El experto Henry Acosta hace su pronóstico con base en una declaración de agosto de 2019 en la que líderes de la guerrilla de las FARC anunciaron su regreso a la lucha armada. "Es un riesgo muy grande porque ya han dicho que no habrá combates, sino guerra urbana".
Cali. El conflicto armado en Colombia podría incrementarse este año con ataques explosivos urbanos si las disidencias de las FARC cumplen sus planes para presionar un nuevo acuerdo de paz y una reforma constitucional que garantice cambios políticos, económicos y sociales, dijo un experto en el proceso de paz.
Henry Acosta, quien por más de una década atravesó a pie y a lomo de mula trochas, montañas y ríos en la selva para sentar al Gobierno de Colombia y a la guerrilla de las FARC a negociar un acuerdo de paz que se firmó en 2016, teme ahora un recrudecimiento de la confrontación.
El economista de 71 años hace su pronóstico con base en una declaración de agosto de 2019 en la que líderes de la guerrilla de las FARC que se habían desmovilizado anunciaron su regreso a la lucha armada por considerar que se incumplió un acuerdo de paz firmado para poner fin a un conflicto de más de medio siglo que ha dejado unos 260.000 muertos y millones de desplazados.
"Es un riesgo muy grande porque ya han dicho (las disidencias) que no habrá combates, sino que habrá guerra urbana, que ya no habrá guerra prolongada sino guerra corta, y pues que no habrá combates, habrá explosivos en los sectores básicamente urbanos", dijo Acosta en una entrevista con Reuters en su casa campestre en las afueras de la ciudad de Cali.
"Hay diferentes comunicados que dicen en el año 2020 se iniciarán todas las operaciones que ellos están anunciando", aseguró Acosta al lamentar la lenta reintegración a la sociedad de unos 13.000 exintegrantes de las FARC tras el acuerdo de paz.
Los comandantes de las disidencias, que según fuentes de inteligencia suman alrededor de 2.500 combatientes, también anunciaron una alianza con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupo con el que el Gobierno del presidente Iván Duque descartó un diálogo de paz por su negativa a suspender los secuestros y los ataques.
A los centros urbanos. El líder de las disidencias de las FARC, Iván Márquez, dijo en el manifiesto de agosto que será una guerrilla urbana a diferencia del pasado cuando concentraron sus acciones en selvas y montañas, mientras aseguró que solo responderán a las agresiones y evitarán ataques a las Fuerzas Armadas.
Duque calificó los anuncios de las disidencias como una "amenaza" criminal de una banda de narcoterroristas apoyada por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a quien acusa de dar refugio a comandantes del ELN y de las antiguas FARC en su país, aunque el mandatario socialista lo niega.
El presidente colombiano ordenó una persecución militar sin tregua contra las disidencias de las FARC a las que acusa de financiarse del narcotráfico y la minería ilegal, lo que en concepto de Acosta provocará un incremento de la confrontación en el país de 48 millones de habitantes.
"Colombia está ad portas de tener una segunda guerra, o un segundo conflicto", afirmó el facilitador de paz quien dijo que los objetivos de los ataques serían los bienes de los políticos, de los empresarios y del Estado.
Acosta se declaró dispuesto a tender puentes entre el Gobierno y las disidencias de las FARC para evitar el incremento de la confrontación.
"Cada día me afirmo más en decir que si es necesario continuar en esa brega por lograr la paz para este país, y mi vida se va en ello, pues valió la pena haber vivido, uno se tiene que morir de algo y que bueno uno morirse por ayudar a lograr la paz de esta patria adolorida", declaró.
Y sin ninguna reserva pidió al Gobierno y los disidentes negociar, algo que el presidente Duque no tiene en el radar.
"No hay necesidad de empezar a derramar sangre para saber que hay que sentarse a negociar, todo derramamiento de sangre es inútil. Es conveniente y necesario que el Estado y esta dirigencia de la nueva insurgencia se sienten a negociar", concluyó.