"Hoy el pueblo no le ha fallado a Chávez, como Chávez nunca le ha fallado al pueblo", dijo en la noche del domingo el vicepresidente y canciller, Nicolás Maduro.
Caracas. Venezuela amaneció este lunes con el mapa electoral teñido de rojo tras la arrasadora victoria del chavismo en los comicios regionales del domingo, pero se quedó sin la joya de la corona por el triunfo de Henrique Capriles en Miranda y la sensación de que todo pende de un hilo ante el delicado estado del presidente Hugo Chávez.
Pese a la notable ausencia del líder socialista, quien convalece en Cuba tras someterse a una cuarta cirugía desde que le diagnosticaron cáncer en la pelvis hace año y medio, su partido ganó en 20 de las 23 gobernaciones y le arrebató a la oposición plazas clave como el petrolero estado de Zulia, bastión del antichavismo durante una década.
"Hoy el pueblo no le ha fallado a Chávez, como Chávez nunca le ha fallado al pueblo", dijo en la noche del domingo el vicepresidente y canciller, Nicolás Maduro, quien fue ungido por el "Comandante" como sucesor político si la enfermedad le impide retomar las riendas del país petrolero.
La oposición tan sólo retuvo tres estados desde los siete que controlaba, en una jornada con una mermada participación del 54 por ciento, casi 30 puntos menos que en las presidenciales y diez puntos por debajo de los anteriores comicios regionales del 2008.
Sin embargo, el éxito de Capriles en el estratégico estado Miranda -segundo con mayor número de electores- permitirá mantener la frágil unidad opositora en torno al joven abogado, quien logró restaurar parte del capital político perdido tras su derrota por 11 puntos contra Chávez en los comicios de octubre.
El país entra ahora en cuenta regresiva hacia el 10 de enero, cuando el presidente debe jurar un nuevo mandato de seis años. En caso de que su salud se lo impida, los venezolanos deben volver a las urnas en 30 días, como dicta la Constitución.
"El año que viene va a ser un año muy complicado, un año complejo que requiere unidad", auguró Capriles, quien acusó al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) de explotar la enfermedad de su líder para ganar votos en vez de presentar propuestas de gobierno a los ciudadanos.
Incertidumbre.
Una vez pasada la jornada electoral, los ojos del país se vuelven de nuevo hacia Cuba, donde el mandatario se recupera tras una "compleja y delicada" intervención quirúrgica de seis horas en un centro médico de La Habana, acompañado de su familia y cercanos colaboradores.
La información sobre el paciente llega con cuentagotas al país petrolero, donde los venezolanos tratan de descifrar los exiguos partes médicos sobre una dolencia cuyos detalles todavía son guardados celosamente como secreto de Estado.
Las últimas noticias del Gobierno apuntan a que el militar retirado de 58 años mejora "hora tras hora", que su estado pasó de "estable" a "favorable" y que ya comenzó a comunicarse con sus allegados, en plenas condiciones intelectuales y dictando instrucciones de gobierno.
"El Comandante Presidente sigue en su proceso de estabilización. La tendencia sigue siendo positiva día tras día, hora tras hora", dijo el domingo desde Cuba el ministro de Ciencia y Tecnología, Jorge Arreaza, yerno del mandatario.
Pero los rumores sobre la salud presidencial, lejos de amainar, se han recrudecido tras la tercera recurrencia del cáncer, avivados por la decisión de Chávez de nombrar un sucesor político en su ausencia, algo inédito en un hombre que ha dominado la agenda pública sin contrapeso durante 14 años.
La contundente mayoría regional refuerza la capacidad de movilización y financiamiento de la tolda socialista y sería un factor clave para Maduro, un ex chofer de autobús y sindicalista de 50 años sobre el que recaería la tarea de liderar al chavismo sin Chávez hacia unas hipotéticas elecciones presidenciales.
Pero la oposición, que ve en Capriles a su mejor baza para enfrentar un proceso electoral nacional tras sumar un récord de 6,5 millones de votos en octubre, confía en que la salida de escena del mandatario haría replantearse las preferencias a muchos venezolanos que tan sólo confían en el líder bolivariano.
"Aquí no se rinde nadie", dijo contundente Ramón Guillermo Aveledo el jefe de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática, tras la contundente derrota del domingo.