Aunque la decisión de las FARC, a fines de febrero, fue recibida como una buena noticia que puede contribuir a crear condiciones para un eventual proceso de paz con el gobierno, también provocó interrogantes y múltiples interpretaciones.
Bogotá. La guerrilla colombiana de las FARC busca limpiar su imagen y ganar protagonismo político con la anunciada suspensión de los secuestros extorsivos, pero para sostenerse recurrirá a otras fuentes como el cobro a empresas y eso derivará en un deterioro de la renovada confianza de los inversionistas en el país.
Aunque la decisión de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), a finales de febrero, fue recibida como una buena noticia que puede contribuir a crear condiciones para un eventual proceso de paz con el gobierno, también provocó interrogantes y múltiples interpretaciones.
"Esto es una maniobra política revestida de gesto humanitario de parte de la guerrilla. Las FARC están buscando a toda costa conversaciones con el Gobierno y para eso presionan a través de actos violentos y de maniobras como estas", opinó el analista de temas de seguridad Alfredo Rangel.
"Las FARC van a sustituir el secuestro con un incremento de la extorsión. No se van a desmovilizar, no van a parar la extorsión, lo que quieren es que todo el mundo hable de ellos, hacer lobby para que sean eliminados de la lista de terroristas", aseguró Rangel, director del Centro Seguridad y Democracia de la Universidad Sergio Arboleda.
Las FARC, la guerrilla activa más antigua de América Latina, figuran en una lista de organizaciones terroristas de Estados Unidos y la Unión Europea desde hace más de una década.
Con el anuncio del fin de los secuestros extorsivos, el grupo dijo que iba a liberar a 10 policías y soldados que tiene cautivos desde hace años, pero no mencionó a los cientos de civiles privados de libertad por quienes exige millonarios rescates.
Tampoco cerró la puerta a los secuestros de militares, policías, ni de políticos como los que realizó desde finales de la década de 1990 y con los que consiguió protagonismo pese a ser un acto violatorio de los derechos humanos.
El presidente Juan Manuel Santos, quien ha condicionado el inicio de un diálogo de paz con las FARC a que liberen a todos los rehenes, suspendan los ataques y anuncien su disposición de dejar las armas, dijo que el anuncio sobre los secuestros extorsivos es un paso en la dirección correcta, pero no suficiente.
Si quiere hacer negocios, pague extorsión. No existen cifras ni estudios concretos sobre la cantidad de dinero que puede recibir anualmente la guerrilla por secuestros y extorsiones por ser una actividad ilegal.
Sin embargo, el Ministerio de Defensa sostiene que las FARC son el segundo autor de secuestros y extorsiones después de la delincuencia común, situación que preocupa tanto a analistas como a inversores.
Rangel advirtió que "en Colombia, si usted quiere hacer negocios, paga la extorsión".
Fuentes de seguridad afirman que los principales recursos de las FARC para financiar su ejército de unos 8.000 combatientes vienen del narcotráfico, el secuestro, la extorsión y la minería ilegal.
Según estadísticas de la Policía Nacional, en el 2011 se registraron en Colombia 186 secuestros extorsivos, un 91% menos que los 2.091 reportados en el 2000, cuando la guerrilla vivió su mayor auge militar y analistas y funcionarios de Estados Unidos temían que tomara el poder por la vía armada.
En contraste, el año pasado se reportaron 1.805 casos de extorsión, un 33% más que en el 2010 y un 3% superior a los 1.752 del 2000, según los registros de la Policía que no especifican cuántos estuvieron dirigidos a empresas.
"La extorsión está aumentando porque aporta más dinero para las FARC que el secuestro. El negocio no está en el secuestro, está en la extorsión", dijo Armando Zamora, quien dirigió hasta el año pasado la Agencia Nacional de Hidrocarburos.
No obstante, esas cifras no reflejan necesariamente la realidad debido a que muchas empresas y personas no denuncian las extorsiones o secuestros de los que son víctimas por temor o por confidencialidad.
Las FARC han sido debilitadas por una ofensiva militar iniciada en el 2002 por el Gobierno del ex presidente Alvaro Uribe con la ayuda de Estados Unidos en la que murieron históricos comandantes en bombardeos y ataques, mientras que miles de combatientes desertaron.
Esa estrategia derivó en una mejora en los índices de seguridad y ayudó a un auge de la inversión extranjera, que creció a unos históricos US$14.800 millones en el 2011 desde los US$2.436 millones en el 2000.
Petroleras y mineras en la mira. Sin embargo, las FARC mantienen la capacidad de realizar ataques de gran impacto como los perpetrados en los últimos meses en centros urbanos y en instalaciones petroleras.
Los sectores petrolero y minero han sido en los últimos años los principales motores de la economía colombiana, que creció alrededor de un 6 por ciento en el 2011, y serían los principales objetivos de la guerrilla para la extorsión, observaron analistas.
Aunque en público nadie habla del tema, en círculos empresariales se menciona el pago de extorsiones a la guerrilla por parte de compañías para que les permitan realizar sus actividades, no ataquen a sus empleados ni sus instalaciones.
