El candidato del PRI se ha apoyado en su carismática figura -incluso lo llaman el “Luis Miguel” de la política- para liderar los sondeos. Mientras, por segunda vez Manuel López Obrador intenta llegar a la presidencia y la oficialista Josefina Vázquez Mota busca ser la primera mujer en ocupar el cargo.
México D.F. El candidato presidencial del PRI, favorito de las encuestas, se perfila como una figura joven, elegante y capaz de desatar entre las mexicanas la euforia típica de un cantante famoso.
El Partido Revolucionario Institucional, que el escritor peruano Mario Vargas Llosa describió como "la dictadura perfecta", timoneó el país por 71 años seguidos hasta el 2000, cuando la población lo castigó en las urnas hastiada de los escándalos de corrupción y el autoritarismo.
Pero todo indica que el ángel de Peña logrará que los mexicanos, cansados de la violencia del narcotráfico en los últimos seis años y la falta de empleo- perdonen al PRI y le den de nuevo un voto de confianza.
La campaña se centró en su figura. El ex gobernador de 45 años no lanzó al ruedo propuestas realmente novedosas para atacar los principales problemas de la nación de 112 millones de habitantes, como la seguridad pública y el bajo crecimiento económico.
Pero puso en práctica la misma fórmula que usó cuando fue gobernador del populoso Estado de México (2005-2011): firmar ante notario sus compromisos, con lo que consolidó una imagen de funcionario confiable.
"Tú me conoces, y sabes que lo voy a cumplir", repitió en la propaganda que inundó los medios de comunicación durante los 90 días de campaña.
Sus adversarios y medios de prensa llegan a decir que es un "producto de mercadotecnia", un galán de telenovelas impuesto por la poderosa Televisa y que una de las patas del plan fue su matrimonio en el 2010 con una de las estrellas de la cadena, la popular actriz Angélica Rivera.
Hay quienes lo llaman el "Luis Miguel" de la política por su aspecto de galán y porque en los actos públicos muchas de sus simpatizantes pierden la cabeza por él. Peña se deja abrazar, besar y tomar fotos por todas.
Durante su campaña a gobernador en el 2005, llegaron a gritarle "¡Enrique, bombón, contigo hasta el colchón!" y, cual cantante, tuvo clubes de fans por todo el país que fueron impulsados por su primera esposa, Mónica Pretelini.
El gobernante Partido Acción Nacional (PAN) desafió su estilo y aseguró que muchas obras en el Estado de México quedaron inconclusas o eran pequeñas tareas normales de cualquier municipio ampliamente promocionadas con dinero público.
Sus adversarios y medios de prensa llegan a decir que es un "producto de mercadotecnia", un galán de telenovelas impuesto por la poderosa Televisa y que una de las patas del plan fue su matrimonio en el 2010 con una de las estrellas de la cadena, la popular actriz Angélica Rivera.
Pero nada hizo mella en su popularidad, ni la revelación de infidelidades, ni los dos hijos que tuvo con amantes durante su primer matrimonio, ni siquiera un amplio movimiento estudiantil que se declaró "anti-Peña" y organizó marchas en su contra.
Declarado como un pragmático que le gustan los resultados y no las ideologías, dijo que de ser presidente impulsará más apertura a capitales privados en la petrolera Pemex, la vaca sagrada de la economía mexicana, en una reforma que primero debería vencer resistencia dentro de su propio partido.
Peña se formó políticamente en lo que analistas llaman el Grupo Atlacomulco, visto como parte de la vieja guardia del PRI, a menudo caricaturizada como un dinosaurio de pesada cola que manejó los hilos de muchas administraciones priístas.
El Grupo, cuya existencia niegan líderes del partido, está integrado supuestamente por ex gobernadores del Estado de México que nacieron en el pueblo de Atlacomulco en las últimas siete décadas, y que funciona como una suerte de familia muy unida.
A su alrededor se han tejido oscuras historias de corrupción y se dice que una adivina del pueblo predijo que de allí saldrían seis gobernadores y uno de ellos llegaría a presidente.
Hasta ahora ninguno lo logró, pero Peña es el séptimo gobernador de Atlacomulco, según el libro "Negocios de familia", de Francisco Cruz y Jorge Toribio Montiel.
El segundo intento de López Obrador. El candidato de la izquierda mexicana, Andrés Manuel López Obrador, ha batallado para sacudirse una imagen de conflictivo mientras busca por segunda vez la presidencia, pero no parece haber convencido a todos los que le dieron la espalda hace seis años por sus escandalosas protestas.
Con una larga historia de controversias, el experimentado político de 58 años organizó en 2006 manifestaciones y bloqueos de calles en la congestionada capital para denunciar que le robaron las elecciones, tras perder por apenas 0,56 puntos porcentuales de los votos frente al ahora presidente Felipe Calderón.
López Obrador inició la carrera en el tercer lugar de las preferencias rumbo a la elección del domingo, lejos del favorito Enrique Peña Nieto, del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Con el paso de las semanas, sus promesas de convertir al país en una "república amorosa" y su estrategia de reunirse con empresarios que antes fustigaba comenzaron a atraer a votantes.
Logró colocarse en segundo lugar de las preferencias -aunque todavía a más de 10 puntos del líder- ayudado por un serie de protestas juveniles contra Peña y el descontento con el Gobierno que golpeó a la aspirante oficialista Josefina Vázquez Mota, que cayó al tercer lugar.
