Sin mencionar el nombre de Trump, la ex secretaria de Estado dijo claramente el sábado que estaba preparada para enfrentarse al magnate, cuya reciente serie de victorias le convirtió en el candidato republicano favorito para la carrera hacia la Casa Blanca.
Columbia. Tras una aplastante victoria en las primarias de Carolina del Sur, la demócrata Hillary Clinton fijó su mirada en la posibilidad de llegar a las elecciones presidenciales del 8 de noviembre junto a su rival republicano Donald Trump.
Sin mencionar el nombre de Trump, la ex secretaria de Estado dijo claramente el sábado que estaba preparada para enfrentarse al magnate, cuya reciente serie de victorias le convirtió en el candidato republicano favorito para la carrera hacia la Casa Blanca.
Clinton criticó el eslogan de la campaña de Trump que dice "Hagamos América grande otra vez" y sus planes de construir un muro en la frontera de EEUU con México.
"A pesar de lo que escuchen, no necesitamos hacer América grande otra vez. América nunca ha dejado de ser grande", dijo a sus seguidores en su discurso tras la victoria conseguida en Carolina del Sur, después hizo una pausa para recibir aplausos, añadiendo: "Pero sí necesitamos hacer una América completa de nuevo".
"En vez de construir muros necesitamos derribar barreras", dijo Clinton, que podría ser la primera mujer presidente de EEUU.
Clinton dijo que no estaba dando por hecho nada a pesar de aplastar el sábado a su rival demócrata Bernie Sanders con 48 puntos y es probable que obtenga un buen resultado el próximo 1 de marzo, cuando se celebra el "Súper Martes", una fecha importante en la batalla por la nominación.
Si Clinton y Trump ganasen el martes, como indican los sondeos, las posibilidades de que coincidan en las elecciones generales aumentará, añadiendo más incertidumbre a una campaña presidencial que ha desafiado las costumbres de los votantes estadounidenses, preocupados por la economía, la inmigración ilegal y los desafíos de la seguridad nacional.
Unas elecciones Trump-Clinton encarnarían una batalla entre una situación desconocida y la elite política. Trump nunca ha ocupado un puesto público, mientras que la ex primera dama ha tenido durante décadas un importante papel en Washington.