Zamora, ex director de la agencia de hidrocarburos, reconoció que las empresas petroleras temen al secuestro de sus empleados y a los ataques contra sus instalaciones por lo que tendrán que adaptar su seguridad a la nueva realidad.
El hecho más reciente de secuestros de parte de guerrilleros apuntó justamente al sector petrolero. Esta semana, el segundo mayor grupo rebelde colombiano, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), liberó a 11 trabajadores de un oleoducto que había raptado días antes.
Otro hecho que dejó al descubierto la situación fue el secuestro perpetrado por las FARC en junio del 2011 de tres contratistas chinos de una empresa petrolera y un traductor en el sur del país por la aparente negativa de la firma de pagar una extorsión. Los cuatro continúan en cautiverio.
Días después de ese hecho, Santos amenazó con expulsar a una contratista de una multinacional petrolera si se confirmaba el pago de una extorsión a un grupo armado ilegal, en la primera referencia hecha directamente por el mandatario sobre un tema que ha ganado peso en el país sudamericano.
"Si confirmamos esa información, que en primera instancia es información válida, a esa empresa la vamos a sacar del país", dijo en esa ocasión Santos, quien no volvió a referirse al tema.
La mejora en seguridad permitió recuperar zonas que antes controlaban los rebeldes y en las que actualmente se realizan actividades de exploración y explotación. Eso permitió un aumento de la producción de crudo a 914.000 barriles por día en el 2011, un 33% más que lo bombeado en el 2000.
Colombia se convirtió en el cuarto productor latinoamericano de crudo después de Venezuela, México y Brasil con la llegada al sector de inversiones por más de US$5.000 millones en el 2011, desde saldos negativos en el 2000.
Duro impacto para la economía. El país de 46 millones de habitantes también incrementó entre el 2000 y el 2011 su producción de carbón en un 125 por ciento, a 85,8 millones de toneladas, impulsada por las inversiones de empresas como Cerrejón, Drummond y Glencore que lo convirtieron en el cuarto exportador mundial del mineral.
"Un aumento de las extorsiones puede producir una retirada de los grandes inversionistas extranjeros del sector, reducir las exportaciones de petróleo y de carbón, lo que provocaría una baja de los ingresos del Gobierno que recibiría menos regalías", dijo Germán Nova, del Centro de Investigaciones para el Desarrollo de la Universidad Nacional.
El experto advirtió que esa situación además de afectar la economía bloquearía las actividades de exploración y las metas de elevar la producción de petróleo a más de un millón de barriles diarios este año, así como la de alcanzar 97 millones de toneladas de carbón.
El valor de las exportaciones colombianas alcanzó un récord de US$56.953 millones el 2011. Las ventas al exterior de crudo y carbón representaron un 63,8% del total.
Oferta repetida. No es la primera vez que las FARC ofrecen suspender los secuestros.
Durante los diálogos de paz en el Gobierno del ex presidente Belisario Betancur, entre 1982 y 1986, el entonces máximo líder y fundador de las FARC, Manuel Marulanda, dijo que la guerrilla pondría fin al secuestro, promesa que solo duró unos meses.
El reciente comunicado de la guerrilla fue el último de una serie en los que muestran su interés de negociar con el gobierno para poner fin a un conflicto armado de casi 50 años.
"Para las FARC, sentarse a negociar con el gobierno ya es una ganancia neta en términos políticos, la aparta del aislamiento, le lava la imagen y por esa razón este tipo de promesas, que ya en el pasado se habían incumplido, hay que tomarlas con mucha prudencia", observó Rangel.
Olga Lucía Gómez, directora de País Libre, una organización colombiana que representa a víctimas de secuestro, se declaró cautelosamente optimista sobre el anuncio de la guerrilla.
"Las FARC están comenzando a darse cuenta que este es un crimen de lesa humanidad y que es inaceptable en cualquier nivel", dijo.
"Pero queremos gestos reales, que todo el mundo esté libre y nos digan dónde están enterrados los cuerpos de los fallecidos en cautiverio", agregó.
Aunque la mayoría de los secuestros en Colombia son económicos, las víctimas reciben poca atención. País Libre estima que 405 civiles siguen secuestrados mientras que otras organizaciones dicen que son más de 700.
Secuestros como el de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt provocaron rechazo en todo el mundo, así como el clamor del Papa por su libertad en la Plaza de San Pedro y la intervención del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy.
"Es hora de que todas las víctimas reciban la misma atención", afirmó Gómez.
Pese a las dudas, el gobernador del departamento del Meta, Alan Jara, quien permaneció más de siete años secuestrado por las FARC por motivos políticos, dijo que el fin del secuestro es una buena noticia para mitigar el impacto del conflicto interno sobre la población civil.
"Para mí lo fundamental es la vida, si a mí me dicen que van a dejar de secuestrar civiles y que con eso van a ganar protagonismo, yo saludo que dejen de secuestrar", opinó.
No obstante, la falta de control de la guerrilla sobre todas sus estructuras es otro factor que impediría el fin del secuestro, debido a que muchos frentes no acatan las órdenes del mando central por problemas de comunicaciones, de acuerdo con analistas y fuentes de seguridad.