Según el gobierno, el incremento en los ataques al sector busca compensar una caída en las fuentes de financiamiento habituales tras una reducción en el área cultivada con hoja de coca y un cambio en el sistema de regalías que dejó sin una fuente de extorsión a los grupos rebeldes.
Bogotá. El incremento de los ataques de la guerrilla de Colombia contra la infraestructura petrolera corresponde a una nueva estrategia con la que los rebeldes buscan extorsionar a las multinacionales para sustiuir financiamiento que antes obtenían a través del narcotráfico y de las regalías, dijo el lunes el gobierno.
Mientras en el pasado los ataques de las marxistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN) contra la industria petrolera buscaban mostrar su poderío dentro del conflicto armado de casi cinco décadas contra el Estado y frenar la exploración y producción de las multinacionales, ahora la razón es el dinero.
"Algo que hemos podido identificar (...) es que realmente estamos frente a una nueva estrategia de la guerrilla en la que ante todo hay un trasfondo económico", precisó el ministro de Minas y Energía, Mauricio Cárdenas, a la radio local Caracol.
Según el funcionario, el incremento en los ataques al sector busca compensar una caída en las fuentes de financiamiento habituales tras una reducción en el área cultivada con hoja de coca y un cambio en el sistema de regalías que dejó sin una fuente de extorsión a los grupos rebeldes.
El ataque a oleoductos y zonas de exploración y explotación en el cuarto mayor productor de crudo de América Latina en lo que va del 2012 ha impedido, en opinión de analistas, lograr alcanzar su meta de producir un millón de barriles diarios.
Los atentados han sido alternados con asesinatos, como el de cinco trabajadores petroleros la semana pasada en una zona selvática del sur del país y secuestros, como el del pasado 29 de febrero, en el que los guerrilleros se llevaron a 11 empleados que trabajaban en la construcción de un oleoducto y que posteriormente fueron liberados.
"Hay presión por parte de la guerrilla, ellos en este momento están en una situación muy difícil en materia económica, se les acabaron las fuentes de financiamiento, ya no tienen el narcotráfico, ya no tienen las regalías y están queriendo volver a esa práctica de extorsionar a las empresas petroleras y eso es lo que no vamos a permitir", agregó.
Sin regalías. La presión de la guerrilla ha aumentado en momentos en que Colombia atraviesa un auge de exploración minera y petrolera apoyado por la inversión extranjera directa, que superó los US$13.000 millones el 2011 y se espera que aumente en el 2012.
La lucha contra el narcotráfico en Colombia, apoyada por Estados Unidos, llevó en los últimos años a una caída en la extensión de los cultivos de hoja de coca -del que la guerrilla y otros grupos irregulares levantan recursos-, al punto que según datos de las Naciones Unidas reveladas en el 2011 fue superada por Perú.
Cárdenas resaltó que a ello se sumó la reciente aprobación de una reforma al régimen de regalías que reciben las regiones por la explotación minera y petrolera, que cambió el sistema y la distribución de los recursos, que en el pasado era fuente de corrupción y de extorsión por parte de los grupos rebeldes.
"La guerrilla venía nutriéndose de los recursos de las regalías que lograba captar en la medida en que eran giradas sin ningún control, (...) y a través de la intimidación que realizaban a nivel local", aseguró Cárdenas.
"Si a esto se suma el éxito que ha tenido el país desde hace varios años en la lucha contra el narcotráfico, pues es evidente que a la insurgencia se le están acabando las fuentes de financiamiento y en un acto de desespero buscan intimidar nuevamente a las compañías petroleras", agregó.
El ministro hizo un llamado a las multinacionales para que no caiga "en la tentación" de pagar extorsiones y recordó la advertencia del presidente Juan Manuel Santos, de que cualquier compañía que acceda a ello será expulsada del país.
A pesar de que Santos ha anunciado la creación de batallones y el aumento de militares para proteger las zonas de producción petrolera y minera, sus detractores han acusado al actual gobierno de bajar la guardia y dejar a la guerrilla tomar fuerza.