¿Qué significa el Caso Nisman para la democracia argentina? ¿Cómo repercutirá en el panorama político de ese país? DW consultó a experta de la Universidad de Rostock sobre los aspectos políticos de estos acontecimientos.
Independientemente de su desenlace jurídico, la solicitud de indagatoria contra la presidenta argentina en el marco de la investigación de atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina, ocurrido en 1994, marca políticamente el final de una estructura de alianzas cimentada por el ex presidente Nestor Kirchner, y continuada por su viuda y sucesora en la Casa Rosada, Cristina Fernández.
Así lo considera la politóloga Clara Ruvituso, estudiosa del peronismo y académica de la Universidad de Rostock, en Alemania. En entrevista con DW, la experta subraya que es el kirchnerismo, y no el peronismo en su totalidad, el que vive una etapa que parece llegar a su fin, y de la cual algunos de los recientes acontecimientos son un reflejo.
Ruvituso califica al actual como “un momento de crisis política importante, donde los medios juegan un rol central”, y explica : “A partir del conflicto del campo, en 2008, y el quiebre de la alianza con la Unión Cívica Radical, comenzó a desestructurarse el proyecto de política transversal de alianza con muchos y diversos sectores, que Néstor Kichner había consolidado”.
Como resultado, dice la entrevistada, comenzó a registrarse paulatinamente una creciente polarización en el discurso del gobierno, la oposición y los medios de comunicación. “Cerca de las elecciones, sabiendo que no existe la posibilidad de una reelección (de la presidenta), y sin haber un candidato muy claro dentro del kirchnerismo duro, lo que se hace más visible es una reestructuración en las posiciones del peronismo”, dice.
Desconfianza ciudadana. Para la entrevistada, “la acusación contra la presidenta por parte del fiscal Nisman, se da en el contexto de estas luchas políticas entre la oposición y el gobierno, y también dentro del peronismo”. Con la muerte de Nisman, “el conflicto se agravó muchísimo más, y desencadenó una guerra de teorías y acusaciones en la que los medios juegan un papel central, y que genera en el ciudadano una gran desconfianza en todos los aspectos”, menciona Ruvituso. “Pero ni el gobierno, ni los medios concentrados, ni nadie tiene pruebas fehacientes de lo que dicen ni de lo que intentan probar. Ni la acusación de Nisman, ni su muerte, parecen aclararse desde el punto de vista jurídico”, señala.
¿Qué significado puede tener esto para la democracia argentina? “Esta es una crisis importante, de fin de ciclo, mediática, pero no creo que signifique que la presidenta tenga que anticipar elecciones”, dice la académica de la Universidad de Rostock. Y abunda: “Las estructuras del peronismo rara vez permiten tal pérdida de poder”.
De hecho, la reestructuración al interior del peronismo ya está en marcha, dice Ruvituso. “En toda esta crisis, el personaje que menos fue golpeado fue (Daniel) Scioli, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, que logra dentro de todos estos años mantenerse cerca del kirchnerismo, pero a la vez, tan alejado como para ser el candidato natural de la nueva configuración que va salir del post-kirchnerismo”.
En general, indica la politóloga, la actual crisis ha propiciado que se ventile otro tema de gran importancia para la democracia en su país: el papel de los servicios secretos argentinos. “Si se puede rescatar algo positivo de todo este escándalo, es que se destapó finalmente la estructura y la corrupción dentro de la Secretaría de Inteligencia del Estado, que en este momento la presidenta promete reformar. Sin este caso, no hubiese salido nada de eso a la luz”.