El empresario Enrique Ghisays aceptó que, a cambio de US$750.000, legalizar los US$6,5 millones que Odebrecht le pagó en sobornos al ex viceministro de Transporte, Gabriel García Morales.
Enrique Ghisays Manzur pasó a hacer parte del escándalo de corrupción más grande que haya sacudido a Latinoamérica, llamado Odebrecht, como el empresario que “lavó” el soborno de US$6,5 millones que esa constructora le pagó a Gabriel García Morales, entonces viceministro de Transporte. García Morales admitió haber recibido el dinero a cambio de amañar la licitación de la Ruta del Sol Sector II, contrato que obtuvo la multinacional en diciembre de 2009, y fue detenido en enero pasado. Dos meses después se vino a saber que fue gracias a los hermanos Enrique y Eduardo Ghisays que ese soborno entró a Colombia.
En la audiencia de imputación de cargos que se realizó este lunes, Ghisays no solo aceptó su responsabilidad, sino que aceptó también colaborar con la justicia. Por eso fue más fácil descifrar que el 20 de enero de 2010, en Panamá, Enrique Ghisays creó la empresa Lurion Trading junto a su hermano Eduardo y que le cobraron a García Morales, amigo personal suyo, una comisión de alrededor de US$750.000 a cambio de legalizar los sobornos que pagó la constructora brasileña por direccionarles el contrato de más de $2 billones (US$672,2 millones).
La investigación de la Fiscalía se centra en la colaboración que entregaron a la justicia colombiana tres directivos de Odebrecht: Luiz Antonio Bueno Junior, ex presidente de la constructora en Colombia; Luiz Antonio Mameri, presidente para América Latina, y Luiz Eduardo da Rocha Soares, quien tenía el alias de Toshio y era director de la División de Operaciones Estructuradas en Brasil, la oficina desde la que se despachaban los sobornos a cuentas en paraísos fiscales. Según los investigadores, fue Luiz Bueno quien le indicó al exviceministro García Morales que debía contactarse con empresarios que tuvieran la capacidad de crear sociedades en el exterior para así recibir los sobornos.
“Gabriel Ignacio García Morales, cartagenero de nacimiento, conocía ampliamente a los empresarios que podían cumplir con los requerimientos de los funcionarios de la empresa brasileña. Ubicó a los hermanos Enrique José y Eduardo Assad Ghisays Manzur, a quienes conocía de vieja data como compañeros de estudio, luego en el campo empresarial y con quienes sostuvo negocios. Enterados del asunto, deciden participar en el mismo, de manera particular acá el indiciado (Enrique Ghisays)”, dijo en la audiencia la fiscal del caso.
La orden, aseguró la Fiscalía, fue que Enrique Ghisays debía viajar a Miami para reunirse con Toshio, encargado de repartir los sobornos en Odebrecht. El directivo le dijo que fuera a las oficinas de la firma de abogados Akerman Center, donde le ayudaron a crear la sociedad offshore panameña Lurion Trading y una cuenta en la banca privada de Andorra. Por esta vía, los hermanos Ghisays quedaron como titulares de la cuenta a la que se giraron los US$6,5 millones que le pagaron a García Morales por direccionar la licitación de la Ruta del Sol.
Según el organismo investigador, el mismo Enrique Ghisays confesó cómo los movimientos financieros fueron “finamente planeados”. Los US$6,5 millones se entregaron en seis giros en 2010, cuando Odebrecht ya se había hecho al contrato de Ruta del Sol: el 2 de marzo por US$2 millones; el 8 de marzo por US$500.000; el 27 de abril por US$2,5 millones; el 7 de julio por $685.750; el 16 de julio US$684.250 y el 3 de septiembre por US$130.000. Asimismo, la fiscal del caso explicó la forma en que trasladaron esos millones de dólares en cuatro transacciones a una cuenta en Estados Unidos del banco USB de Miami y luego a otras sociedades en el exterior y en Colombia entre 2010 y 2011.
“El 11 de junio de 2010 hubo un retiro por US$4 millones. El segundo fue el 20 de agosto de 2010 por US$1,5 millones. El 28 de enero de 2011 fue el tercero y se hizo por US$850.000. Y el último fue el 22 de diciembre de 2011 por US$130.000, dando como saldo total US$6.480.0000. Lo que indicaría que faltarían US$20.000. Según las explicaciones que dieron, es un abono que se dejó para el mantenimiento y administración de la cuenta”, precisó la Fiscalía.
Gracias a la información que, por primera vez en la historia, entregó Panamá sobre los movimientos de una sociedad creada en su territorio, y con correos y extractos bancarios aportados por Enrique Ghisays, se demostró la forma en que se movió la plata desde Lurion Trading. Toda la plata en Andorra se giró al banco USB, desde donde se hizo una inversión de US$2 millones en Pacific Infraestructure. El ingreso del dinero se lo alertó a la Fiscalía el mismo presidente de la sociedad, el exviceministro de Transporte Juan Ricardo Noero, quien rindió interrogatorio el pasado 23 de febrero por este tema. Esas acciones quedaron en manos de la empresa panameña Oil & Gas Logistics., propiedad de Eduardo Ghisays, a quien le imputarán cargos en los próximos días.
La plata restante, posteriormente fue trasladada a otro banco de Estados Unidos, el Wells Fargo de Miami, porque supuestamente generaba mayores rendimientos. Desde esta entidad fue que finalmente se hicieron 11 giros a estas sociedades y personas: Valores Bancolombia (a donde fue a parar la plata de la comisión de los hermanos Ghisays), Phillips Caribbean Panamá, Motta International, Sony Electronics, Grupo Akkar LL, Adata Technology, Udiotech Limited, Equilibria Venture LLC, Costal Marine Contractos (que vendía barcazas), Colon Corp en Antigua y Bermuda y a Rafael Pérez Lequerica.
La Fiscalía precisó que aún hay más de US$2,3 millones que los hermanos Ghisays no supieron explicar en qué se gastaron. Para los investigadores, los “despilfarraron” porque, según declaró Enrique Ghisays, un millón de dólares se perdió en inversiones en la bolsa de valores y el resto se utilizó para cubrir gastos operacionales de Lurion Trading. “A sus arcas ingresaron dineros de actividades ilícitas, eso es evidente, y el mismo indiciado ha entregado los sustentos que dan cuenta del crecimiento patrimonial injustificado luego de atravesar dos quiebras”, concluyó la Fiscalía, que ya inició procesos de extinción de dominio para tratar de recuperar los recursos.
El abogado defensor de Enrique Ghisays solicito que se le diera un principio de oportunidad, pues su colaboración ha sido efectiva y la Fiscalía ha podido hallar la ruta del dinero de los sobornos. Tras aceptar cargos por enriquecimiento ilícito y lavado de activos, Ghisays podría enfrentar a una pena de 22 años de prisión que se reduciría en un 50%. Por el momento, la Fiscalía solicitó que se le impusiera medida de aseguramiento en centro carcelario.