Unos 3.500 haitianos están en Tijuana y Mexicali, según datos oficiales, uniéndose a las decenas de miles de mexicanos y centroamericanos que están varados en la frontera entre Estados Unidos y México a la espera de que disminuyan los operativos y redadas en el país norteamericano.
Tijuana, México. Hincado sobre el piso de tierra y con una pala en la mano, Thea Nonce Jean echa cemento en lo que será el piso para la primera casa de "La villa haitiana", al norte de México.
Atrapado a miles de kilómetros de su país, Nonce decidió establecerse junto con cientos de compatriotas en la fronteriza ciudad de Tijuana, después de que sus esperanzas de lograr asilo en Estados Unidos se desvanecieran el año pasado.
Tras pagar miles de dólares a traficantes de personas y agentes corruptos y exponer su vida en un inusual éxodo por hasta siete países, los haitianos vieron truncado el "sueño americano" tras la decisión de Washington de deportar a todos aquellos que traten de ingresar ilegalmente.
"Cuando supimos la noticia fue muy triste (...) pensamos que esta decisión sería por un momento, pero no fue así", dijo Nonce. "Ya no tenemos dinero ni nada en nuestro país y tenemos que buscar un lugar para vivir", dijo el delgado joven de 32 años, mientras construía una casa de madera para él y su esposa.
Unos 3.500 haitianos están en Tijuana y Mexicali, según datos oficiales, uniéndose a las decenas de miles de mexicanos y centroamericanos que están varados en la frontera entre Estados Unidos y México a la espera de que disminuyan los operativos y redadas en el país norteamericano.
"Quiero que este señor (Trump) sepa que no somos personas malas, que sabemos hacer muchas cosas y hablamos varios idiomas", dijo Joseph Vanel, un haitiano que vivió en Brasil hasta que la crisis económica en el gigante sudamericano lo obligó a emigrar de nuevo el año pasado.
Un pequeño Haití en Tijuana. Entre cantos típicos de su isla de origen y el martilleo de las herramientas, decenas de haitianos levantan "La villa haitiana" en el cañón de Alacrán, rodeado de desérticos cerros reverdecidos por las lluvias recientes.
"En estos predios caben unas 100 familias, estamos hablando de unas 400 personas. Ellos ya no pueden seguir viviendo en los albergues", dijo el pastor Gustavo Banda, quien cedió los terrenos para la construcción.
Hombres y mujeres haitianos entrevistados por Reuters dijeron que están a la espera de que el Instituto Nacional de Migración (INM) mexicano responda a su solicitud para vivir y trabajar en México.
Una fuente del INM dijo a Reuters que "la regularización migratoria no es inmediata y existen varias condiciones que tienen que reunir los extranjeros".
Con las puertas de Estados Unidos cerradas y negados a regresar a las precarias condiciones de vida de la nación más pobre de América Latina, los haitianos buscan hacer de México su nuevo hogar.
"Nuestro país ha llegado al fondo", dijo Nonce, quien formó parte de la oleada de haitianos que huyó tras el devastador terremoto de 2010 que agravó la permanente crisis económica de Hatí. "Ahora hemos decidido quedarnos en Tijuana", concluyó.