Será el primer viaje de Francisco a México, pero el séptimo de un Papa a esta nación que fue sacudida por la desaparición de 43 estudiantes en 2014 y por denuncias de pederastia contra curas de la Iglesia Católica en los últimos años.
El Papa Francisco visitará a partir de este viernes algunos de los rincones más lastimados por la violencia y la pobreza en México, un país de fervientes católicos azotado por el crimen organizado y la corrupción que el pontífice recorrerá de punta a punta.
Durante cinco días, el jesuita argentino celebrará misas en la Basílica de Guadalupe y en la periferia de la capital, visitará a reos y hablará a los inmigrantes en la fronteriza Ciudad Juárez, se reunirá con indígenas en el empobrecido estado de Chiapas y con clérigos en la ciudad colonial de Morelia.
Será el primer viaje de Francisco a México, pero el séptimo de un Papa a esta nación que fue sacudida por la desaparición de 43 estudiantes en 2014 y por denuncias de pederastia contra curas de la Iglesia Católica en los últimos años.
Adelantando el tono de sus mensajes, el Papa dijo la semana pasada que exhortará a luchar día a día contra la corrupción, el crimen organizado y la trata de personas en el país.
"Lo primero que se va a encontrar (el Papa) es un sistema político corruptísimo, personas corruptas con las que él va a tener que intercambiar saludos", dijo el sacerdote Alejandro Solalinde, activista por los derechos de los migrantes. "Pero eso no le va a impedir que tenga que hablar claro y decir un mensaje a esta nación, incluyendo a los mismos funcionarios".
Algunos familiares de los 43 estudiantes desaparecidos -muchos de ellos católicos- están decepcionados porque el primer Papa latinoamericano no ha apartado en su agenda oficial un tiempo para reunirse con ellos. Otros aún guardan la ilusión de poder encontrarse con él.
"No perdemos la esperanza de poder hablar con el Papa, él como nuestro representante puede presionar al Gobierno que de una vez nos diga qué pasó con nuestros hijos", dijo Metodia Carrillo, madre de Luis Abarca, uno de los 43 desaparecidos.
Los familiares esperan al menos algún tipo de mensaje del pontífice, que se ha destacado por sus posturas más progresistas que sus antecesores, en sus discursos u homilías.
"Tenemos la certeza de que en su corazón estarán presentes y que emitirá, no sólo un mensaje de esperanza, sino una postura firme y crítica contra el gobierno mexicano que ha incumplido con sus responsabilidades internacionales de velar por la vida y los derechos fundamentales", dijo la organización Tlachinollan, que representa legalmente a los familiares.
El caso de los estudiantes dejó al desnudo complicidades entre policías, alcaldes y el crimen organizado, y se convirtió en un emblema de la crisis de derechos humanos que según organismos locales e internacionales vive México.
Más de 120,000 personas han sido asesinadas desde 2007 en medio del combate a los cárteles de la droga y al menos 26,000 permanecen desaparecidas.
La misa en Ciudad Juárez es la oportunidad que el Papa apartó para tener contacto con las familias de los desaparecidos de todo el país, y para conocer de cerca el fenómeno de la inmigración hacia Estados Unidos, dijo el obispo Eugenio Lira, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Durante la visita, Francisco también celebrará una misa en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, donde en 1994 los indígenas se alzaron en armas para defender sus derechos liderados por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Se espera que el Papa visite allí la tumba de Samuel Ruiz, quien pasó 40 años como obispo de Chiapas abogando por los derechos de los indígenas y a quien se le acusó de esgrimir "la teología de la violencia" por apoyar sus reivindicaciones.
Pederastía, una hereda abierta. La pederastia es una profunda herida abierta para la Iglesia Católica en México.
Por eso se espera que el Papa aluda en sus mensajes a las víctimas de este crimen, después de que el sacerdote Marcial Maciel, fundador de la poderosa orden Legionarios de Cristo, protagonizara décadas atrás uno de los peores escándalos sexuales en la historia de la Iglesia al comprobarse que llevó una doble vida y abusó de seminaristas por años.
La Iglesia le impuso a Maciel una vida de penitencia y oración, pero murió en el 2008 sin que tuviera que someterse ante la justicia terrenal y sin pedir perdón a las víctimas, que en su mayoría no fueron indemnizadas, como ocurrió con casos similares en Estados Unidos.
Para Bernardo Barranco, un renombrado analista del catolicismo, si Francisco habla del tema podría ser un aliento para los afectados y también una advertencia a los miembros del clero que supuestamente encubrieron a los sacerdotes pederastas.
"Una referencia que pueda tener Francisco frente al tema puede tener una repercusión insospechada al interior del episcopado y de la Iglesia mexicana", afirmó.
Pero los que sufrieron a manos del padre Maciel y de otros sacerdotes no son tan optimistas, y creen que Francisco no se atreverá a quebrar la diplomacia que imponen este tipo de visitas y que intentará no molestar al clero ni al Gobierno.
"Puedo hablar, no a nombre ni en nombre de mis compañeros, pero sí puedo referir lo que ellos piensan. Y piensan en este caso como su servidor (yo), que el Papa, que el Vaticano, no tiene interés verdadero en nuestro caso", dijo a Reuters Jesús Barba, un académico de 76 años que fue víctima de Maciel en su juventud.