La primera ronda de 2013 arranca con buen ambiente, cerca de 6.000 propuestas ciudadanas y la presión de mostrar resultados. Participación ciudadana, minería y propiedad de la tierra son los temas que generan mayor tensión.
Este lunes, cuando se encuentren nuevamente cara a cara en La Habana, los equipos negociadores de Gobierno y FARC tendrán en sus manos casi 6.000 propuestas de ciudadanos sobre el tema agrario, con las cuales deberán aterrizar la discusión de este primer punto de la agenda pactada.
Se trata de 11 libros que contienen las iniciativas presentadas en el Foro Agrario organizado por Naciones Unidas y la Universidad Nacional, más otros nueve tomos de las Mesas Regionales de Paz que el Congreso de la República realizó en igual número de regiones del país, y las 3.067 ideas que han depositado los ciudadanos en la página www.mesadeconversaciones.com.co.
Cada delegación desplegará una estrategia para alcanzar sus objetivos. Por un lado, las FARC insistirán en que se debe abrir aún más la participación ciudadana en la mesa. Su aspiración es, según lo indicó Iván Márquez, “oír de viva voz al pueblo” y que a La Habana lleguen representantes de las organizaciones sociales, de los gremios y los empresarios. Con el argumento de que se considera a sí misma “la voz de los desposeídos”, la insurgencia intentará incluir temas que no quedaron expresos en el Acuerdo General para la Terminación del Conflicto, como el latifundio (reforma agraria) y la cuestión minera y energética.
El gobierno seguirá adelante con su idea de centrar la discusión en los puntos que explícitamente quedaron consignados en el Acuerdo. En este empeño ha concentrado sus esfuerzos el equipo del presidente Juan Manuel Santos desde el primer día de sesiones de la mesa, el pasado 19 de noviembre. El jefe de la delegación, Humberto de la Calle, lleva en su maletín propuestas concretas para darle forma a un primer acuerdo y dijo este domingo, antes de partir a Cuba, que en este momento ya se están discutiendo aspectos de fondo, concretos, sobre cada uno de los temas incluidos en el tema agrario.
Estos primeros pulsos se desarrollarán en un “ambiente positivo”, según han manifestado las partes. Lo que ha trascendido es que, a pesar de mantenerse las profundas diferencias, las relaciones personales entre las delegaciones han mejorado notablemente, después de un arranque plagado de tensiones generadas por el cambio de discurso de la cabeza negociadora de la guerrilla. Esto ha permitido que las discusiones hayan adquirido un ritmo propio, aceptable aunque De la Calle dijo ayer: “Necesitamos más ritmo”.
Aun así, la espada de Damocles que amenaza con perturbar las conversaciones es la generación de resultados concretos en poco tiempo. Aunque el gobierno ha dicho en todos los tonos que no hay plazos y que la posible reelección de Santos no depende de lo que pase en La Habana, la coincidencia con el calendario electoral sigue generando suspicacias.
Al margen del tema electoral, la presión de la oposición política, encabezada por el uribismo, aumenta las tensiones. El gobierno necesita la concreción de un acuerdo en poco tiempo para tener el oxígeno suficiente que permita mantener la mesa, pero las FARC siguen rechazando los plazos y consideran que cada alusión al respecto es una amenaza.
Fue justamente una declaración del periodista Enrique Santos, hermano mayor del presidente, en El Espectador, en el sentido de que la paciencia del país y la del mandatario no son infinitas, la que generó más confrontación.
Mauricio Jaramillo, jefe del bloque oriental y de la delegación guerrillera en la fase exploratoria, dijo que su organización consideraba que con la publicación se rompía el pacto de confidencialidad y en cualquier momento revelarían hechos cubiertos por la reserva. No es claro cuál sería el efecto práctico de esta declaración, pero el simple anuncio de romper un pacto es grave.
Otra gran incógnita que se cierne sobre el desarrollo de la mesa es el estado de salud del presidente reelecto de Venezuela, Hugo Chávez, quien influyó de manera decisiva en el comienzo de estos diálogos y que incluso ayudó a superar impasses en varias oportunidades. No es exagerado afirmar que del futuro político del vecino país depende lo que suceda en La Habana. No se puede prever qué pasará con las conversaciones si el chavismo llegara a perder el poder.
Por lo pronto, los colombianos siguen a la expectativa por el avance de unas negociaciones de paz a las que el expresidente de Estados Unidos Jimmy Carter expresó, el fin de semana, su voz de apoyo.