El presidenciable que deja el ministerio de OO.PP. y que le hace la collera a Andrés Allamand para representar a la Alianza en las elecciones 2013, ha recorrido un camino corto y rápido desde ser un ministro desconocido a una popularidad impulsada por el rescate de los mineros.

Laurence Golborne, el hombre que hoy se declara "listo para competir", es el mismo que hace un año decía que era "absurdo" elucubrar entonces una candidatura, que no había aspirado "a ser ni siquiera presidente de curso" y que estaba "lejos de tener aspiraciones presidenciales".

Es que la carrera política de este ingeniero que no milita en ninguno de los partidos de la Alianza e insiste en su independencia, a pesar de la cercanía con la UDI, ha sido de las más veloces, inspirada a partir de una popularidad explosiva desde que se produjo el rescate de los 33 mineros de Atacama.

Antes del derrumbe en la mina San José, apenas el 16% de los chilenos lograba reconocer al entonces biministro de Minería y Energía, en la encuesta Adimark. Tras la tragedia, su fama y aprobación se fueron a las nubes.

Se mantuvo arriba y fue cambiado de cartera en julio de 2011, pasando a una de  las más visibles: Obras Públicas, desde donde ha desplegado su carrera hasta ahora, cuando dijo estar "dispuesto y disponible para enfrentar el desafío de competir, para tener la opción de representar a nuestro sector en la presidencial de 2013", así como "preparado para vencer a la candidata de la Concertación", dando por hecho que se mediría en las urnas con Michelle Bachelet.

La ex presidenta representa para él "una visión de pasado respecto de lo que queremos hacia el futuro", apuntando que en una contienda con él al frente se resolvería "renovación versus mantener a los mismos que han estado 20 años".

Lo mismo podría valer para un político tradicional de la Alianza por Chile, como es Andrés Allamand (RN), aunque hasta ahora Golborne haya evitado la confrontación directa.

Ello a pesar de que su participación en las campañas municipales, coronado con el fallido ofertón del "balcón" de la municipalidad de Santiago por parte del derrotado alcalde Pablo Zalaquett, fue cuestionado por parte de Allamand, quien como ministro de Defensa se mantuvo al margen de la contingencia electoral, subrayando lo equivocado que le parecía el camino tomado por su colega del recién modificado gabinete.

"Uno no puede moverse en la vida por conveniencias, uno tiene que moverse por convicciones, ideas, proyectos, y no me arrepiento para nada de haber apoyado a los alcaldes de la Coalición", aseguró Gorborne tras la contienda municipal.

Pero no fue sólo Allamand quien marcó distancia con su actitud. También el presidente de la UDI, Patricio Melero, advirtió en su momento que "no hay balcones, ni terrazas ni patios que congregar ni que convocar, hasta que no se conozca el resultado".

En tanto, la Contraloría había emitido un dictamen que no hablaba de intervención, pero que cuestionaba la pertinencia de su asistencia al desayuno en Recoleta y consideró "improcedente" la gigantografía en Pencahue junto a la alcaldesa a la reelección.

La revisión se hizo a raíz de una denuncia de parlamentarios opositores, contra quienes sí disparó Golborne, reprochando "las críticas permanentes" y señalando que "siempre se tiran piedras a los árboles que dan frutos".

Antes, ya había reclamado por  "la pequeñez" y la "visión de corto plazo" y llamado a la oposición a "dejar de aportillar, de chaquetear y de boicotear". Ello a raíz de su viaje a Asia para "vitrinear" puentes, con miras al proyecto para unir Chiloé con el continente, el postergado puente sobre el canal de Chacao.

Golborne es ahora un presidenciable de tomo y lomo, y atrás quedan las vacilaciones de este hombre de 51 años, que hasta antes del gobierno de Sebastián Piñera se desempeñó como ingeniero, consultor y empresario, ex gerente de Cencosud y a quien se le llegó a ofrecer el cargo de director del controvertido proyecto Hidroaysén, el cual rechazó poco antes de asumir en el gabinete.

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