El presidente de Ecuador dijo que se presentará en 2017 a una nueva reelección "sólo si las circunstancias lo ameritan" y como un "último recurso" ante un eventual avance de la oposición de derecha.
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, dijo este sábado que no rehuirá a un eventual desafío de la oposición para que se llame a una consulta popular sobre la reelección indefinida, figura que el oficialismo aspira a que se apruebe en el Parlamento.
Correa, en su habitual programa de radio y televisión de los sábados, remarcó que él se presentará en 2017 a una nueva reelección "sólo si las circunstancias lo ameritan" y como un "último recurso" ante un eventual avance de la oposición de derechas.
Según el mandatario hay grupos de oposición que han anunciado la recogida de firmas entre la población, con las que pretenden solicitar a la autoridad electoral la convocatoria a una consulta popular contra la posibilidad de reelección presidencial indefinida.
"Quieren ahora reunir firmas, la derecha con la izquierda, con cierta dirigencia indígena; miren como se juntan contra la revolución" ciudadana, dijo el gobernante al aclarar que si la posibilidad de una consulta popular se llega a concretar, lo aprovechará para preguntar al pueblo otros asuntos.
Según él, oponerse a la reelección y a la alternancia de autoridades podría entenderse como una cortapisa al derecho de los votantes que apoyen la continuidad en la gestión de ciertos cargos.
Por ello, calificó como una "contradicción" la oposición a la reelección y dijo que, en definitiva, esa posibilidad debe quedar en manos del pueblo en las urnas.
"Ojalá que (los opositores) puedan reunir las firmas" y de ese modo "nos vemos en las urnas, no sólo para el asunto de la reelección (...), también para preguntar otras cosas" como el reciente acuerdo comercial con la Unión Europea o el uso de cocinas a inducción eléctrica en los hogares en lugar del gas licuado de petróleo, añadió.
Correa dijo creer que, en torno al asunto de la reelección en la consulta popular, el oficialismo vencería a la oposición, aunque aseguró: "Si perdemos hasta les agradecería; créanme que para mí es un dilema muy fuerte".
De todas maneras, si se llamara a una consulta popular, el Ejecutivo aprovecharía esa opción para preguntar al pueblo sobre otras "muchas cosas que se están politizando", como el acuerdo comercial con la UE o el cambio en el uso en hogares del gas licuado de petróleo por cocinas que consuman electricidad.