Vecinos de un pueblo fronterizo con Venezuela denunciaron el hecho e incluso entregaron a la policía casquillos de las balas que fueron disparadas por los militares del vecino país.
Bogotá. Habitantes de un pueblo de Colombia fronterizo con Venezuela acusaron a militares del vecino país de haber incursionado y hostigado al poblado con disparos, informó el miércoles un comandante de la Policía.
La incursión se habría registrado este martes en la tarde en el poblado de San Faustino, en el departamento del Norte de Santander, a pocos metros de la frontera con Venezuela, dijeron testigos al comandante de la Policía de la ciudad de Cúcuta, coronel Jorge Iván Flores.
"El Ejército venezolano estaba en territorio colombiano, nuestros policías vienen, se encuentran con algunos vehículos y con personas acá en territorio colombiano y les dicen que más adelante está el Ejército venezolano y que han sido víctimas de algún tipo de agresión", relató Flores al canal de televisión Caracol.
Inmediatamente no fue posible obtener confirmación de los hechos por parte de la cancillería colombiana.
Según la versión, pobladores entregaron a la policía casquillos de las balas que fueron disparadas por los militares del vecino país.
La denuncia ocurre en momentos de creciente tensión entre Bogotá y Caracas por acusaciones del gobierno del presidente Álvaro Uribe de que tiene nuevas evidencias de que Venezuela tolera la presencia de líderes de la guerrilla en su territorio, lo que fue rechazado por el mandatario de esa nación, Hugo Chávez.
Ante la disputa y para presentar las pruebas, Colombia pidió a la Organización de Estados Americanos (OEA) una sesión extraordinaria del Consejo Permanente, la cual será celebrada el jueves en Washington.
Los vínculos entre Colombia y Venezuela han registrado años de deterioro. En 2009, Chávez ordenó "congelar" las relaciones diplomáticas y comerciales luego de que Bogotá amplió un acuerdo de cooperación militar con Washington que el mandatario venezolano considera una amenaza para la región.
Las naciones vecinas comparten una frontera terrestre de 2.200 kilómetros, la mayoría cubierta por selva, que se presta para el contrabando y el tráfico de drogas, según autoridades.