Dos masacres de civiles en las últimas dos semanas han añadido urgencia a las conversaciones entre las potencias occidentales sobre qué hacer dado que el alto el fuego, que entró en vigor el 12 de abril pero no ha logrado detener la violencia.
Diecisiete personas, incluyendo 10 mujeres, murieron durante la madrugada del sábado en un bombardeo en la ciudad siria de Derá, donde comenzó hace 15 meses el alzamiento contra el presidente Bashar al-Assad, dijo el grupo activista Observatorio sirio de Derechos Humanos.
El viernes también se registraron combates en Homs y Damasco, donde murieron un total de 44 y 25 civiles respectivamente, según indicó el organismo, mostrando que ningún bando respeta el alto el fuego auspiciado por Naciones Unidas, un fracaso que ha dejado a las potencias occidentales divididas sobre qué hacer ahora.
"No hemos dormido en toda la noche, la situación es un desastre, (hubo) toda clase de explosiones y armas pesadas", dijo a través de Skype un residente de Derá que se identificó como Adnan.
"Podíamos oír la explosión de los cohetes que caían en el barrio de al lado. Si nosotros teníamos miedo, puedes imaginarte lo asustados que están nuestros hijos", sostuvo.
Dos masacres de civiles en las últimas dos semanas han añadido urgencia a las conversaciones entre las potencias occidentales sobre qué hacer dado que el alto el fuego, que entró en vigor el 12 de abril pero no ha logrado detener la violencia.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, tenía previsto ofrecer una rueda de prensa el sábado para hablar de su propuesta de celebrar una reunión de naciones y grupos con influencia en el Gobierno de Assad y sus oponentes como una forma de presionar a ambos bandos.
Washington, que está en frecuente contacto de alto nivel con Moscú por la crisis siria, se opone a la postura rusa de que Irán, aliada de Assad, debería asistir a una reunión semejante.
Rusia ha empleado su poder de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para proteger a Assad de condenas y sanciones coordinadas, preocupada por lo que considera el deseo occidental por un cambio de régimen al estilo libio y en un intento de mantener su importante presencia en Oriente Medio.
Washington acusa a Irán de ayudar al Gobierno sirio y a la milicia pro Assad a sofocar el alzamiento, algo que Teherán niega.
Sectarismo. Subrayando la naturaleza sectaria del conflicto, los rebeldes que retienen a 11 peregrinos chiitas libaneses dijeron que los liberarían cuando su país haya establecido un nuevo "Estado civil", según mostró un video obtenido por la cadena Al Jazeera.
"Los huéspedes serán liberados por el Estado civil sirio cuando su caso sea revisado por un nuevo Parlamento democrático", dijeron los rebeldes en un comunicado escrito en el video, en el que los rehenes aparecían con aparente buena salud.
Sin embargo, el comunicado dejaba espacio a las negociaciones, al añadir: "Dada la situación actual, sería posible negociar su liberación con países vecinos".
Los rehenes estaban en un autobús que fue detenido por hombres armados cuando cruzaba el norte de Siria desde Turquía, en su camino de vuelta a casa de un peregrinaje en la Irán chiita.
La revuelta contra Assad está dirigida en buena parte por miembros de la mayoría suní del país. Muchos dicen que sus intereses han sido aplastados bajo el Gobierno de Assad, que forma parte de la minoría alauita, considerada como una escisión del Islam chiita.
Los observadores de Naciones Unidas siguen trabajando para determinar lo que ocurrió en la aldea de Mazraat al Qubeir, donde activistas de la oposición dicen que al menos 78 personas fueron masacradas el miércoles.
Cuando visitaron el lugar el viernes, los observadores encontraron casas vacías cubiertas de sangre y olor a carne quemada.
En los alrededores se veían huellas de vehículos blindados y algunas casas estaban dañadas por cohetes de vehículos blindados, granadas y armas de diverso calibre. Sólo el Ejército sirio tiene esta clase de vehículos o armas pesadas.
El incidente se produjo dos semanas después de una masacre en la localidad de Houla, donde murieron al menos 108 hombres, mujeres y niños. Naciones Unidas ha dicho que parecía ser obra de fuerzas del Gobierno sirio y milicias armadas.
En la capital, Damasco, que fuera un bastión relativamente seguro de Assad, se oyeron fuertes explosiones durante la noche, un día después de que los habitantes del lugar reportaran algunos de los combates más fuertes entre rebeldes y fuerzas de seguridad registrados en la ciudad.
La carretera principal al sur, que va de Damasco a Derá, estaba bloqueada por neumáticos en llamas y podía verse humo negro sobre la ciudad, según los activistas.
Fuentes activistas informaron además de otro día de duros bombardeos en zonas opositoras de la ciudad central de Homs, donde se han producido algunos de los más cruentos derramamientos de sangre.
