Una huelga de 24 horas de la policía civil en 13 Estados, otra del trasporte público en San Pablo, protestas en Belem y el anuncio de nuevas manifestaciones para mañana sacuden al país a menos de tres semanas del Mundial de fútbol.
La huelga de la Confederación Brasileña de Policía Civil (Cobrapol) en reclamo de aumento salarial y más seguridad afecta a Alagoas, Amazonia, Bahía, Espirito Santo, Minas Gerais, Paraiba, Pernambuco, Rio de Janeiro, Rondonia, Santa Catarina, San Pablo y Tocantins.
Una huelga de agentes federales la semana pasada provocó saqueos y violencia en Recife y en otras ciudades del estado de Pernambuco, noreste de Brasil, donde se esperan para mañana nuevas y numerosas protestas por los gastos que origina el torneo.
San Pablo amaneció este miércoles con un caos de tránsito por una huelga del transporte público, cuyos conductores también reclaman aumento salarial, una medida calificada de "inaceptable" por el alcalde de la ciudad, Fernando Haddad.
Los colectivos quedaron guardados en 32 depósitos y los pocos choferes que no adherían al paro fueron amenazados por sus colegas, en una ciudad que sufre también huelga de docentes, además de la de la policía civil.
"El Supremo Tribunal Federal reiteró que la huelga policial es inconstitucional", afirmó José Eduardo Cardozo, ministro de Justicia del gobierno de Dilma Rousseff, quien buscará la reelección tres meses después del Mundial, refirió la agencia Ansa.
En Belem, norte de Brasil, manifestantes invadieron la sede donde se exponía la Copa del Mundo, que se expone en el país, y lanzaron piedras contra el edificio que alberga la exposición.
Por su lado, el gobierno brasileño cuestionó la huelga de la policía federal y de las fuerzas de seguridad de varios estados.
"El Supremo Tribunal Federal ya reiteró que las huelgas policiales son inconstitucionales, tengo la seguridad de que las policías son conscientes de este momento importante que es la Copa del Mundo", declaró el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo.
En tanto, las policías militarizadas estaduales, a cargo del patrullaje y la represión, no respaldaron el paro que, en principio, iba a ser de 24 horas.
Las policías militarizadas de los estados de Bahía, Río Grande do Norte y Pernambuco realizaron paros este año, frente a lo cual la presidenta Dilma Rousseff envió tropas del Ejército para garantizar el orden.