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Colombia: enterése de lo que incluye y lo que falta de los diálogos de paz
Miércoles, Diciembre 16, 2015 - 08:22

En enero arrancará la discusión del último punto de la agenda de diálogos: fin del conflicto, que implica el cese del fuego bilateral y definitivo.

El 19 de noviembre de 2012, en La Habana (Cuba), el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Farc iniciaron conversaciones para poner fin al conflicto armado en Colombia. La hoja de ruta de los diálogos se llama “Acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, y los temas centrales son: desarrollo agrario integral, participación política, solución al problema de drogas ilícitas, víctimas, fin del conflicto e implementación, verificación y refrendación.

Un entramado complejo sobre el cual los avances son innegables y que con la firma del punto sobre víctimas bien se puede decir que el proceso ya no tiene reversa.

Reforma rural integral

El primer tema abordado en la mesa de diálogos fue el uso y la distribución de la tierra. El 13 de mayo de 2013 se anunció el acuerdo “Hacia un nuevo campo colombiano: reforma rural integral”, un documento en el que se plantean medidas para superar el rezago y las problemáticas del campo. Entre varios aspectos, el acuerdo habla de garantizar el acceso y uso de la tierra, y contempla la creación de un fondo de tierras para campesinos; asimismo, propone un plan de legalización de la pequeña y mediana propiedad para evitar desplazamientos y conflictos por tierras, así como programas de reconversión agrícola.

Participación política

Dado a conocer el 6 de noviembre de 2013, este acuerdo plantea la consolidación de los derechos de la oposición, el reconocimiento de los movimientos sociales, el respeto del derecho a la protesta y el surgimiento de nuevos partidos políticos con garantías de seguridad. También se pactó eliminar el requisito del umbral para conservar la personería jurídica. Por otra parte, se crearán las circunscripciones transitorias especiales de paz en las regiones afectadas por el conflicto. Hay un compromiso de reformar el sistema electoral y promover la participación de la mujer. La columna vertebral de este acuerdo es garantizar que nunca más sea necesario el uso de las armas para promover causas políticas.

Solución al problema de las drogas ilícitas

El acuerdo sobre este punto, anunciado el 16 de mayo de 2014, contempla la sustitución y erradicación voluntaria de cultivos ilícitos. Específicamente, plantea “planes integrales municipales y comunitarios de sustitución y desarrollo alternativo. También un plan de atención inmediata y desarrollo de proyectos productivos para garantizar el sustento y la seguridad alimentaria”. En el marco de la sustitución de cultivos se incluyó el programa de desminado y limpieza de áreas del territorio nacional afectadas por minas antipersonales. Frente al consumo, se habla de desarrollar un enfoque de salud pública y derechos humanos. Las Farc y el Gobierno acordaron la creación de un “Programa Nacional de Intervención Integral Frente al Consumo de Drogas Ilícitas” y un “Sistema Nacional de Atención al Consumidor de Drogas Ilícitas”. Y el Ejecutivo se comprometió a intensificar la lucha contra el narcotráfico y desarrollar una nueva estrategia de política criminal, enfocada en perseguir los bienes y activos fruto del tráfico de drogas y el lavado de activos.

Lo que falta después del acuerdo sobre víctimas

Siempre se dijo que las víctimas serían el eje del proceso de paz. Una vez hecho el anuncio ayer sobre un acuerdo en ese tema, que incluye la aplicación de justicia, a partir de enero las delegaciones de paz de Gobierno y Farc abordarán el punto del fin del conflicto, que implica cese del fuego bilateral y definitivo, dejación de las armas y reincorporación de la guerrilla a la vida civil. Según dijo Humberto de la Calle, jefe negociador del Ejecutivo, un gran “desafío” sobre el que ya “se ha avanzado en una subcomisión con presencia de militares activos”.

No será fácil. Algunas de las propuestas de la guerrilla hablan de cambiar la vocación de las Fuerzas Militares y de Policía, y prepararlas para tiempos de paz, además de reducir el número de miembros. El contrapunteo se ha dado en los micrófonos, pero es claro que los insumos para abordar el punto del fin del conflicto serán los que ya han adelantado la mencionada subcomisión. Bien se puede decir que lo que se ha dado hasta este momento no es más que especulaciones y propuestas por aterrizar.

La firma de la paz

Aunque el presidente Santos dio la fecha del 23 de marzo de 2016 como límite para la firma definitiva de la paz -contando seis meses desde el pasado 23 de septiembre, día del apretón de manos con el jefe de las Farc, Timochenko, cuando se anunció el acuerdo parcial sobre justicia-, para esa guerrilla esos seis meses comienzan a contar desde el cierre del punto de víctimas, es decir, desde este martes 15 de diciembre. Así las cosas, se espera que el acuerdo definitivo esté firmado a medidos de junio del próximo año.

Hay otros debates vigentes, como el de la refrendación popular que ya cumplió su trámite en el Congreso, una iniciativa que no les gusta a las Farc, pues lo que quieren es una constituyente. El Legislativo continúa la discusión del acto legislativo para la paz, que busca crear los instrumentos jurídicos necesarios para implementar lo acordado en La Habana y otorgarle facultades extraordinarias al jefe de Estado para expedir decretos con fuerza de ley para reglamentar temas referentes a las reformas de institucionalidad del Estado. Como quien dice, todavía hay mucha tela de dónde cortar.

Autores

ELESPECTADOR.COM