Defienden, desde los territorios asignados, la causa que los convoca en cada enfrentamiento con otros civiles. La diferencia es que no batallan del lado de la población. Asisten a las fuerzas militares. Son una especie de brazo armado, del otro camuflado, que al final lo vuelve más blindado ante cualquier revuelta popular.
Cuando una jornada de protestas se avista en Venezuela, los jefes de estado se alinean para defender la causa o rechazarla (dependiendo de su inclinación política), los manifestantes escuchan (de nuevo) a líderes opositores, los medios de comunicación colocan en primera línea a los reporteros y las redes sociales se llenan de registros mostrando la situación.
Se avecina, con el llamado, un atisbo de duda. No es para menos. En Venezuela los intentos de sacar del poder a Nicolás Maduro, son tan complejos como la crisis misma que envuelve a sus ciudadanos, ya sea que migren, se queden a presenciar o sean parte de los esfuerzos.
Sin embargo, al considerar la otra cara de la moneda, la de los fieles a la causa de Maduro, se debe tener en cuenta un término que usa a su favor el llamado por muchos dictador venezolano: La lealtad. Esta viene no solo de las fuerzas militares que se mantienen de su lado e indispuestas a revelarse en su mayoría.
Los colectivos chavistas.- Son un grupo de civiles armados que se remontan a la era del fallecido presidente Hugo Chávez Frías. Han sido formados militarmente para defender la Revolución Bolivariana. Medios como Infobae aseguran en sus publicaciones que han sido entrenados por la guerrilla colombiana de las FARC y usan armamento ruso.
Defienden, desde los territorios asignados, la causa que los convoca en cada enfrentamiento con otros civiles. La diferencia es que no batallan del lado de la población. Asisten a las fuerzas militares. Son una especie de brazo armado, del otro camuflado, que al final lo vuelve más blindado ante cualquier revuelta popular.
Caracas representa la cuna del descontento cuando los levantamientos civiles logran ser activados por la oposición, como la de este 30 de abril, cuando Juan Guaidó llamó a los venezolanos a salir a las calles para llevar a cabo la “Operación Libertad”.
Sin embargo, es en la capital venezolana (al oeste) donde se conjugan los cinco principales colectivos armados chavistas, dispuestos a defender con todo lo necesario, al gobierno de Maduro.
Entre esos colectivos se encuentran los Carapaicas y Tupamaros. Las fotografías de estos, que han sido reveladas, dan una idea del nivel de fuerza que ejercen no solo en las protestas. De hecho, están llamados a ser centinelas de sus propios barrios para evitar la escalada de hechos delictivos y número de muertes que pongan en rojo las cifras globales. Se trata de una tarea que en el resto de países es exclusiva de las autoridades de seguridad pública.
En las últimas horas, salieron a la luz pública las declaraciones del jefe de uno de los principales colectivos venezolanos; habló a su comunidad parapolicial. Les recordó la palabra clave para con el gobierno: lealtad. Sin embargo, con ella vino el término protección a quien para ellos es un líder asediado, y no solo a críticas, por la comunidad internacional.
La Piedrita, es el principal colectivo chavista que opera desde la temida comunidad 23 de Enero, una de las zonas más calientes desde la capital venezolana. Su cabecilla Valentín Santana, les aseguró en un video: “Nos tocó el momento de defender la Revolución con las armas. Aquí estoy dando la cara, sin capucha. Voy a defender a mi patria y a defender mi revolución, con esto, porque esto es el sueño de mi hijo”.
Cuando se refería a “esto”, era al fusil que portaba y no dejó de lado en ningún momento en que grabó su mensaje. Sus gritos para Hugo Chávez son el llamado que mantuvo activo al resto de sus militantes.
“Y vayan a lavarse ese partó yankis de m…. No nos van a poder tumbar. Todos a Miraflores a defender a nuestro presidente, Nicolás Maduro”, dice Santana.
