Los activistas, que según Henrique Capriles superaron el millón de personas, llenaron las calles del centro de Caracas e incluso muchos quedaron sin poder acceder a una zona reservada por años a los partidarios de Hugo Chávez.
Caracas. El candidato de la oposición venezolana, Henrique Capriles, inundó las calles de Caracas con cientos de miles de simpatizantes el domingo al formalizar su postulación a las elecciones presidenciales, en las que busca sacar del poder luego de 13 años a un Hugo Chávez enfermo de cáncer.
Impulsado por unas primarias en las que participaron más de 3 millones de personas, muchas más de lo esperado, Capriles demostró por primera vez su poder de convocatoria en la calle.
La prolongada marcha, que abarcó buena parte de la ciudad con seguidores que bailaban y ondeaban banderas de partidos y del comando de campaña del candidato, es una de las manifestaciones de calle más grandes que ha logrado la oposición en la última década, después de años de convocatorias exiguas.
"El 7 de octubre vamos a decidir no entre dos hombres, sino entre dos opciones de vida (...) Hoy doy un paso más para la victoria", gritó Capriles eufórico desde un tarima a su llegada al Consejo Nacional Electoral para inscribir su candidatura, tras un recorrido de más de 10 kilómetros.
Los activistas, que según Capriles superaron el millón de personas, llenaron las calles del centro de Caracas e incluso muchos quedaron sin poder acceder a una zona reservada por años a los partidarios de Chávez.
Fuegos artificiales, artistas y música en vivo sirvieron de telón de fondo al recorrido, que transcurrió sin contratiempos bajo el lema "hay un camino".
"Solo no puede Capriles. Capriles necesita a los 28 millones de venezolanos (...) Voy a ser el presidente de los rojos (partidarios de Chávez) también", dijo el candidato antes de formalizar su postulación y entregar un plan de Gobierno focalizado en la seguridad, el empleo y los programas sociales.
Capriles inició en marzo una ronda de visitas casa por casa a todos los rincones del territorio venezolano que lo mostró enérgico, mientras Chávez iba y venía de Cuba para someterse a un tratamiento por el cáncer que padece y que lo ha forzado a reducir su habitualmente frenético ritmo de gestión.
"Creo que podemos ganar, claro que sí. A la vista está, mira todas las personas que lo estamos acompañando ahora. Yo digo que Capriles será el próximo presidente", dijo Lorelis Reina, una comerciante informal de 25 años.
Chávez tiene previsto inscribir su candidatura el lunes con otra marcha que también promete ser multitudinaria.
MEDICION DE FUERZAS
El candidato opositor, quien se identifica como seguidor del modelo de centroizquierda brasileño -que ha permitido en ocho años sacar de la pobreza a unos 30 millones de personas-, tiene una dura batalla por delante.
La mayoría de los estudios de intención de voto le otorga a Chávez al menos 15 puntos de ventaja sobre Capriles, aunque algunas firmas aseguran que la carrera va cabeza a cabeza.
Capriles ha desdeñado en varias ocasiones los sondeos, argumentando que ninguna encuestadora ha apostado en los últimos años al al triunfo de la oposición, que frenó la primera propuesta de Chávez para reformar la Constitución en el 2007 y obtuvo un 51 por ciento del voto popular en las parlamentarias del 2010.
"Sin duda alguna, la gente superó (las expectativas). La gente nos ha superado siempre. Estamos seguros de que vamos a ganar", dijo Armando Briquet, jefe de campaña de Capriles.
Sin embargo, el oficialismo proyecta que su ventaja es irreversible a cuatro meses de los comicios.
Las marchas sirven de termómetro del apoyo a ambos candidatos en medio del precalentamiento de la campaña electoral, que formalmente arranca en julio, y de la polarización de la opinión pública.
"Todos vinimos por convicción propia, no nos pusieron una camisa roja", dijo a Reuters Norgel Rojas, un abogado que se trasladó desde el sur del país, en referencia a las camisas que suelen usar los partidarios de Chávez en sus actos.
Sin embargo, la televisión estatal mostró decenas de autobuses alineados alrededor de Caracas buscando demostrar que la movilización no fue completamente espontánea.
Las enormes manifestaciones callejeras del oficialismo -la última de ellas el 1 de mayo en ausencia de Chávez- suelen tener como trasfondo la contratación de cientos de autobuses que movilizan a los seguidores del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) desde diferentes regiones del país.
Capriles, que acaba de delegar la gobernación del estratégico estado Miranda para correr por la silla presidencial, no ha perdido una sola elección hasta ahora, mientras ha sorteado varios obstáculos políticos, entre ellos su encarcelamiento en el 2006 y un posterior intento de reabrir el caso en su contra.
En el terreno político. Mientras la oposición busca conquistar a millones de votantes indecisos en unos comicios que se pronostican como los más reñidos que ha enfrentado Chávez, el oficialismo da la batalla por ganada, pese a los constantes llamados del líder a no caer en triunfalismo.
"No subestimemos al adversario. Vamos a ganar por nocaut, pero hay que trabajar (...) Vienen cuatro meses intensos donde tenemos que batirnos para combatir a la burguesía", reiteró Chávez días atrás.
El rotundo triunfo de Capriles en las primarias de febrero, combinado con el deterioro de la salud de Chávez, quien sacudió al país meses atrás al confirmar una recurrencia de la enfermedad, dibujan el mejor escenario para la oposición desde que el líder socialista llegó al poder.
Además, una crisis de viviendas, recurrentes fallas en los servicios públicos, el agobiante costo de la vida y la criminalidad le restaron puntos a la aprobación de la gestión del mandatario hasta el año pasado.
Pero la intención de voto y el apoyo a la gestión de Chávez se ha mantenido firme en los últimos meses, mientras éste extiende sus apariciones en televisión y el gasto público se multiplica a través de planes sociales enfocados en vivienda, seguridad y becas estudiantiles.
Chávez, quien fue operado hace exactamente un año de un tumor canceroso, aseguró la víspera que salió "absolutamente bien" de una serie de estudios médicos a los que se sometió en Venezuela en los últimos días, tras culminar dos meses de radioterapia en Cuba, pero no reveló mayores detalles sobre su estado de salud.