Entre los desafíos de igualdad más importantes que aún enfrenta América Latina en materia educativa, se encuentra el garantizar una educación de calidad para todos. Chile, al igual que otros países de la región, desde comienzos de los años 90, se ha tomado esta tarea muy en serio y ha invertido crecientemente en el ámbito educativo.
A lo largo de estos años se han ensayado diversas estrategias para promover el mejoramiento de los aprendizajes en competencias básicas como la lectura y las matemáticas, centrándose fundamentalmente en los grupos sociales más desfavorecidos. Los resultados de la prueba internacional liderada por la OCDE, PISA 2009, muestran que, al menos en lectura, estos esfuerzos han dado frutos que son reconocidos a nivel internacional.
A excepción de Argentina, los países de América Latina que participaron en la medición de lectura de PISA 2000 y PISA 2009, mejoraron sus resultados en lectura. Chile y Perú fueron los que lo hicieron de manera más significativa (40 y 43 puntos respectivamente), mientras que de los países de la OCDE los países que mejor rendimiento obtuvieron fueron Portugal y Corea, con un aumento de 19 y 15 puntos, respectivamente.
Corea sigue estando en el primer lugar de los países de la OCDE en su puntaje general. Pero su progreso se debe principalmente a un aumento de 7% del porcentaje de alumnos perteneciente al grupo de mejor rendimiento. En cambio, en el caso de Chile, Perú, México y Brasil, sus mejores resultados en lectura se deben fundamentalmente a la reducción del porcentaje de estudiantes en los niveles deficitarios de aprendizaje.
Chile fue el país que, a nivel mundial, redujo en la proporción más importante (17%) el porcentaje de estudiantes que no llegan a adquirir competencias básicas de lectura (bajo el nivel de 2 de competencias medidas por PISA). Argentina, en cambio, que en el año 2000 presentaba mejores resultados en lectura que Chile, bajó su promedio, aumentó la proporción de estudiantes en los peores tramos de aprendizajes y disminuyó la proporción de estudiantes en los tramos superiores. Estos resultados ponen a Chile una vez más como ejemplo para el resto de la región, por lo que es importante analizar en profundidad cuáles son los factores relevantes y las políticas implementadas que le permitieron avanzar tan significativamente en la calidad y equidad de sus resultados en lectura.
La competencia lectora es una de las habilidades básicas más relevantes, tanto por la posibilidad que otorga a los estudiantes de comprender y continuar la formación en otras asignaturas y habilidades, como por la posibilidad de integrarse a la sociedad en tanto ciudadano autónomo. Pero los resultados en la formación de estas competencias continúan lejos de ser satisfactorios. Todavía en Chile, el país de la región de América Latina con mejores resultados, 30% de su población de 15 años no ha adquirido el nivel de competencia básico esperado para participar efectiva y productivamente en sociedad. Para el promedio de países pertenecientes a la OCDE, este porcentaje se reduce al 18% de la población de 15 años. La mayoría de la población chilena de jóvenes de 15 años sólo alcanza el nivel 2 de esta medición en lectura, lo que es la competencia mínima esperada, bastante deficiente.
Esto quiere decir que los esfuerzos por seguir avanzando siguen siendo muy importantes. No obstante, los resultados de PISA 2009 también muestran que el progreso en calidad es posible y lo fundamental es que éste se puede lograr mejorando al mismo tiempo la equidad de los resultados. Así lo demuestran los países con mejores rendimientos a nivel mundial (Finlandia, Corea, Hong-Kong/China, y Shangai/China), que también son los países con menores diferencias internas en sus resultados. Adicionalmente, el hecho que Shangai-China sea el país con mejor resultado en la medición PISA 2009 en lectura, y que esta economía esté por debajo del PIB promedio de la OCDE, demuestra que el progreso en resultados educativos es posible en países de menor riqueza.
El sistema educativo ha sido la herramienta de política pública primordial para disociar los orígenes sociales de los individuos de sus logros en términos de bienestar. Bienestar entendido como la posibilidad de satisfacer las necesidades materiales, así como la capacidad de participar productivamente en la sociedad de manera digna y tener la libertad de elegir el propio destino autónomamente. Esto, que ha costado tanto que avance en una región tan desigual como América Latina, es importante celebrarlo, continuarlo y profundizarlo. Los sistemas educativos de la región requieren de sinergias positivas que apoyen este esfuerzo.
El peso de la reproducción social de la población no recae en una sola institución, sino más bien en una estructura institucional, donde las acciones del sistema educativo se articulan con las acciones de las familias y el entorno comunitario. Los atributos de los hogares siguen revelándose como una de las causas principales de las diferencias en los resultados del aprendizaje. De hecho, el nivel educativo que alcanza una persona se ve fuertemente influenciado por el nivel educativo alcanzado por sus padres.
Los análisis presentados por la OCDE señalan la importancia que tiene la actitud e interés de los estudiantes frente a la lectura como uno de los factores relevantes para la formación de su competencia lectora. Esta actitud está, en general, fuertemente motivada por la experiencia que los estudiantes hayan tenido en su hogar con la lectura (por ejemplo, la lectura de cuentos por parte de los padres o adultos significativos).
La fuerte segregación y segmentación educativa en los países de la región refuerza la desigualdad en el aprovechamiento del proceso educacional, pues a las desventajas socioculturales con que llegan los estudiantes de menores recursos se suma el acceso a servicios de enseñanza de una menor calidad relativa. Sin embargo, hay que rescatar la posibilidad que tiene la escuela de contribuir al proceso de formación. Entre los factores asociados a la escuela destaca el tipo de clima escolar al interior del centro educativo y el liderazgo de su dirección. Además, las trayectorias estudiantiles previas y los insumos de equipamiento escolar también juegan un rol en el logro de mejores resultados.
En este momento, en que se están planificando importantes reformas en el sistema educacional chileno, parece relevante tomar en cuenta la experiencia positiva acumulada, los errores cometidos y los factores sobre los cuales el sistema educativo puede realmente ejercer un rol en el progreso equitativo de los resultados educativos del país. La cantidad de información sobre los factores asociados al mejoramiento de aprendizaje en lectura, disponible a partir de la prueba PISA, representa una buena oportunidad.