Kaufmann, una de las mujeres que mejor conoce a Hillary Clinton, conversó con AméricaEconomía.com sobre el liderazgo de la candidata demócrata a la Casa Blanca, fuertemente influenciado por el sino de su su madre abandonada a los 15 años, quien llegaría a buscar trabajo como niñera, dos días por semana, a cambio de una habitación y US$3 a la semana.
Madrid. "Hillary Clinton fue educada para no rendirse nunca". Y su fortaleza "es la marca distintiva de las mujeres del entorno familiar Clinton y Rodham", asegura la mujer que mejor conoce a Hillary Clinton a este lado del Atlántico, la catedrática Alicia Kaufmann.
Hillary "representa un modelo de empoderamiento ganado; los ataques contra ella, a lo largo de su trayectoria política, han sido constantes; pero se ha caído y se ha vuelto a levantar una y otra vez" y "si llega a la presidencia, sería un extraordinario 'modelo de rol' para todas las mujeres del mundo y un ejemplo de que 'sí se puede', con perseverancia y sin arrogancia".
Kaufmann, de consolidada trayectoria académica, es Doctora en Sociología por L’École des Hautes en Sciences Socials de Paris y por la Universidad Complutense de Madrid; catedrática de Sociología de las Organizaciones en la Universidad de Alcalá de Henares (UAH); investigadora del Instituto Franklin de Estudios Norteamericanos y forma parte del equipo de investigación de Género de la Facultad de Derecho de la UAH; es conferenciante internacional además y Coach Ejecutiva Senior. Posee 27 libros publicados.
En breve, Kaufmann publicará un libro donde aborda el análisis del rol de autoridad de la primera candidata a la Casa Blanca, desde su dimensión biográfica, a través de un método denominado Organizational Role Analysis Method que intenta comprender cómo las personas generan su autoridad. Para ello, analiza la evolución de Hillary Clinton desde su infancia hasta la actualidad, porque "la manera en la que funcionan las personas es el resultado del cruce entre el sistema familiar o lo vivido en sus familias, el sistema laboral y el contexto en el que se desarrollan", explica la especialista.
Lo cierto es que "en toda la trayectoria de la posible futura presidenta aparece una constante en las diversas situaciones que le ha tocado afrontar y es la de no abandonar nunca y esta es, sin duda, la marca distintiva de las mujeres del entorno familiar Clinton y Rodham", destaca.
Respecto de si a Hillary Clinton el camino hacia la Casa Blanca se le hizo cuesta arriba por el sólo hecho de ser mujer, la experta es categórica: "Hillary es prisionera de su propio rol, y haga lo que haga, siempre será criticada" y es que "los hombres no pueden soportar a las mujeres fuertes, es decir, a aquellas que no sólo dan vida, sino que también están vivas", advirtió.
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Pero el objetivo de Kaufmann va más allá de presentar su evolución como política y profundiza en los factores que fueron determinantes en la formación de su carácter y en la estructura de su personalidad; para ello, hurga en su sistema familiar y educativo hasta encontrar piezas clave que le permiten dilucidar el proceso que le permitió convertirse en la persona que es.
¿Cuáles son los roles y recomendaciones familiares que más han influido, marcado y condicionado el carácter y la personalidad de Hillary Clinton? Desde el análisis de Kaufmann se deprende que "los roles de su familia de origen, particularmente por parte materna, la marcaron profundamente. Sus abuelos paternos y las vicisitudes que atravesaron influyeron de manera significativa en su vida y, sobre todo, en la de su madre, lo que hizo que la infancia fuese una de las prioridades de Hillary", explica la socióloga.
La abuela de Hillary Clinton, Della, "se quedó embarazada a los 15 años. Se casó y luego con su pareja, dos años mayor, tuvieron otra hija. Demasiado jóvenes para encarar de manera madura esta situación, se separaron al poco tiempo y enviaron a las hijas con los abuelos". De esta forma, "la madre de Hillary fue abandonada por sus padres desde muy pequeña y enviada, sola, a la otra punta de los Estados Unidos con su hermana para que la criaran sus abuelos galeses. La dureza de los mismos hizo que la madre, a los 14 años, se marchara de allí y buscara trabajo como niñera dos días por semana a cambio de una habitación y tres dólares a la semana", prosigue.
Finalmente, la madre de Hillary estuvo en un hogar "donde le permitieron estudiar y donde su empleadora se convirtió en su modelo de rol y mentora para poder desarrollar sus inquietudes y finalizar estudios de instituto", destaca Kaufmann. Es en esta etapa cuando experimenta el gran giro en su vida: "lo más importante allí fue que aprendió que otra manera de vivir, amar y criar a los hijos era posible y esa alternativa de rol le permitió crear más adelante un hogar con otros valores", agrega. "No tenía dinero para comprarse ropa ni realizar actividades extraescolares, siempre llevaba la misma blusa y la misma falda. Terminado el instituto, su madre, que estaba en Chicago, le prometió que le costearía sus estudios universitarios, lo que no fue así, ya que finalmente quería que su hija fuera su empleada".
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¿Qué ocurría con el padre? "Su padre venía de una extracción social y un contexto totalmente diferente. Había nacido en Scanton, Pensilvania, y era hijo de Hugues Rodham y Hannah Jones. Su hija describe su risa profunda, que ella heredó: "carcajadas abiertas y sonoras", describe Kaufmann.
"Sus padres eran metodistas, habituados a trabajar duro para ganarse la vida. Su abuelo paterno era el sexto de once hermanos. Su abuela paterna era una mujer de gran carácter y autoridad y en una ocasión impidió que le amputaran las piernas a su padre, que había sufrido un accidente en un carro de caballos al que empotró un camión, rompiéndole ambas piernas. Los médicos querían amputar las extremidades. Cuando Hannah se enteró, se plantó en el hospital y dijo que nadie le iba a tocar las piernas a su hijo salvo para salvarlas". Esta era una de las historias familiares favoritas, que se repetía con frecuencia y donde el mensaje de fondo era que "siempre hay que tener el valor de enfrentarse a la autoridad y no abandonarse nunca", explica Kaufmann.
La madre de Hillary "cumplía con roles o funciones tradicionales de una madre: su afecto hacia sus hijos era ilimitado, Hillary era estimulada constantemente por ella; le hacía afrontar los hechos de la vida: en una ocasión, cuando Hillary tenía cuatro años, cambiaron de barrio y su hija tuvo que vérselas con una pandilla. Volvió temerosa a su casa buscando refugio en su progenitora, pero ésta la hizo volver con los demás niños, mirando desde la ventana de la cocina cómo se las arreglaba su hija. La pandilla, al verla volver, pensó que era una valiente que sabía afrontar los desafíos", comenta.
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Claramente, su madre, a lo largo de su infancia "le ayudó a fomentar no sólo su soledad, sino también su autosuficiencia y le enseño a ser independiente".
A todo esto, el deporte también contribuyó a formar y estructurar el carácter de Hillary Clinton: "era una atleta de alto rendimiento, se crió en un entorno deportivo competitivo, donde uno de los rasgos de los atletas es esforzarse, caerse y volver a levantarse" y "no debemos olvidar que la formación de valores es un elemento primordial dentro del proceso del entrenamiento deportivo y genera líderes".
La especialista explica que "en sus memorias casi no se menciona la parte afectiva, pero sí las carencias que había sentido su propia madre. Cuando descubrió que su madre no la amaba, quedó totalmente desbastada y no sabía dónde ir. Esto puede explicar, en parte, esa aparente dificultad de conexión emocional con las personas por parte de Hillary, porque posiblemente ella no la tuvo".