El “Padrino” de la Defensa.- Al revisar el efecto defensa de los colectivos con la causa lealtad, todo se conjuga con la que prevalece en las Fuerzas Armadas venezolanas. Se trata de un binomio estratégicamente enrolado y sin romper filas, aunque no se entrenen juntos para la tarea. No al menos en público.
Hablando de descanso, la semi-confianza de Maduro lo hace en cada revuelta ciudadana, ya que son los militares los que en su mayoría se mantienen fieles a su nombre, cuando en otras sociedades, e incluso la suya, lo llaman dictador.
La muestra viene desde los últimos dos intentos de dejar a Maduro fuera de Miraflores. El Ministro de Defensa Vladimir Padrino es el encargado de inyectar la dosis de lealtad entre sus uniformados, como lo hace Santana con sus colectivos en 23 de Enero.
Esta mañana, “el padrino” de la Defensa nacional o mejor dicho, de Maduro, puso una nueva inyección en las venas revolucionarias del chavismo, al prácticamente burlarse de lo que llamó “un intento de golpe de estado mediocre”.
“El 80% de todos los efectivos que fueron y acudieron fueron engañados”, declaró el funcionario de Defensa.
Venezolanos fuera de su territorio y que siguen de cerca el nuevo movimiento de la oposición, mantienen una leve esperanza, pese a que al menos 25 militares sublevados se refugiaron en la embajada brasileña en Caracas.
Sin embargo, Padrino se encuentra entre los que, según el asesor de seguridad de la Casa Blanca, John Bolton, negoció la salida del poder de Maduro
“Queremos ver al ministro Padrino, al juez de la Corte Suprema (Maikel) Moreno y a Rafael Hérnandez Dala fuera de la Guardia Presidencial. Acepten la amnistía del presidente interino Guaidó, protejan la Constitución y echen a Maduro, y los sacaremos de la lista de las sanciones”.
Lo anterior, es un intento de sembrar la duda de Maduro hacia el hombre que ha logrado (hasta el momento) mantener el apoyo de su ejercito.
“Han decidido calle sin regreso”: la esperanza de una venezolana desde Panamá.- Desde la mitad del continente (cálculo visual desde el mapa) una venezolana conversó con Biobiochile ante el reciente panorama.
“No pongan mi nombre real, por favor”, le pide a esta redacción. Su temor es proporcional a la razón de tener seres queridos en su país, donde las acciones (a su juicio) aún no están totalmente dadas.
Le consultamos si hay esperanza luego de ver a Leopoldo López ingresar con su familia a la embajada chilena en Caracas, además de los militares sublevados refugiándose en otra sede diplomática: la de Brasil.
No se desinfla (desanima). “Todo parece marchar bien aunque no se sabe con claridad que se está cocinando. Se habla de una salida negociada. Espero en Dios así sea”, considera “Sara Zuliana”.
Desde territorio panameño, al que decidió hace algunos años escapar de la crisis de su país, asegura que se mantendrá atenta sobre todo en las próximas horas.
“Ya no aguantan (sus compatriotas) Ya es invivible la situación. Han decidido calle sin regreso. Horas decisivas tanto para el regimen que negocia una salida con el alto mando militar”. Son pronósticos ciudadanos desde un terreno neutral pero con clara tendencia a una salida democrática.
La esperanza seguía, como la conversación misma. “Esta noche posiblemente suceda algo. Mañana (1 de mayo) iniciaba la operación. Esta vez no están dispuestos a retornar a casa”, asegura, refiriéndose a los que se mantienen en las calles esperando porque todo se resuelva a su favor.
Sin embargo, todo, nuevamente, se resume al término lealtad tanto de las Fuerzas Armadas venezolanas como de los colectivos. Si la de uno de ellos se fuera, la historia quedaría en contra de Maduro. De lo contrario, el reconocimiento de sus filas dejará otra operación fallida.