En los últimos diez años la diplomacia brasileña bajo el gobierno del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva se abstuvo en todas aquellas votaciones que condenaban a Irán o buscaban aprobar resoluciones como las últimas sanciones dispuestas en junio por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Ginebra, Andina. Brasil cambió este jueves su habitual posición abstencionista en relación a Irán y votó en favor de una resolución del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para enviar un relator espacial a aquel país para investigar posibles abusos.
En los últimos diez años la diplomacia brasileña bajo el gobierno del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva se abstuvo en todas aquellas votaciones que condenaban a Irán o buscaban aprobar resoluciones como las últimas sanciones dispuestas en junio por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
La votación realizada hoy en Ginebra, Suiza, permitió aprobar una resolución para designar un relator especial que investigue las denuncias de violaciones en Derechos Humanos, a propuesta de la representación de Suecia y con el apoyo de los Estados Unidos.
La iniciativa expresa "seria preocupación" sobre la situación de los derechos humanos en Irán y fue aprobado con 22 votos favorables y 14 abstenciones.
En coincidencia con la votación, el diario Folha de San Pablo publicó hoy una entrevista con el canciller Celso Amorim en la que dijo que si estuviera todavía en el cargo, "probablemente" votaría en contra la propuesta aprobada hoy.
Según dijo el excanciller de los dos gobiernos de Lula da Silva en la entrevista, citada por DPA, el nombramiento de un relator especial de la ONU representará un obstáculo al diálogo con el gobierno iraní de Mahmud Ahmadineyad y podría tener un efecto opuesto al buscado.
"La gente cree que frente a cada acto hay solamente una decisión moral. Pero la decisión es también política, no en el sentido de que uno debe actuar según sus propios intereses, sino en el sentido de saber si el resultado será el deseado", justificó.
Amorim dijo que, al oponerse a la adopción de sanciones contra Irán, el expresidente Lula pudo mantener fluido el diálogo con Teherán y así logró éxitos, como la suspensión de la pena de muerte por lapidación impuesta a Sakineh Ashtiani, acusada de adulterio, y la liberación de la ciudadana francesa Clotilde Reiss.
La votación también se dio a poco del viaje del presidente de Estados Unidos Barack Obama a Brasil, donde entre otros temas se habló de la postulación del país sudamericano para obtener una silla permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Tras la visita del mandatario estadounidense informaciones periodísticas dieron cuenta, citando fuentes diplomáticas, de un pedido del visitante a Rousseff de apoyar la resolución que se aprestaba a votar en el Consejo de Derechos Humanos.
Los gobiernos de Lula y Obama expresaron el año pasado sus diferencias en torno al casó iraní y su programa nuclear, en particular luego de que fracasaran las gestiones del ex mandatario por abrir canales de diálogo de la comunidad internacional con Teherán, a donde viajó el brasileño en 2010.
La tradicional abstención en las resoluciones de la ONU por parte de Brasil eran fundamentadas por el Palacio Itamaraty, hoy a cargo del canciller Ricardo Patriota, en que ese no era el foro adecuado para la discusión.