"Yo creo que aquí vamos a evitar que vayan a llegar los cárteles", dijo el procurador (fiscal) de la ciudad, Miguel Angel Mancera, y aseguró que otra de las razones por las que la ciudad está a salvo es que las principales bases militares y de policía federal están instaladas en la capital.
México DF. Hace una década, la populosa capital de México era conocida por sus altos índices de homicidios y secuestros, pero actualmente parece una burbuja de seguridad en comparación con la ola de violencia que el narcotráfico ha sembrado en el resto del país.
La Ciudad de México, de unos 20 millones de habitantes, está atrayendo a pequeños y medianos empresarios que huyen de estados del norte como Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas, donde amplias zonas son verdaderos campos de batalla de las luchas entre los cárteles de la droga.
Los cárteles no sólo pelean por las rutas para introducir drogas a Estados Unidos decapitando y mutilando a sus rivales, sino que también se dedican a secuestros y extorsiones a empresarios, que a menudo, aterrados, cierran sus negocios.
Unas 5.000 empresas se han mudado al Distrito Federal en busca de un ambiente de inversión más seguro, dijo Juan de Dios Barba, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en la capital, una de las principales cámaras empresariales del país.
"La Ciudad de México tiene un problema de delincuencia común como todas las grandes ciudades del mundo (...) pero no hemos tenido los episodios de violencia que se han desatado en el resto del país", dijo el directivo.
La instalación de miles de cámaras en toda la ciudad con centros de control han permitido una respuesta más rápida de la policía, que además actúa mediante un mando único. Estas son algunas claves para que la capital se mantenga a salvo de la violencia del narcotráfico, afirman las autoridades.
"Yo creo que aquí vamos a evitar que vayan a llegar los cárteles", dijo a Reuters el procurador (fiscal) de la ciudad, Miguel Angel Mancera, y aseguró que otra de las razones por las que la ciudad está a salvo es que las principales bases militares y de policía federal están instaladas en la capital.
Los homicidios cayeron un 20% en la ciudad entre 2007 y 2009 y el índice de asesinatos es de 16.5 cada 100,000 habitantes. En contraste, en el norteño estado de Chihuahua, donde se ubica la violenta Ciudad Juárez, este índice es de 79.9, según datos de la fiscalía capitalina.
¿Hasta cuando? Sin embargo, la violencia está en la propia frontera de la ciudad, en estados vecinos como Morelos y el Estado de México, lo que deja dudas sobre cuánto tardará en llegar a la ciudad.
En Cuernavaca, una tradicional ciudad de descanso para los capitalinos a 60 kilómetros del Distrito Federal, se suceden sangrientos enfrentamientos entre los dos grupos en que se dividió el poderoso cártel de los hermanos Beltrán Leyva tras la muerte de su líder, hace un año, a manos de marinos.
En el Estado de México, el más poblado del país y que casi se confunde con la capital, fue atrapado en agosto Edgar "la Barbie" Valdez, uno de los capos más violentos del país y que luchaba por el liderazgo del cártel.
Más de 31,000 personas han muerto en todo el país desde diciembre del 2006, cuando asumió el presidente Felipe Calderón y lanzó operativos frontales con decenas de miles de soldados y policías federales en contra de los traficantes de drogas.
La violencia ha crecido desde entonces y la población ha ido retirando su apoyo a los operativos, según una encuesta reciente de la firma Consulta Mitofsky, encargada por la asociación civil México Unido contra la Delincuencia.
El presidente de esta organización, Eduardo Gallo, dijo que las condiciones de seguridad han mejorado en la capital desde el 2008, cuando el alcalde Marcelo Ebrard relevó al secretario de seguridad y al procurador, pero que los cárteles tienen presencia en la ciudad, aunque no se enfrentan entre sí.
"Nosotros sabemos que están aquí pero no quieren 'calentar' (crear inestabilidad en) la ciudad, quieren seguir utilizándola como un punto de tránsito y mercado de drogas", afirmó.
Un funcionario de la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos, basado en la capital mexicana, dijo que "es necesario estar vigilantes por cualquier tendencia que pudiera elevar una campaña de alarma" sobre una llegada de la violencia narco.
Por otro lado, se han multiplicado las extorsiones telefónicas en las que los delincuentes dicen ser miembros de los Zetas, un violento grupo que inició con militares desertores en Tamaulipas y se extendió por todo el país.
Otros dicen que forman parte de "La Familia", un cártel con tintes de secta religiosa que opera en el occidental estado de Michoacán. El Gobierno de la ciudad asegura que se trata de imitadores.