En un hecho inusual, Rodrigo Londoño, más conocido como Timoleón Jiménez o "Timochenko", el número uno de las FARC, le envió una carta a Juan Manuel Santos, cuyo contenido se conoció este lunes.
Bogotá. El máximo jefe de las FARC le planteó al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, discutir sobre privatizaciones, la depredación ambiental, la democracia de mercado y la doctrina militar, en una hipotética conversación de paz para buscar el fin del conflicto interno.
En un hecho inusual, Rodrigo Londoño, más conocido como Timoleón Jiménez o "Timochenko", el número uno de las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), le envió una carta a Santos cuyo contenido se conoció este lunes por portales de Internet que difunden información de ese grupo rebelde.
"De estos y similares asuntos, con participación activa de los afectados, nos interesa tratar en una hipotética mesa de conversaciones. De cara al país. Poner en cuestión las privatizaciones, la desregulación, la libertad absoluta de comercio e inversión, la depredación ambiental, la democracia de mercado, la doctrina militar", dijo el jefe guerrillero.
"Timochenko", quien asumió como máximo comandante de las FARC en noviembre en remplazo de Alfonso Cano, muerto en un combate con el Ejército en una zona montañosa del sur del país, propuso a Santos retomar la agenda que quedó pendiente en El Caguán.
El líder rebelde se refirió a los fallidos diálogos de paz que se cumplieron entre 1999 y el 2002 durante el Gobierno del ex presidente conservador Andrés Pastrana en medio de una zona de sabanas y selvas de 42.000 kilómetros cuadrados -dos veces el tamaño de El Salvador-.
"El gobierno del que usted hizo parte, se negó a abordarla diez años atrás, condenándonos a todos a esta Troya sangrienta que sin toma de Ilión se apresta a repetirse", sostuvo el comandante rebelde.
Santos hizo parte del gobierno de Pastrana como ministro de Hacienda.
Amplia agenda. En esa negociación las FARC, consideradas como una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, acordaron con el gobierno tratar varios temas que incluían desde una reforma agraria hasta un modelo económico que permitiera combatir el desempleo, la pobreza y reducir las diferencias entre ricos y pobres para poner fin al conflicto.
Pero los diálogos fracasaron debido a que la guerrilla, acusada de obtener millonarios ingresos del narcotráfico, la extorsión y el secuestro, continuó realizando acciones de guerra mientras hablaba de paz.
De inmediato no se conoció una reacción del presidente Santos a la carta del líder guerrillero, considerado por los servicios de inteligencia como un representante del sector más radical de la guerrilla.
El ex presidente Alvaro Uribe, quien sucedió en el poder a Pastrana, inició con el apoyo de Estados Unidos una ofensiva militar contra las FARC que obligó a los rebeldes a replegarse a apartadas zonas selváticas y montañosas, lo que permitió reducir los asesinatos, las masacres, los secuestros, los asaltos a pueblos y los ataques contra la infraestructura económica.
Santos, quien en agosto del 2010 remplazó a Uribe en la presidencia después de gobernar durante ocho años, ha mantenido la ofensiva contra la guerrilla en medio de la que han muerto importantes comandantes rebeldes como Cano, mientras que miles de combatientes han desertado.
El actual mandatario colombiano ha dicho que está dispuesto a iniciar una negociación con las FARC si liberan a los secuestrados, suspenden sus ataques y dan gestos de tener una verdadera voluntad de paz y de deponer las armas, exigencias que el grupo rebelde ha rechazado en principio.
En la misma misiva el grupo rebelde criticó al gobierno de Santos por aumentar la presencia militar en la región del Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander -fronterizo con Venezuela- para permitir la exploración y explotación de petróleo, carbón y otros recursos naturales, mientras la población indígena y campesina continúa sumida en la pobreza.