El último operativo de las autoridades colombianas contra la guerrilla en una zona cercana a la frontera dejó un menor muerto, quien contaba con el estatus de refugiado en Ecuador, lo que será central en las conversaciones entre Ricardo Patiño y María Ángela Holguín.
Bogotá. La cumbre de cancilleres de Colombia y Ecuador que este jueves se realizará en Quito ya no es la misma que estaba planeada para el 28 de octubre. La muerte sorpresiva del ex presidente argentino Néstor Kirchner dio un margen de tres semanas en el calendario que ahora se cumple, pero también añadió un ingrediente más a la agenda.
La reciente muerte del niño de 12 años en zona fronteriza durante un bombardeo de las Fuerzas Armadas colombianas a un campamento guerrillero fue reportada en Quito por el canciller de Ecuador, Ricardo Patiño. La información que tenía parecía indicar que el pequeño, que se sumaba a la lista de fallecidos junto a 13 guerrilleros, era de nacionalidad ecuatoriana.
La cumbre de este jueves entre Patiño y la canciller colombiana, María Ángela Holguín, aumentaba entonces en sensibilidad, como si no fuera suficiente con que en esta oportunidad la agenda estuviera marcada por los llamados “temas sensibles”, surgidos después del bombardeo al campamento de Raúl Reyes en territorio ecuatoriano. Después se conocería que el niño fallecido había nacido en Colombia, pero contaba con el estatus de refugiado en Ecuador, un dato que añadió un nuevo matiz. El tema del refugio, no menos sensible para el gobierno ecuatoriano, se tratará este jueves y en la próxima reunión de cancilleres del 30 de noviembre.
“Hay una intención del gobierno de pedir a Colombia apoyo para solventar los gastos derivados de los refugiados que huyen del conflicto hacia nuestro país”, asegura Alfonso Morales, director nacional de Refugiados de Ecuador. En este momento las cifras señalan que cerca de 53.000 colombianos son amparados en el Estado vecino y que a su vez constituyen el 98% del registro nacional de refugiados. “Estamos gastando cerca de US$40 millones actualmente en estas personas, ha sido nuestra política recibirlos. Ojalá podamos tener el apoyo de Colombia”, puntualiza Morales.
En lo que tiene que ver con el bombardeo al campamento de Raúl Reyes, la canciller colombiana aseguró que espera traer consigo la solución a los problemas técnicos que han tenido las autoridades ecuatorianas para revisar el contenido de los computadores del ex cabecilla de las FARC.
No obstante, los pedidos de Patiño parecen ir más allá. El gobierno de Ecuador está interesado en obtener los videos del operativo para identificar la participación de “terceros”. Al hablar de “terceros” la mirada se desvía casi automáticamente hacia Estados Unidos, pues las sospechas del gobierno apuntan a que desde la Base de Manta militares norteamericanos contribuyeron a la irrupción ilegal de Colombia en su territorio.
El vicecanciller ecuatoriano, Kintto Lucas, reconoció que durante la cumbre también quedará tiempo para tratar proyectos conjuntos en la zona de frontera, que tienen que ver con la infraestructura del puente de Rumichaca e intercambio de energía. La cumbre se perfila como uno de los últimos pasos para despejar el camino hacia la normalización de relaciones diplomáticas entre los dos países, que según Morales, podrían restablecer sus embajadas en Quito y Bogotá al comienzo del año próximo.