De origen humilde y costumbres austeras, el canoso López Obrador es apodado "el Peje" por el pejelagarto, un pez típico de su natal estado sureño de Tabasco. Se suele presentar ante sus seguidores en mangas de camisa blanca y sin corbata, con su particular acento tabasqueño para hablar.
Sus inicios como defensor de los derechos de los indígenas en Tabasco y luego los subsidios a ancianos pobres cuando fue alcalde la Ciudad de México (2000-2005) le ganaron una imagen de portavoz de los humildes.
Pero al izquierdista, quien al inicio de la campaña proclamó el amor al prójimo, le cuesta dominar su carácter visceral.
En recientes semanas arremetió contra sus rivales, a los que acusa de estar orquestando un fraude. Si bien se comprometió a aceptar los resultados del comicio, sus últimas declaraciones despertaron temores a que no acepte una derrota y encienda un nuevo conflicto tras las elecciones.
Hace seis años, cuando se nombró "presidente legítimo" llamando a Calderón "el espurio" y mandó "al diablo" a las instituciones, denunció que una "mafia" de políticos y oligarcas le cortó el paso a la presidencia.
El izquierdista, que como otros dirigentes del PRD inició su vida política en el PRI, dijo en una entrevista con Reuters en enero que quería que las empresas mineras extranjeras pagaran más impuestos, así como acabar con los extendidos monopolios empresariales del país y mejorar los salarios.
Pero sus detractores dicen que sus proyectos económicos no suenan muy convincentes, entre los que se encuentran planes de austeridad como el recorte de sueldos a funcionarios y la eliminación de privilegios fiscales, en lugar de elevar impuestos.
López Obrador, quien enviudó en 2003 y volvió a casarse en 2006, ha dicho que de perder las elecciones de este domingo se irá a "La Chingada", una finca que heredó de sus padres en el sureño estado de Chiapas.
La candidata oficialista. Josefina Vázquez Mota busca convertirse en la primera presidenta de México, pero una errática campaña y el descontento por los yerros de su partido en 12 años de gobierno están alejando a la economista de esa meta.
Desde un comienzo el panorama no pintaba fácil para la candidata del gobernante Partido Acción Nacional (PAN) de 51 años, que ensayó distintos tonos en su campaña, desde el conciliador hasta el ataque frontal contra sus contrincantes.
En tres meses tenía que acortar la abismal ventaja que le llevaba en los sondeos de intención de voto para las elecciones del 1 de julio el favorito Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Pero la falta de respaldo del propio presidente Felipe Calderón -que apoyó a un precandidato derrotado por Vázquez Mota en las primarias del partido- y la ausencia de un espaldarazo unificado de las corrientes del PAN le pasaron factura.
Para complicar las cosas, la ex secretaria de Desarrollo Social durante el Gobierno de Vicente Fox y también de Educación bajo la administración de Calderón, inició su campaña con un estadio semivacío, eventos cancelados e incluso dudas sobre su salud después de que se mareara durante un discurso.
Este cóctel de factores arrastró a fines de mayo a la conservadora Vázquez Mota desde el segundo lugar en las preferencias a un tercer lugar detrás del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que había perdido los comicios del 2006 frente al saliente Calderón por menos de un punto porcentual.
Hasta ahora Vázquez Mota no ha logrado explicar con claridad a los mexicanos su eslogan de campaña, según analistas.
¿Por qué, más allá de ser la única mujer en la carrera presidencial, ella es "diferente"?
"Pina", como la llaman sus allegados, ha intentado despejar las dudas delineando propuestas, como buscar abrir al capital privado el estratégico sector petrolero controlado por el Estado, algo delicado por el nacionalismo de los mexicanos sobre el tema; impulsar una reforma laboral y simplificar impuestos.
Pero la candidata tiene como lastre la herencia de dos gobiernos seguidos del PAN, que si bien ha logrado tibias reformas, no pudo lograr un vigoroso crecimiento para sacar a millones de la pobreza ni tampoco apaciguar la violencia por la sangrienta guerra contra las drogas que asola al país.
Sus conocidos aseguran que Vázquez Mota duerme poco y trabaja mucho, que es muy buena coordinando a sus equipos de colaboradores, que no tiene miedo en reconocer sus limitantes y que aprende muy rápido.
Durante su gestión al frente de la cartera de Educación, se enfrentó a la poderosa líder del sindicato de maestros, Elba Esther Gordillo.
Después de dejar la secretaría asumió como diputada federal y líder de la bancada del PAN, donde a pesar de su actitud conciliadora con la oposición no logró negociar grandes avances en las reformas legislativas impulsadas por Calderón.
Casada hace más de 27 años y madre de tres hijas, Vázquez Mota vive en una urbanización acomodada a las afueras de la Ciudad de México y ha confesado que nunca probó la marihuana y que sólo se ha sometido a cirugías estéticas "mínimas indispensables".
Esta es la primera vez que hace campaña en su carrera política para conquistar votos y ha alternado su tono conciliador con duros disparos contra los adversarios, brotes de sentimentalismo y humor.
"Iremos a conquistar el voto, iremos a mover las almas", dijo el sábado en Plaza de Toros de la Ciudad de México, su último evento de campaña en la capital del país.
*Con información de Reuters