Su forma de ser, asegura, lo identifica con una frase del Che Guevara: “donde sea que te encuentres y haya una injusticia, siempre siéntela como si la vivieras tú mismo”.
Guayaquil. Ricardo Armando Patiño Aroca nació en la ciudad de costera de Guayaquil, en 1954. Es el canciller de Ecuador y en el actual régimen ha ocupado varios cargos, entre ellos tres ministerios: de Coordinación Política, Economía y del Litoral.
Pese a este recorrido en la política ecuatoriana, Ricardo Patiño revela que “nunca pensé ser político, yo quería ser sacerdote”. Indicó que sintió esa vocación desde las aulas en el Colegio Cristobal Colón.
“Era muy tranquilo, no fumaba, nunca me pegaba un ‘pitito’, ni un trago. Lo que sí me gustó siempre fue bailar, yo bailo de todo”, reveló Patiño.
Asegura que es intolerante a la hipocresía de la gente. “Cuando encuentro personas así, prefiero alejarme de ellas”. Al ministro de relaciones Exteriores de Ecuador le indigna que alguien abuse de una persona más pequeña o por tener menos recursos y capacidad para defenderse. “Soy capaz de pegarle a alguien si eso ocurre”, sentenció.
“Nunca he peleado. No me gusta la violencia, aunque practiqué karate y fui deportista. Sé pelear, pero nunca he peleado”, dice el ministro.
Su forma de ser asegura que lo identifica con una frase del Che Guevara: “donde sea que te encuentres y haya una injusticia, siempre siéntela como si la vivieras tú mismo”.
Patiño se considera un promotor de las causas sociales, y en trabajar por el beneficio de la sociedad. Puntualiza que el verdadero sentido de su vida “es en torno a los demás. Ahora desde el gobierno puedo multiplicar esa iniciativa”.
Su niñez no contó con una imagen paterna, pues sus padres estaban separados. Afirma que su madre debía trabajar para mantener el hogar y vivían en la casa de su abuela.
“Mi madre preparaba tarrinas con comida y se las vendía a los vigilantes de la Comisión de Tránsito (del Guayas) que no podían ir a almorzar a sus casas. Luego trabajó como dependienta y al mismo tiempo administraba una pequeña finca que tenía por Milagro, que la recibió con deuda. Ella nos enseñó a valorar el trabajo”, recuerda con nostalgia.
En sus años de estudio, Ricardo Patiño asegura que normalmente estaba entre los diez primeros en un curso de 50. Afirma que destacaba en materias como Gramática y Matemáticas, sin embargo se graduó de Filosófico Sociales y en la universidad estudió Economía.
Cuenta que “era vicioso para el básquet”, a pesar de que no goza de una buena estatura. “Me decían ‘Tachuela’, porque soy bajo, siempre jugaba en la selección de baloncesto del colegio. Hacía gimnasia olímpica, fútbol y béisbol”, detalló.
Entre sus gustos personales destacan el pasar en familia los fines de semana, lejos de las actividades como ministro.
Ricardo Patiño conoció al presidente Rafael Correa hace doce años. “Lo conocí muy brevemente en 1999, cuando constituimos Jubileo 2000, una organización en donde se denunciaban las irregularidades de la deuda externa”. Patiño expresó que él estaba a cargo de coordinar ese programa, con foros académicos para tratar sobre el tema.
“Fue cuando conocimos a Rafael Correa, quien era profesor en Quito y sabía mucho sobre el asunto. Lo invitamos y nos conocimos. En el 2005, cuando fue ministro de Finanzas, me invitó a ser parte de su equipo de trabajo. Ahí nos hicimos amigos”.