Para algunos analistas, esa reducción en el segundo año es normal, pero para otros obedece al desgaste que el binomio presidencial tuvo por diferentes razones, como la inseguridad, la conflictividad y la corrupción.
Al cumplirse el segundo año de gobierno, 56% de la población guatemalteca aprueba la gestión del presidente Otto Pérez Molina y de la vicepresidenta Roxana Baldetti, por enede, 44% la desaprueba.
Según la Encuesta Libre que efectuó la empresa Prodatos para Prensa Libre, la calificación otorgada al Partido Patriota (PP) baja 14 puntos en relación a la que le dieron el año pasado.
La pregunta formulada por los encuestadores fue: “Independientemente de su posición política, ¿cree usted que Otto Pérez está haciendo un buen gobierno, sí o no?”, es decir, fue una consulta cerrada que no dejó lugar al “no sabe” o “no responde”.
En el mismo período, Álvaro Colom recibió la aprobación del 43%; Óscar Berger, 18,5%, y Alfonso Portillo —hoy juzgado en EE. UU. por supuesto lavado de dinero— apenas alcanzó 15% de aprobación.
En un contexto en el cual se daba a conocer que el 2013 cerró con cinco mil 259 homicidios, que la falta de granos básicos aflige a 95 mil familias, pugnas y citas secretas minan a postuladoras, y Baldetti y Acción Ciudadana polemizan, los encuestados consideraron que el Ejecutivo no trabajó como en el primer año.
Para algunos analistas, esa reducción en el segundo año es normal, pero para otros obedece al desgaste que el binomio presidencial tuvo por diferentes razones, como la inseguridad, la conflictividad y la corrupción.
Año realista. De acuerdo con el politólogo Renzo Rosal, es natural ese descenso en la segunda encuesta, aunque considera que es una “caída fuerte”.
“Esto es resultado del desgaste, producto de que la gestión de gobierno en el segundo año va visibilizando la falta de concreción de promesas hechas en campaña. El primer año es una luna de miel, y el segundo año resulta ser más realista”, explicó.
Rosal recordó varios desgastes que tuvo la administración del PP durante el 2013, como la conflictividad social y ambiental; el clima de inseguridad, la impunidad y las revelaciones de corrupción que fueron publicadas en forma constante por los medios de comunicación.
“Seguramente para muchos guatemaltecos todavía hay muchas preguntas sin respuestas. Es una caída fuerte, pero normal, en el sentido de que la gestión pública se va haciendo más realista, donde el gobierno pone sus esfuerzos, pero va dejando vacíos”, expuso.
Coinciden en promesas. Otros expertos consultados coinciden en que el desencanto es normal después del segundo año de gobierno, ya que la población empieza a notar que las promesas ofrecidas en la campaña electoral no se cumplen.
El politólogo Luis Fernando Mack consideró que los ofrecimientos en seguridad y economía son las principales promesas incumplidas.
“Hace un año, él —Pérez Molina— prometió que iba a mejorar ostensiblemente la economía y aumentar el empleo. En seguridad, a pesar de que han tenido algunos avances, sigue siendo un tema bastante complicado”, agregó el analista.
También atribuyó el desgaste de este gobierno a las controversias que han levantado tanto el presidente como la vicepresidenta.
Christians Castillo, politólogo y consultor del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos, precisó que el Gobierno empieza a resentir el desgaste de las promesas incumplidas.
Añadió que el gobernante ha sido “muy irresponsable” en crear un exceso de expectativas, incluso cuando ya está en el poder.
“Son muchas las expectativas incumplidas. Por ejemplo, el año pasado dijo que iba a ser de la transparencia y empleo. Él sigue en campaña y abriendo expectativas, ha hecho un gobierno en donde el presidente sigue siendo candidato”, comentó Castillo.
Baja en lo rural. En esta oportunidad, según la medición de Prodatos, el gobierno del PP bajó solo seis puntos en la región metropolitana, pero descendió 11 puntos en los centros urbanos de la provincia.
Sin embargo, en el área rural fue donde la evaluación del segundo año de gestión de Pérez Molina y Baldetti tuvo el bajón más grande, con 20 puntos.
Para politólogos, uno de los factores principales que influyeron en el descenso de la calificación en el área rural fue la irregularidad en la entrega de los programas sociales y sus estandartes —el bono seguro y la bolsa segura—.
“Influyen las dificultades que ha habido en la ampliación de cobertura de los programas sociales, que no han llegado a cubrir los municipios que sí cubría el gobierno anterior. Es un reflejo de la factura que el Ejecutivo tiene pendiente, y habría que sumar también que los niveles de inseguridad dejaron de ser urbanos”, aseguró Rosal.
En cuanto al descenso en la provincia, Mack dijo que buena parte de las promesas de campaña se referían al desarrollo rural, aunque también incidió la falta de consistencia para cumplir con la entrega de los programas sociales.
En tanto, Castillo consideró normal que el desencanto se incremente en el área rural, debido a que son las regiones más golpeadas por la economía y a que se ha incrementado la inseguridad, producto de la presencia del crimen organizado y la delincuencia común.
Los expertos coincidieron en que el Ejecutivo no le ha apostado a programas serios de desarrollo rural, y que ha dado una escasa respuesta a cubrir las demandas en aldeas y caseríos lejanos, e hicieron un llamado para que se redoblen esfuerzos en el Pacto Hambre Cero.
En el índice de aprobación del gobierno, por sexo, los puntos bajaron más en las mujeres; y por edad, la aprobación bajó más en las personas de 35 años y más, respecto del estudio efectuado hace un año.
En la clasificación por nivel socioeconómico, el alto y medio alto tuvieron mayor caída en la aprobación, de 20 puntos en relación con la evaluación del primer año de gobierno.
Según los expertos, en ese campo es donde más se accede a los medios de comunicación. En el nivel medio fue donde menos descendió, con siete puntos, pero en el nivel bajo, cayó 16 puntos porcentuales.
