La pareja de investigadores contactó a ex ministros de Estado, ex senadores, gente de gobierno e incluso a la madre de la actual presidenta de Chile para hacer un documental sobre el tema.
Cuando apenas era un bebé, el periodista y documentalista chileno Mathias Meier llegó a Berlín. Hace poco había caído el Muro y la ciudad se adaptaba a su nueva realidad. Meier, quien ahora se prepara para estudiar un Master of Science in Journalism en la Northwestern University en Chicago, dice que no recuerda nada de ese viaje, pero no deja de parecerle interesante esa primera conexión con un episodio de la historia que terminaría dándole premios y satisfacciones.
Junto a María Paz Salas, Meier (hijo y nieto de alemanes) realizó el documental “El muro chileno” como tesis para obtener el título de periodista en la Universidad del Desarrollo, en 2011. En un esfuerzo no menor, viajó a Estados Unidos y Alemania en busca de testimonios de chilenos que vivieron en Berlín Oriental, donde fueron recibidos con solidaridad tras el golpe de Estado que en 1973 derrocó a Salvador Allende. Y descubrió que muchos se muestran críticos con el proyecto socialista que los acogió.
La pareja de investigadores contactó a ex ministros de Estado, ex senadores, gente de gobierno e incluso a la madre de la actual presidenta de Chile, para que rememoraran esos años de vida en la RDA. “Los inicios de este proyecto se remontan a mi segundo año en periodismo. Una profesora me invitó a Berlín para trabajar junto a ella en un reportaje que buscaba publicar por primera vez extractos de las fichas de los chilenos exiliados en la RDA que fueron espiados por la Stasi”, cuenta Meier a DW.
-Así que ahí nace todo.
-Sí. Como yo hablaba alemán podría realizar la investigación previa y traducir los documentos. El reportaje fue publicado en enero de 2009 y yo me llevé una tremenda experiencia. Y también sentí que este tema reunía todos los elementos que harían un gran documental. Por eso me llevé una lista de contactos e ideas para cuando llegara el momento de realizar mi tesis en la universidad.
-El trabajo de producción es impresionante. ¿Tuvieron muchos problemas para conseguir que los entrevistados se decidieran a hablar?
-Hubo entrevistados con los que no hubo problemas, como el ex embajador de Chile en México y ex ministro de Cultura, Roberto Ampuero. Tampoco hubo problemas con los alemanes que ayudaron a dar un contexto histórico, después de todo en Alemania hay una política interesantísima sobre el legado de la historia. Cuando estuve trabajando en Berlín se acababan de cumplir 50 años desde el día en que se comenzó la construcción del Muro. Y aunque aquel día marca un hito negativo que dividió a todo el pueblo alemán, hoy son capaces de recordarlo con una visión reconciliadora, un logro que lamentablemente no se pudo apreciar cuando en Chile se cumplieron 40 años del golpe de Estado de 1973.
-También hubo entrevistados más difíciles, ¿no?
-Sí, con algunos hubo que tener varias conversaciones previas para convencerlos de participar. El ex asesor de la presidenta Michelle Bachelet, Juan Carvajal, fue uno de ellos. Finalmente hubo un grupo no menor de personajes que me hubiera encantado entrevistar, pero que se negaron, como el ex ministro Jorge Arrate y el ex senador Camilo Escalona. Otros jamás contestaron las solicitudes, como la actual presidenta Michelle Bachelet o la viuda de Erich Honecker, quien hoy vive asilada en Chile, la señora Margot Honecker.
-¿Le sorprendió que los testimonios fueran mayoritariamente críticos con la RDA?
-Hablamos de gente de izquierda que vivió muchos años ahí. Yo pensé que los entrevistados, o al menos los que se vieron forzados a exiliarse por simpatizar con el gobierno del derrocado presidente Salvador Allende, defenderían a la RDA. Después de todo, la Unidad Popular de Allende compartía varios principios con el Partido Socialista Unificado. Sin embargo, la revolución socialista con “olor a empanada y vino tinto” que Allende quería para Chile fue un proyecto mucho más admisible, con sus cualidades y defectos, que el país en que terminó por convertirse la Alemania Oriental. Y los chilenos que llegaron a vivir allá, detrás del Muro, se dieron cuenta y vieron que los mismos derechos humanos que violaba la dictadura de Pinochet eran pasados a llevar en el país que los acogió. Quizás no todos se dieron cuenta debido a la solidaridad y beneficios que recibieron, pero de seguro el tiempo ha despejado varias verdades. Es muy satisfactorio haber aportado a ello con “El muro chileno”.
-Las respuestas de la madre de Michelle Bachelet, Ángela Jeria, causaron polémica en su momento. Ella dijo no saber que se violaban los derechos humanos en la RDA. ¿Nunca volvió a comunicarse con ella tras esa entrevista?
-La señora Ángela Jeria fue la primera entrevistada. En un principio no quiso referirse al tema ya que, en su opinión, no tenía mucho que decir. Pero varias personas con las que había hablado fuera de cámara me comentaron que su visión de la lucha contra la dictadura de Pinochet desde el exilio sería un gran aporte. Como ya la había entrevistado anteriormente para otro tema, finalmente aceptó.
-Fue lo que más se comentó del documental, de hecho.
-Y a pesar de lo impactante que resultan sus declaraciones, la entrevista fue muy amena. Ella es una mujer encantadora y pasamos más de tres horas en su departamento hablando sobre los años que vivió en la RDA, la lucha contra la dictadura, el retorno de la democracia y sobre el Chile actual. Creo que el silencio que por tantos años hubo en torno a la experiencia chilena detrás del muro de Berlín se debe a un mal entendido sentimiento de agradecimiento, quizás por todo lo que recibieron al llegar sin nada a un país que no conocían. Y en mi opinión, Ángela Jeria se quedó con ese sentimiento hacia la RDA. Tiene un recuerdo romántico de aquel país que ya no existe, que le dio mucho, pero que también violaba los derechos humanos de millones de alemanes.
-¿Esperaron alguna vez tener tanta repercusión con su tesis universitaria?
-Jamás pensamos en que este proyecto, cuya única meta era ser precisamente una tesis académica, lograría tanto reconocimiento. Por mi parte siempre quise sacar el mejor provecho de la oportunidad que brindaba la universidad de presentar la tesis en formato documental y me impuse realizar un proyecto ambicioso, pero nunca imaginé que ganaríamos premios tan importantes como el festival de documentales de la universidad estatal de Texas, ser reconocidos entre los “100 Líderes Jóvenes del 2012” por el diario El Mercurio y obtener el primer lugar del concurso ETECOM latinoamericano de Telefónica. Fue un año increíble por todas esas experiencias.