El anuncio de que la primera dama de Venezuela aspiraría a una curul en el Parlamento local volvió a llamar la atención de la prensa internacional hacia la prevalencia del nepotismo en el estamento chavista. Un balance.
Un anuncio hecho este lunes por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, volvió a llamar la atención de la prensa internacional hacia la prevalencia del nepotismo en el estamento chavista. “Cilia Flores va a la batalla”, señaló el mandatario, refiriéndose a la postulación de su esposa como candidata al Parlamento de ese país. Las nominaciones se oficializan esta semana y los comicios tendrán lugar el 6 de diciembre.
“Aquí no hay machismo que la vaya a limitar”, acotó el jefe de gobierno, dejando claro que tiene tan pocos problemas con la presencia de parientes cercanos en las distintas instituciones del Estado como su predecesor, el difunto Hugo Chávez (1999-2013), o como el actual presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, cuya esposa, Marlenys Contreras, fue nombrada ministra de Turismo en abril de este año.
Los Flores y los Maduro. “Hijas, hermanos, padres, sobrinos, primos, cuñados y compadres de las mujeres y los militares más poderosos del régimen han hecho de los cargos públicos la nómina que mantiene a familias privilegiadas”, comentaba el político opositor Claudio Fermín un día antes de que la primera dama lanzara su candidatura al Parlamento. Y es que las prácticas nepotistas atribuidas a Maduro y Flores –que se casaron el 15 de julio de 2013– no datan de ayer.
El sitio web poderopedia.org –publicación de referencia para entender quién es quién en los ámbitos venezolanos de la alta política y la economía– cita fuentes según las cuales Flores influyó para que 37 familiares suyos entraran irregularmente a la nómina del Parlamento, incluso después de que ella dejara de presidir esa instancia (2006-2011). Flores asegura que todos sus allegados participaron en los concursos públicos de rigor.
Su sobrino Carlos Erick Malpica Flores, uno de los que pasó por la Asamblea Nacional, es ahora director de la Tesorería General de la Nación y vicepresidente de Finanzas de la petrolera estatal, Pdvsa. El abogado Walter Gavidia, ex esposo de Flores y otrora diputado del Parlamento Latinoamericano, preside hoy la Misión Negra Hipólita, una fundación cuyo objetivo nominal es prestar ayuda a personas sin techo.
“La familia es lo principal”. El hijo de Flores y Gavidia, Walter Jacob, preside la Fundación Pro-Patria 2000; ese es el organismo que se encargará de construir viviendas de interés social en los terrenos que le fueron expropiados el pasado 29 de julio a las Empresas Polar, la más grande productora de alimentos en Venezuela. Al narrar ese suceso, el diario argentino Clarín agregó que el hijo de Flores entregaría las propiedades directamente a los beneficiarios.
En un artículo que escribió para el diario español El Mundo, Daniel Lozano describía a los Maduro Flores como “la familia más poderosa de la revolución”, colocándola incluso por encima de los parientes de Chávez, que aún “mantienen una cuota importante de poder”. Lozano sugería que sólo así se podía explicar el ascenso de Nicolás Maduro Jr., un veinteañero “de curriculum desconocido”, en la jerarquía estatal.
Como director del Cuerpo de Inspectores Especiales de la Presidencia, el hijo de Maduro asumió la responsabilidad de evaluar el funcionamiento de las políticas públicas y “combatir la corrupción”, según poderopedia.org. Nicolás Maduro Guerra estuvo a cargo de la organización del festival Suena Caracas y coordina el proyecto de la Escuela Nacional de Cine que se inaugurará en septiembre.
Los Cabello. Sin embargo, el linaje de Diosdado Cabello parece pisarle los talones al de la pareja presidencial. La esposa de Cabello está al frente de la cartera de turismo y su hermano menor controla tanto el Ministerio para Industrias como el Centro Nacional de Comercio Exterior (CENCOEX). Previamente, José David Cabello había sido ministro de Infraestructura y superintendente del organismo responsable de las aduanas y el cobro de impuestos.
El hermano pequeño de Diosdado Cabello también fue director general del principal aeropuerto del país y de la aerolínea nacional Conviasa. Por su parte, Daniela, la hija de Cabello y la ministra Contreras, se deja ver con tanta frecuencia en la televisión venezolana que ya se le conoce como la cantante de la “revolución bolivariana”. Pero, ¿y qué hay de la casta de los Chávez?
Asdrúbal, primo de “el Comandante”, es ministro de Petróleo y Minería. Adán, hermano mayor del legendario mandatario, es gobernador del estado Barinas. Y Argenis, otro hermano, es Director Ejecutivo de la Magistratura. No obstante, las figuras más prometedoras de ese clan son los más jóvenes: María Gabriela, considerada la hija preferida de Chávez, es embajadora alterna de Venezuela ante la ONU.
Los Chávez. De María Gabriela se dice que cuenta con el respaldo de un segmento del chavismo para sustituir a Maduro si las circunstancias lo requirieran. Bajo su sombra está la hija mayor de Chávez, Rosa Virginia, quien preside la Misión Milagro, una fundación que atiende a personas con enfermedades oftalmológicas. Lo que Rosa Virginia tiene a su favor es el hecho de estar casada con el vicepresidente de Venezuela, Jorge Arreaza.
No faltará quien se pregunte si los servidores públicos elegidos a dedo por su parentesco con figuras de autoridad tienen, pese a todo, méritos que los califiquen para cumplir con el trabajo que se les asigna. Pero el problema en cuestión es uno de fondo: los casos aludidos apuntan a que los concursos para acceder a cargos de mediano y alto rango tienen tan poco peso como las evaluaciones que se hacen del ejercicio profesional de los funcionarios.
Todas estas constelaciones traen a la memoria las prácticas nepotistas de los Gobiernos socialcristianos y socialdemócratas previos al ascenso de Chávez, pero también dejan en el aire la impresión de que, a catorce años del inicio de la “revolución bolivariana”, el chavismo sólo ha perpetuado una de las formas de corrupción que prometió erradicar.