La caída de su popularidad, que pasó de alrededor de 80% a 47 % a causa de un aumento de la percepción de inseguridad en el país es, según analistas, lo que lo ubica en un difícil escenario para ganar en caso de presentarse a la reelección en 2014.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, llega a la mitad de su mandato con el índice de popularidad más bajo y con su antecesor, Álvaro Uribe, a la cabeza de la oposición tras dos lucidos años en los que sacó adelante una histórica Ley de Víctimas y un marco jurídico para negociar la paz.
La caída de su popularidad, que pasó de alrededor de 80 % a 47 % a causa de un aumento de la percepción de inseguridad en el país es, según analistas, el que le pondría difícil ganar en caso de presentarse a la reelección en 2014.
Para el politólogo Fernando Giraldo, de la Universidad Javeriana, la estrategia de seguridad de Santos no es muy diferente a la que desempeñó como ministro de Defensa de Uribe, pero tiene un enfoque más complejo.
"Creo que el Presidente se preocupa por conquistar más la paz que por la seguridad misma", indicó, al señalar que es precisamente en ese punto donde más dificultades está afrontando, al no encontrar un punto de encuentro con las guerrillas para negociarla esa anhelada iniciativa.
Y es que desde que llegó a la presidencia el 7 de agosto de 2010, Santos ha dicho en múltiples ocasiones que tiene la llave de la paz y que no la ha tirado al mar, en alusión a encontrar una salida al conflicto armado que vive Colombia desde hace casi 50 años y en contraposición con Uribe, que sólo optó por la vía militar.
Para traducir esta voluntad en hechos, reconoció la realidad del conflicto y a sus damnificados a través de la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, por la que se han entregado ya 1,3 millones de hectáreas usurpadas a sus verdaderos dueños, y promovió en el Congreso la creación del Marco Legal para la Paz.
Estos gestos, unidos a una dedicada agenda exterior, han lavado la imagen de Colombia, que ha llegado a los más altos escenarios internacionales, y sobre todo ha logrado salir del aislamiento al que estuvo sometido al final del Gobierno de Uribe, cuando estallaron las crisis con Ecuador y Venezuela.
"Donde hay un balance muy positivo del presidente Santos es en el escenario internacional", dijo Giraldo, pues ha logrado atraer la inversión extranjera y "poner en marcha importantes acuerdos comerciales", como el vigente con EE.UU. o los que se tramitan con la Unión Europea y Corea, entre otros.
De otro lado, en la mitad de su mandato Santos se topó con un grave conflicto en el Cauca con los indígenas y un incremento de las acciones de las FARC, lo que hizo descender en las encuestas y avivó las voces en su contra, paradójicamente lideradas por quien fuera su padrino político, el expresidente Uribe.
Santos ha querido resolver este revés con una gira de quince días por la Colombia rural con la que busca acercar distancias con las regiones y convencer de que sus anuncios sociales, económicos y de seguridad han dado fruto.
Pero las metas de rebajar a un dígito los índices de pobreza extrema y de desempleo son retos difíciles en un país donde la desigual distribución de la riqueza es una tradición consolidada y la administración de salud y educación no logran los estándares mínimos para satisfacer a los ciudadanos.
Los analistas coinciden en que esos son los sectores de fondo que Santos debe atacar si quiere remontar esta crisis de imagen, en la que sin duda debe desplegar toda la artillería sobre la seguridad, el flanco por donde atacará la oposición uribista.
El movimiento Puro Centro Democrático de Uribe no está todavía consolidado jurídicamente como partido ni tiene un candidato fuerte de cara a las elecciones de 2014, pero cristaliza la oposición que el expresidente venía haciendo desde Twitter y puede calar en el Congreso, con el que Santos no está en su mejor momento.