con la ejecución. Nada será obtenido en la lucha contra las drogas por acto declaradamente inhumano, a la luz de las propias leyes indonesias y del derecho internacional", agrega.
El anuncio de la ejecución de Gularte, recuerda Itamaraty, ocurre en momentos en que abogados de su familia habían interpuesto un recurso para solicitar la tutela legal para su internación inmediata, para su tratamiento.
"De esa forma y en las actuales circunstancias, el gobierno brasileño considera, en los términos más vehementes, absolutamente inaceptable la posibilidad de ejecución del nacional brasileño", subraya la nota.
Al mismo tiempo, Brasilia no cuestiona la decisión soberana de la Justicia de Indonesia de castigar, sino que la demanda tiene carácter humanitario, y apunta que no considera a la pena de muerte una medida eficaz para el combate al narcotráfico.
La nota concluye reiterando el pedido para que la ejecución sea cancelada y la internación de Gularte en un hospital prisional.
Las relaciones entre Brasil e Indonesia se tensaron tras la negativa del gobierno de Indonesia pedido de clemencia de la presidenta Dilma Rousseff para el brasileño Marco Archer, fusilado el 17 de enero en aquel país, en cumplimento de una condena a la pena de muerte por tráfico de drogas.
Rousseff se comunicó personalmente con el presidente Joko Widodo para pedir clemencia, pero recibió una respuesta negativa.
Fue la primera vez que un brasileño condenado a la pena capital es ejecutado en el exterior.
Después de la ejecución, la mandataria convocó a Brasilia al embajador brasileño en Yacarta para demostrar la insatisfacción de su país y rechazó las credenciales del nuevo embajador indonesio en Brasilia.