Si bien fueron cercanos e incluso el actual presidente colombiano fue ministro de Defensa de su antecesor, hoy Juan Manuel Santos confiesa que "ya estoy vacunado" ante las críticas de Álvaro Uribe. Añadió que "al principio todo esto me afectaba pero después de 30 twitters diarios me he vuelto inmune"
"Nada de lo que hace el Gobierno le parece bien, no reconoce ninguno de nuestros éxitos", declaró el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, refiriéndose a su antecesor. Por otra parte, agregó estar preocupado por la salud de su homólogo venezolano, Hugo Chávez.
Juan Manuel Santos expuso estas opiniones en un largo monólogo que publicó este domingo el diario español El País, en el que también se mostró dolido por la actitud de su predecesor en el cargo, Álvaro Uribe, que continuamente critica su gestión.
Santos, que fue ministro de Defensa del anterior presidente, Álvaro Uribe, se mostró muy dolido por la actitud de éste: "no llego a entender su postura, se ha vuelto un crítico de lo humano y lo divino, nada de lo que hace el Gobierno le parece bien, no reconoce ninguno de nuestros éxitos".
Dijo no entenderlo, porque "yo he sido fiel a sus legados... la seguridad democrática, la confianza inversionista, la cohesión social, lo que él llamaba los tres huevitos que había que cuidar".
"Me decía un amigo suyo que lo que pasa es que no ha asimilado que dejó el poder, pues para bien de él y para bien mío y del país entero espero que lo asimile pronto, aunque yo ya estoy vacunado, al principio todo esto me afectaba pero después de 30 twitters diarios me he vuelto inmune, le presto poca atención, hay cosas más importantes que atender", manifestó Santos.
Drogas. En la Cumbre de las Américas, "en lo que respecta a las drogas obtuvimos lo que queríamos, que era iniciar un debate", señaló Santos, que destacó que así lo aceptó el presidente Obama, aunque esté en contra de la legalización.
"Desde que en 1912 hubo la guerra del opio, llevamos ya 100 años de lucha contra la droga y tenemos que indagar alternativas más eficaces y menos costosas si las hay, entre lo que podríamos llamar el modelo asiático, cárcel y hasta pena de muerte para los consumidores, hasta el otro extremo, que sería la legalización de la cadena de producción y distribución", afirmó Santos.
Entre las fórmulas intermedias, citó "una despenalización del consumo, tratándolo como un problema de salud pública" y reflexionó que algunos piensan que legalizar el tráfico sería una forma de controlarlo.
"Pero mientras no se llegue a un consenso global entre los diferentes países no tenemos alternativa a nuestra actual política, que es el combate contra el narcotráfico en todos sus eslabones", añadió.
Tampoco se puede "bajar la guardia" -dijo- en el caso de las FARC y si bien siente Santos que "podemos estar en el preámbulo de un cambio definitivo después de cincuenta años de guerra, para nada quiero pecar de ingenuo".
"Prefiero constatar la verdadera voluntad de las FARC de terminar con el conflicto, solamente entonces, cuando tenga esa certeza, estaré dispuesto a iniciar un proceso negociador, sabiendo de antemano que no puede haber amnistías ni indultos generalizados", añade el presidente.
Santos reflexionó igualmente sobre la reciente expropiación por Argentina de las acciones de la española Repsol en la petrolera YPF -sin nombrar este caso-, afirmó que expropiar "no es una palabra que esté en nuestro vocabulario" y aseguró a todos los inversionistas que en Colombia hay seguridad jurídica y reglas del juego "estables".
Venezuela. Y enlazando con eso, aseguró que la estabilidad interna de Venezuela "es importante para toda la región".
Dijo que, si bien no va a opinar sobre las próximas elecciones en ese país porque es un asunto interno, le "preocupa que si algo le sucede a Chávez esa estabilidad pueda venirse al traste, una situación de anarquía sería desastrosa para toda la región".
Santos confesó que, la última vez que se encontró en Cuba con el presidente venezolano, le dijo "¿quién iba a pensar que yo estaría rezando algún día por su salud? Yo, que había sido un gran crítico suyo".
El mandatario colombiano subrayó que, en interés del país, era preciso establecer "unos niveles adecuados de relación con un país con el que tenemos 2200 kilómetros de frontera y no había ningún trato diplomático ni apenas comercial, hasta estábamos hablando de guerra, cuando lo que debe hacer América Latina es coordinarse".